domingo, 2 de octubre de 2016

Sutra de la Moralidad del Laico. Capítulo Veintisiete. La Perfección de la Concentración

La Perfección de la Concentración.
Sujāta preguntó al Buda: “Bhagavan, los Bodhisattvas, los Grandes Seres, practican la Perfección de la Concentración. ¿Qué significa concentración?”
El Buda: “Buen hombre, la observación de los preceptos y el cultivo de los Cuatro Inmensurables-amor benevolente, compasión, regocijo, y ecuanimidad-es llamado “concentración”. Permanecer alejado de las aflicciones de uno, y realizar todo tipo de acciones virtuosas, es llamado “concentración”. Buen hombre, sin concentración uno no puede tener éxito en las cosas mundanas, y mucho menos en las que trascienden lo mundano. Por tanto, uno debiera de entrenarse seriamente en la meditación.
Cómo Entrenarse en la Concentración.
Si un Bodhisattva desea entrenarse en la Perfección de la Concentración, en primer lugar él debería de estar cerca de buenos amigos instruidos, para aprender los medios hábiles para conseguir la absorción meditativa, tales como el observar los preceptos de la liberación y los preceptos de restricción de las facultades, evitar toda forma incorrecta de ganarse la vida, permanecer en el Dharma, y seguir las instrucciones de sus maestros. El no debería de estar complacido con lo virtuoso conseguido, sino que debería de cultivar la virtud sin descanso. Debería de deleitarse en la tranquilidad, y evitar las cinco coberturas[1]. El debería de deleitarse en la contemplación de los males provenientes del continuo ciclo de nacimientos y muertes; y debiera de aplicarse sinceramente en la realización de buenas acciones, no dejándolo nunca.
Con atención correcta, el nunca abandona el autocontrol. El es moderado en el uso de las palabras, y moderado en dormir y comer. Puro en cuerpo y mente, el evita a los malos amigos, los intereses no adecuados, y los asuntos mundanos. El se conoce a sí mismo, conoce el momento propicio, y las acciones correctas. El observa sus estados mentales, tales como alegría, ansiedad, enfado, dulzura, y severidad; y los cambia, como hace un orfebre que es capaz de ajustar el calor y el frio sin error. Se deleita en el sabor de la concentración, dulce como el rocío. Aunque el está en medio de todas las cosas mundanas, su mente permanece impertérrita, como el Monte Sumeru, el cual no puede ser movido por los cuatro vientos.
Si su atención mental es firme, él ve las faltas que hay en el ver, oír, tocar, y conocer. Has de saber, que quien se entrena sin descanso en la absorción meditativa, puede llegar a conseguirla completa, igual que frotando madera de forma incesante llega a producirse el fuego.
La Absorción Meditativa, el Adorno de la Iluminación.
Buen hombre, sin absorción meditativa es imposible conseguir los fenómenos mundanos, o alcanzar la Iluminación que transciende al mundo. Buen hombre, las absorciones son las raíces de todos los fenómenos virtuosos. Por tanto, uno debería de controlar su mente, lo mismo que un espejo en que se refleja todo lo bueno y malo. Por ello, la absorción meditativa es llamada “el Adorno del Sendero Hacia la Iluminación”.
El disfrute del gozo en cuerpo y mente es llamado “absorción meditativa”. El estado mental que ni crece, ni decrece, es llamado “absorción meditativa firme”. Las meditaciones, desde la que visualiza los huesos sin carne de un cadáver, hasta la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación, son todas ellas llamadas “absorciones meditativas”.
Las cuatro condiciones para conseguir la absorción meditativa son: 1) determinación; 2) esfuerzo; 3) mente, y 4) sabiduría. A través de estas cuatro condiciones uno puede adquirir méritos inmensurables, y potenciar la bondad. Otras tres condiciones son: 1) escuchar el Dharma, 2) reflexionar en las enseñanzas de Dharma; y 3) aplicarlo. Partiendo de estas tres condiciones, la absorción meditativa de uno irá desarrollándose en tres niveles de progreso: entrada, permanencia, y profundización.
Buen hombre, las semillas de la absorción meditativa se encuentran en el Reino del Deseo. Debido a esas semillas, uno puede obtener la absorción meditativa. En el Reino del Deseo uno puede alcanzar absorciones meditativas que van desde el Primer Nivel de Concentración del Reino de la Forma, hasta el Nivel de Ni Con Percepción, Ni Sin Percepción del Reino Sin Forma, siendo cada nivel superior al precedente. No obstante, la absorción meditativa puede retroceder, permanecer, o profundizarse. Si uno ha alcanzado el Cuarto Nivel de Concentración del Reino de la Forma, entonces esta será firme.
En cada uno de los Cuatro Niveles de Concentración uno experimenta alegría y alegría sutil, pero no en los niveles intermedios. Esto también es verdad para la adquisición de los seis poderes milagrosos. Uno experimenta alegría y alegría sutil después de haber conseguido esos poderes, pero no antes.
La absorción meditativa es llamada el adorno de la Iluminación. A través de la absorción meditativa uno puede transitar el sendero de aquellos que aún están aprendiendo, y con posterioridad andar por el sendero de aquellos que ya no tienen más que aprender; puede adquirir los Cuatro Inmensurables; las Tres Puertas de la Liberación, y poderes mágicos inmensurables que benefician a uno y a los demás; puede conocer la mente de los demás para domarlos; revelar una inmensa sabiduría; desarrollar las cinco fuerzas[2]; mutar la capacidad pobre en superior; poner fin al ciclo de nacimiento, vejez, enfermedad, y muerte; conseguir la omnisciencia[3]; ver claramente la naturaleza de la realidad como si fuera vista a través de una gasa trasparente.
Las Cuatro Absorciones Inmensurables.
Buen hombre, un hombre sabio hace estas observaciones: “Todas mis aflicciones son mis grandes enemigos. ¿Por qué? Porque mis aflicciones pueden herirme a mí, y también herir a otros. Por tanto, yo debería de cultivar la mente del amor benevolente y de la compasión, con la intención de beneficiar  a los seres, y de obtener inmensurables fenómenos virtuosos puros.”
Los postulados de aquellos que afirman que los fenómenos virtuosos pueden ser conseguidos sin amor benevolente y compasión, son completamente erróneos. El amor benevolente y la compasión pueden poner fin a los males, hacen posible que los seres abandonen el sufrimiento y encuentren la felicidad, y también hacen posible que uno transcienda el Reino del Deseo. Si el amor benevolente es mostrado en el Reino del Deseo, se llama “amor benevolente del Reino del Deseo”. Buen hombre, alguien que pueda cultivar el amor benevolente conseguirá méritos inmensurables. Si uno da paz a los enemigos antes que a otros, ello es llamado “cultivar el amor benevolente”.
Buen hombre, los seres están divididos en tres grupos: enemigos, amigos, e indiferentes. Estos tres son llamados “los objetos del amor benevolente de uno”. Quien cultiva el amor benevolente debería de comenzar con los amigos, dándoles felicidad, y luego gradualmente ir extendiéndolo a los enemigos. Buen hombre, el amor benevolente surge de la observación de los preceptos o de la práctica de la generosidad. Si uno puede ver a cada uno de los enemigos como si fuera su único hijo, esto se llama “adquirir el amor benevolente”.
Buen hombre, con el amor benevolente uno puede tener conexión con la gente, pero no puede salvarlos del sufrimiento. No obstante, con la compasión pueden hacerse ambas cosas. Buen hombre, has de saber que quien ve lo bueno en su enemigo, aunque sea tan ligero como un cabello, y no ve lo que hay de malo en él, está aprendiendo el amor benevolente. Has de saber que aquel que visita y cuida de un enemigo cuando está enfermo, y le da aquello que necesita, está cultivando correctamente el amor benevolente.
Buen hombre, desarrollar la paciencia es la causa del cultivo del amor benevolente, y el amor benevolente es la causa que da paz y felicidad  a todos. Has de saber que aquel que puede cultivar el amor benevolente puede destruir las causas y condiciones de la arrogancia, y puede practicar las Seis Perfecciones de acuerdo al Dharma.
Aquel que se entrena en la meditación está acumulando méritos puros, los cuales serán la base para su renacimiento en el Cielo de Brahma. Si él es capaz de observar los males de soportar repetidamente el nacimiento y la muerte, y de observar la virtud del Nirvana, los otros deberían de respetar la tierra que él ha hoyado. El puede soportar lo que es difícil de soportar, dar lo que es difícil de dar, y hacer lo que es difícil de hacer. El puede entrenarse en las Cuatro Concentraciones y en las Cuatro Absorciones Meditativas; y también en las ocho liberaciones. El piensa: “¡Que pueda recibir yo las dolorosas retribuciones de las malas acciones de cuerpo, habla, y mente de todos los seres, en su lugar! ¡Que puedan todos los seres recibir las buenas retribuciones producidas por mis acciones meritorias!”
El amor benevolente y la compasión pueden crecer o menguar con el número de sus objetos. Existen tres niveles de amor benevolente y compasión: bajo, medio, y alto. Existen tres grupos de objetos: enemigos, amigos, e indiferentes. Existen tres clases de objetos: codicia, seres, y no seres. Meditando en estos objetos con las Cuatro Mentes Inmensurables-amor benevolente, compasión, regocijo, y ecuanimidad-uno alcanzará las cuatro absorciones meditativas inmensurables.
Perfección y Concentración.
Buen hombre, 1) hay concentración que no es cualificada como Perfección; 2) hay Perfecciones distintas de la concentración; 3) hay concentración que es cualificada como Perfección; 4) hay prácticas que no son concentración, ni Perfecciones.
La concentración mundana y la concentración practicada por los Oyentes y por los Realizadores Solitarios no es cualificada como Perfección. La Perfección de la Generosidad, la Perfección de la Moralidad, la Perfección de la Paciencia, y la Perfección del Esfuerzo son Perfecciones distintas de la concentración. La Absorción Meditativa Semejante a un Diamante es una concentración que es cualificada como Perfección. Las acciones virtuosas de los seres ordinarios, los Oyentes, y los Realizadores Solitarios inducidas por la escucha y la reflexión, no son ni concentraciones, ni Perfecciones.
Buen hombre, existen dos clases de Bodhisattvas: aquellos que han renunciado a la vida en familia, y aquellos que llevan una vida en familia. No es difícil para aquellos Bodhisattvas que han renunciado a la vida en familia entrenarse en la concentración pura, pero para los Bodhisattvas que no han renunciado a la vida en familia es difícil entrenarse en la concentración pura. ¿Por qué? Porque aquellos que llevan una vida en familia están impedidos por muchas causas y condiciones adversas.



[1] Codicia, enfado, estupor, agitación, y duda.
[2] Fe, esfuerzo diligente, atención mental, concentración, y sabiduría.
[3] Sarvajña-jñana, el conocimiento de todo lo cognoscible. 

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