Esto he oído. Una vez el Bhagavan[1]
viajó a Rajagaha, acompañado por un gran número de monjes. Muchos de estos
monjes habían sido antiguos adoradores del fuego, y se habían unido a la Sangha[2]
al mismo tiempo que su jefe, Kassapa.
Cuando Seniya Bimbisara, el Rey de Magadha[3],
oyó de la llegada del Buda Sakyamuni[4],
de quien la gente decía:”El es el Tathagata[5],
el Buda[6]
Bhagavan, el Maestro de dioses y hombres”, se puso en camino asistido por sus
generales y ministros, y llegó a la arboleda en la que estaba el Bhagavan.
Allí ellos vieron al Bhagavan en compañía de Kassapa, el gran
líder religioso de los adoradores del fuego, y se quedaron atónitos, y
pensaron: “¿El gran Sakyamuni se ha colocado bajo la dirección espiritual de
Kassapa, o ha sido Kassapa quien se ha convertido en discípulo del Buda?”
Entonces el Buda, viendo la expresión de los rostros de la
gente, dijo a Kassapa: “¿Qué conocimiento has logrado, ¡Oh Kassapa!, y qué te
ha inducido a renunciar al fuego sagrado y a abandonar las severas
penitencias?”
Kassapa respondió: “El beneficio derivado de la adoración del
fuego fue el continuar en la rueda de nacimientos[7],
con todas sus penas y vanidades. Yo he abandonado esas prácticas, y en vez de
continuar con las penitencias y sacrificios, yo he ido en búsqueda del Nirvana
Supremo. Puesto que yo he visto la luz de la verdad, yo he abandonado la
adoración al fuego”.
Entonces el Buda, sabiendo que la asamblea estaba ya
preparada para recibir el Dharma[8],
habló de este modo a Bimbisara, el Rey de Magadha:
“Aquellos que conocen la naturaleza del yo, y comprenden la
forma en la que actúan los sentidos, no encuentran lugar para el egoísmo, y por
lo tanto alcanzarán la paz. El mundo se agarra al pensamiento de un yo, y a
partir de esto surge una aprehensión falsa. Algunos dicen que el yo perdura
tras la muerte, otros dicen que perece. Ambos están equivocados, y su error es
el más lamentable. Pues si dicen que el
yo perece, el fruto por el que se esfuerzan también perecerá, y al mismo tiempo
no existirá en el futuro. El bien y el mal serían indiferentes. Esta salvación
del egoísmo no tiene mérito.
Por otro lado, cuando alguien dice que el yo no perecerá,
entonces en el medio de toda vida y muerte hay una entidad que no nace y que no
muere. Si tal es su yo, entonces es perfecto y no puede ser perfeccionado por
medio de acciones. El yo duradero e imperecedero nunca podría ser cambiado. El
yo sería el señor y maestro, y no tendría sentido el perfeccionar lo perfecto;
por tanto la disciplina moral y la liberación serían innecesarias.
Pero ahora nosotros vemos las marcas de la alegría y el
sufrimiento. ¿Dónde está cualquier tipo de permanencia? Si no hay ningún yo
permanente que sea el que ejecuta nuestras acciones, entonces no hay ningún yo;
no hay ningún actor detrás de nuestras acciones; no hay nadie que perciba tras
nuestra percepción; no hay ningún señor tras nuestras acciones.
¡Ahora atended y escuchad bien! Los sentidos encuentran el
objeto, y a partir de su contacto nace la sensación; y a partir de esto resulta
el recuerdo. Así, del mismo modo en que el poder de los rayos del Sol pasando a
través de una lupa hace que se origine un fuego, de forma semejante, a través
de la cognición nacida de los sentidos y de los objetos de los sentidos, se
origina la mente y con ella el ego, el pensamiento de “yo soy”, a quien algunos
maestros Brahmanes llaman “el Señor”. El brote surge de la semilla; pero la
semilla no es el brote; ambos no son uno y lo mismo, sino fases sucesivas en
continuo desarrollo. Así es el nacimiento de la vida animada.
Aquellos de vosotros que sois esclavos del yo, y que estáis a
su servicio desde la mañana a la noche, aquellos de vosotros que vivís con un
miedo constante al nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, ¡Recibid la buena
noticia de que vuestro cruel dominador no existe!
El yo es un error, una ilusión, y un sueño. Abrid vuestros
ojos y despertad. Ved las cosas tal como son[9],
y seréis confortados. Aquellos que están despiertos ya no tendrán más miedo a
las pesadillas. Aquellos que han reconocido la naturaleza de la cuerda que parecía
ser una serpiente, dejarán de temblar. Aquellos que han encontrado que el yo no
existe, dejarán pasar de largo toda lujuria y deseo egoísta. El aferramiento a
las cosas, la codicia, y la sensualidad heredada de las existencias anteriores
son las causas de la miseria y vanidad en el mundo. Venced la tendencia al
deseo del egoísmo, y lograreis ese estado de calma mental que trae paz
perfecta, bondad, y sabiduría”.
Y entonces, el Buda hizo esta solemne declaración en verso:
“No engañéis, no os despreciéis
Unos a otros, nunca.
No deberíais de estar enfadados,
Ni albergar un secreto resentimiento.
Pues, lo mismo que una madre arriesga su vida
Y cuida de su hijo,
¡Así de ilimitado debería de ser vuestro amor hacia todos,
Así de tierno, amable, y apacible!
Indudablemente, tened buena voluntad y dispersarla a derecha
e izquierda,
En todo el entorno, primero y después;
Y hacedlo sin obstáculos, sin escatimar nada,
Libres de envidia y odio.
Hacedlo mientras permanecéis de pie, caminando, sentados;
Tengáis en mente lo que tengáis.
La norma de vida que siempre es la mejor
Es ser cariñosos y amables.
Los regalos es algo muy grande, la fundación de viharas[10]
es algo muy meritorio, las meditaciones y las prácticas religiosas pacifican el
corazón, la comprensión de la verdad lleva al Nirvana, pero más grande que todo
esto es la amabilidad llena de afecto. Del mismo modo en que la luz de la Luna
es dieciséis veces más fuerte que la luz de todas las estrellas, la amabilidad
llena de afecto es dieciséis veces más eficaz para liberar el corazón, que
cualesquiera otros logros religiosos tomados juntos.
Este estado del corazón es el mejor en el mundo. Dejad que
los seres sintientes permanezcan firmes en él mientras están despiertos, tanto
que estén de pie, andando, sentados, o acostados.”
Cuando el Iluminado hubo terminado este discurso, el Rey de
Magadha dijo al Bhagavan: “En los días del pasado, Bhagavan, cuando yo era un
príncipe, yo ansiaba cuatro deseos. Yo desee que pudiera ser proclamado como
rey. Este fue mi primer deseo, y se ha visto cumplido. Después, yo desee que el
Buda, el Perfectamente Iluminado, apareciera en la Tierra mientras yo
gobernara, y que El pudiera venir a mi reino. Este fue mi segundo deseo, y se
ha visto cumplido ahora. Además, yo desee: “Que pueda presentarle mis
respetos”. Este fue mi tercer deseo, y se ha cumplido ahora. El cuarto deseo
fue: “Que pueda el Bhagavan exponerme la Doctrina, y esto se ha visto cumplido
ahora. Sin embargo, el mayor de los deseos, era el quinto deseo:” ¡Que pueda yo
comprender la Doctrina del Bhagavan!” Y este deseo también se ha cumplido.
¡La verdad expuesta por el Tathagata es la más gloriosa!
Nuestro Señor, el Buda, ha puesto boca arriba lo que estaba boca abajo; ha
revelado lo que estaba oculto; ha indicado el camino para el ser errante que
esta extraviado; El ha encendido una lámpara en la oscuridad de forma que
aquellos que tienen ojos puedan ver.
Yo tomo refugio en el Buda; yo tomo refugio en el Dharma; yo
tomo refugio en la Sangha”.
Entonces, el Tathagata mostró su ilimitado poder espiritual,
obtenido por las inmensurables acumulaciones de mérito y sabiduría. El domó y
armonizó todas las mentes. Los hizo ver y aceptar la verdad, y las semillas de
la virtud fueron sembradas a través de todo el reino.
Fin del Sutra.
Traducido al castellano y anotado por el ignorante y falto de
devoción upasaka Losang Gyatso. Dedicado a M.C.S.P. cuya amabilidad llena de
afecto, siempre tengo tan cercana. ¡Que este discurso del Buda pueda contribuir
a traerle paz y felicidad, y también a todos los seres!
Mangalam[11].
[1] El
Bendito, el Señor.
[2]
La Comunidad de los seguidores del Buda.
[3]
Antiguo reino del Norte de India.
[4]
El Sabio de los Sakya. El príncipe Gotama, el futuro Buda, nació dentro del
Clan de los Sakya.
[5] El Así
Ido.
[6]
Despierto.
[7] Samsara.
[8] La
Doctrina.
[9] En su
Talidad.
[10]
Monasterios, templos, lugares para el culto.
[11] ¡Que pueda
cumplirse!
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