lunes, 11 de diciembre de 2017

Sutra del Desarrollo de la actividad completa.(Lalitavistara) Capítulo Cinco: La puesta en movimiento

Monjes, el bodhisatva reveló así este discurso sobre el Dharma a la gran asamblea de dioses. Así que ellos llegaron a entender su mensaje, y se entusiasmaron, deleitaron, y desarrollaron paciencia. En ese momento, el se dirigió a esa reunión de dioses afortunados:
“Amigos, yo ahora me dirigiré a Jambudvipa. En el pasado, cuando yo practiqué la conducta del bodhisatva, yo atraje a los seres por medio de las cuatro actividades de dar, utilizar palabras agradables, ayudar, y actuar de forma consecuente con lo que yo decía. Pero amigos, si ahora yo no alcanzo la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación, sería ingrato e irracional por mi parte.”

Oyendo esto, los hijos de los dioses del Cielo de Tushita lloraron y se abrazaron a los pies del bodhisatva. Ellos dijeron: “Virtuoso, si no te quedas, este Cielo de Tushita se quedará sin esplendor. [39]”

Ante esto, el bodhisatva replicó a la gran reunión de los dioses: “El bodhisatva Maitreya os enseñará el Dharma.”
Entonces el bodhisatva tomó la corona de su propia cabeza, y la colocó sobre la cabeza del bodhisatva Maitreya, diciendo: “¡Oh, virtuoso! Tu despertarás a la budeidad perfecta y completa después que yo.”
El bodhisatva entronó de este modo al bodhisatva Maitreya en el Cielo de Tushita.

Entonces, él se dirigió de nuevo a la gran asamblea de los dioses: “Amigos, ¿En qué tipo de forma debería de entrar en el vientre de una madre?”
Algunos replicaron: “Como un ser humano, y bajo la forma de un brahmín.” Pero otros dioses sugirieron: “Bajo la forma de un Sakra, o de un Brahma, o como un gran rey, o como Vaisravana, o como Rahu, o como un gandharva, o un kinnara, o un mahoraga, o como Mahesvara, o el dios de la Luna[1], o el dios del Sol[2], o como un garuda.”
Allí también estaba presente un hijo de los dioses del Cielo de Brahma, que tenía como nombre Ugratejā. Tras haber sido un sabio[3] en sus vidas anteriores, él había renacido entre los dioses, donde había alcanzado la irreversibilidad con respecto a la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación.
El dijo: “Los mantras de los brahmines, y los Shastras de los Vedas mencionan cual es forma adecuada para un bodhisatva cuando desciende dentro del vientre de una madre. Debería de ser con la forma de un gran elefante excelente con seis colmillos, cubierto con una red dorada. Su cabeza debería de ser de color rojo, y sumamente bella. Debería de rezumar fluidos fragantes de sus sienes, y tener un cuerpo glorioso. Un brahmín que esté versado en los Vedas y en los Shastras reconocerá esas características, y en base a ellas predecirá la llegada de una persona que estará dotada con las treinta y dos marcas de un gran hombre.”

Monjes, mientras el bodhisatva estaba residiendo aún en el sublime Cielo de Tushita, él consideró el momento para su nacimiento. En ese momento, él manifestó ocho presagios en la sublime residencia del Rey Suddhodana. ¿Cuáles eran estos ocho?
La residencia era inmaculada puesto que todas malas hierbas, los tocones, las zarzas, los guijarros, la gravilla habían sido quitadas. Estaba bien [40] regada y limpia. Estaba al abrigo del viento, y completamente libre de hollín y de polvo. Allí no había mosquitos, moscas, avispas, o serpientes. Estaba cubierto de flores, y el terreno era llano como la palma de una mano. Este fue el primer presagio.

Al palacio llegaron bandadas de pájaros desde el Himalaya, la reina de las cordilleras. Allí había pattraguptas, loros, mynas, cucos, cisnes, zarapitos, pavos reales, gansos salvajes, agachadizas, ruiseñores, faisanes, y muchos otros. Los pájaros exhibían alas de bellos y deliciosos colores, y cantaban con melodías deliciosas. Se posaban sobre las terrazas, torres, portales, pabellones, y terrazas elevadas de la sublime residencia del Rey Suddhodana. Los pájaros estaban alegres y contentos, y cada uno de ellos cantaba feliz. Este fue el segundo presagio.

En todos los parques de recreo del Rey Suddhodana, en los bosques y jardines, los árboles florecieron y fructificaron con frutos de todas las estaciones. Este fue el tercer presagio.

En cada uno de los estanques de lotos y embalses del Rey Suddhodana aparecieron lotos del tamaño de ruedas de carreta, cada uno de ellos con miles de trillones de pétalos. Este fue el cuarto presagio.

En esa sublime residencia del Rey Suddhodana, todas las provisiones de mantequilla, aceite de sésamo, miel, azúcar sin refinar, y melaza, nunca se agotaban y parecían estar repletas aunque se utilizaran abundantemente. Este fue el quinto presagio.

Dentro de los pabellones de las mujeres de la excelente residencia del Rey Suddhodana, todos los instrumentos, tales como los grandes timbales, los timbales de arcilla y de madera, las flautas, laudes, los instrumentos de lengüeta, laudes de tres cuerdas, campanillas, y címbalos emitieron música maravillosa por sí mismos, sin necesidad de que nadie los tocara. Este fue el sexto presagio. [41]

En la residencia del Rey Suddhodana, la más excelente de todas, todos los cofres que contenían substancias preciosas, tales como oro, plata, joyas, perlas, berilio, conchas, cristales, y corales, abrieron sus tapas y mostraron su perfección sin faltas, y su abundancia. Este fue el séptimo presagio.

Apareció una luz pura e inmaculada, mucho más brillante que las del Sol y de la Luna, y produjo placer físico y mental. Este fue el octavo presagio.

[B3] La reina Maya se bañó y se aplicó perfumes; adornó los brazos con varios brazaletes, y se vistió con las prendas más finas y hermosas. Feliz, gozosa, y entusiasmada, estaba acompañada y rodeada por diez mil mujeres. Ella se encaminó hacia donde estaba confortablemente sentado el Rey Suddhodana, en el salón de música. Se sentó a su derecha, en un trono precioso que estaba cubierto con una celosía enjoyada. Sonriendo, y con un semblante que reflejaba confianza, se dirigió al Rey Suddhodana, empleando estos versos:

“¡Su majestad, maestro de la tierra, buen señor, te ruego que me escuches!
¡Su alteza, por favor, otórgame tu favor!
Por favor, escucha y regocíjate de corazón,
Con respecto a estos deseos que rondan mi mente.

Señor, movida por el amor hacia todos los seres, yo adoptaré los ocho preceptos,
Los cuales incluyen la disciplina y la conducta moral, el ayuno,
El abstenerse de dañar a ningún ser; y manteniendo siempre sentimientos puros,
Yo amaré a los demás como a mí misma. [42]

Yo he renunciado a todo pensamiento de latrocinio, y he abandonado el apego e ignorancia;
Su majestad, yo no actuaré de forma inmoral;
Seré veraz, no calumniaré a otros, y abandonaré las palabras ofensivas;
Nunca utilizaré palabras sin sentido o no virtuosas.

Renuncio a todo enfado, agresión, estupidez, y engreimiento;
Renuncio a toda codicia, y estaré contenta con lo que tenga;
Actuaré de forma apropiada, y renuncio a la zalamería, hipocresía, y envidia.
Yo discurriré por este sendero de las diez acciones virtuosas.

Yo estoy completamente dichosa manteniendo una conducta estrictamente disciplinada,
Por tanto, ¡Oh soberano, maestro de los hombres, no actúes con lujuria debido a la atracción que sientes hacia mí!
Su majestad, que lo no virtuoso no surja en ti durante mucho tiempo;
Por favor, regocíjate en el hecho de que yo esté cerca de ti manteniendo una disciplina estricta.

¡Su alteza, te pido que hoy digas sí rápidamente!
Yo quisiera vivir feliz, rodeada de mis amigas,
Dentro del pabellón fresco situado en lo alto del palacio, donde los cisnes se posan,
Sobre una cama blanda y fragante en la que estén esparcidas flores.

Que pueda no ser atendida por sirvientes masculinos, muchachos,
O incluso por mujeres ordinarias.
Que pueda yo oír solo conversaciones placenteras y armoniosas,
Y que pueda no ser oído o visto nada desagradable.

Te pido que liberes a todos los que están confinados en las prisiones,
Y que dotes al pobre con riquezas. [43]
Para la felicidad de la gente, durante una semana, por favor,
Da comida, bebida, vestido, carros, palanquines, y caballos.

Que puedan todos y cada uno de los hombres, mujeres, y niños de este palacio
Estar libres de disputas y de palabras coléricas.
Que puedan sus mentes estar llenas de afecto mutuo,
Y que puedan disfrutar estando juntos, como los dioses en las arboledas de recreo.

Que pueda no haber persecución, golpes, o amenazas maliciosas;
Que pueda no haber falta de retribución real, o castigo injusto;
Señor, por favor, mira a todos los seres como si fueran tu único hijo,
Piensa  benevolentemente y amorosamente con una mente serena.

Cuando el rey oyó estas palabras, se regocijó y proclamó:
“¡Que suceda todo lo que deseas!
Todo lo que buscas y quieres,
Todo eso que pides te lo daré.”

Entonces el rey excelente ordenó a su séquito:
“Haced los mejores preparativos en las habitaciones superiores del palacio,
Decoradlas con flores hermosas, y utilizad el mejor incienso y perfume.
Adornadlas con parasoles, estandartes, y con filas de hojas de palmera.

Emplazad una guardia de veinte mil bravos guerreros con armaduras,
Portando espadas, arcos, venablos, y lanzas.
Que ellos guarden las habitaciones en las que los cisnes cantan melodiosamente;
Que ellos guarden a la reina con extremo cuidado de forma que no sienta temor.”[44]

Bañada, perfumada, bien vestida, y con sus brazos enjoyados,
Rodeada por sus asistentes femeninas, como una doncella divina,
Acompañada por el placentero sonido de miles de címbalos,
La reina ascendió, y descansó lo mismo que una diosa.

Las patas de su cama estaban embellecidas con bellas y caras joyas divinas;
Era una cama confortable cubierta de flores.
Allí ella desabrochó su tiara de joyas preciosas,
Como una joven divina en el Jardín de Misraka.

Monjes, mientras tanto los dioses estaban reunidos. Estaban los Cuatro Grandes Reyes; Sakra, el jefe de los dioses; y los hijos de los dioses de los cielos de Suyāma, Santusita, Sunirmita, y Paranirmitavasavartin.
También estaba Sārthavāha, el hijo de Mara; Brahma, el Señor de Sahā; Brahmottara, el brahmín divino; Subrahmā, el brahmín divino; y Prabhāvyūha, Ābhāsvara, Mahesvara, y los hijos de los dioses que moraban en Nisthāgata y Akanistha, y también muchos otros cientos de miles de dioses de otros cielos. Ellos hablaban unos con otros, con estas palabras:
“Amigos, si permitiéramos que el bodhisatva parta solo, sin expresarle nuestra gratitud, sería deshonroso para nosotros. Amigos, ¿Quién de entre nosotros tendría el coraje suficiente para servir al bodhisatva constantemente e incesantemente mientras viaja al vientre de su madre? ¿Quién lo servirá mientras permanezca en el vientre, durante el nacimiento, y mientras juegue y crezca en su infancia? ¿Quién lo servirá cuando esté en los apartamentos de las mujeres mientras ve actuaciones musicales; y cuando renuncie a su hogar y emprenda las austeridades? ¿Quién lo servirá cuando se dirija al asiento de la Iluminación, subyugue a los demonios, cuando alcance la Insuperable Perfecta y Completa Iluminación; y gire la Rueda del Dharma? ¿Quién puede seguir acompañándolo con una actitud amable, afectuosa, amistosa, amorosa, y noble?”

Entonces cantaron estos versos: [45]

“¿Quién de entre nosotros tendrá el coraje para seguir alegremente
A este ser; a aquel que tiene esa apariencia perfecta?
¿Quién querría incrementar
Su mérito, esplendor, poder, y renombre?

A quien habite en estos palacios divinos,
Y desee disfrutar  los placeres celestiales
De las diosas y de los deleites divinos,
Dejadle que sirva a aquel que posee un rostro como una Luna inmaculada.

A quien desee disfrutar del encantador Jardín de Misraka,
Con el palacio celestial, el lugar de nacimiento de los dioses,
Lleno de flores doradas,
Dejadle servir a aquel de brillo inmaculado.

A quien desee juguetear con las diosas
En un carruaje espléndido, o en los jardines de placer
Alfombrados con pétalos de flores de mandarava,
Dejadle servir a este gran ser.

A quien aspire a ser el gobernante del Cielo de Yāmya[4] ,
O ser el señor del Cielo de Tushita,
Alguien digno de ser honrado por todos los seres,
Dejadle servir a aquel de renombre ilimitado.

A quien desee disfrutar en una hermosa mansión
En el cielo de Nirmita[5],
Y quiera disfrutar de todas las ilusiones creadas mentalmente,
Dejadle servir a aquel de cualidades excelentes.

A quien ha dominado a los Maras, pero que no alberga odio en su mente;
Quien ha obtenido la maestría sobre todo tipo de poderes,
Quien ha dominado sus sentidos y ha superado a los otros,
Dejadle ir con aquel que siempre está para ayudar.

Similarmente, aquel que desee ir más allá del Reino del Deseo,
Y residir en el Cielo de Brahma[6],
Dejadle servir hoy al gran ser
Que resplandece con los cuatro inmensurables.

A quien aspire a nacer entre los humanos
En el vasto reino de un monarca universal
Dejadle servir a aquel de mérito abundante,
La mina de joyas, quien otorga la ausencia de miedo y el gozo.

A quien quiera ser un gobernante o el hijo de un comerciante acaudalado,
Rico, feliz, y con gran riqueza,
Rodeado por un gran ejército capaz de vencer a los enemigos,
Dejadle ir con este benefactor.

A quien desee belleza, lujos, y poder,
Y aspire a tener fama, coraje, y buenas cualidades,
Y quiera hablar con palabras agradables que sean tenidas en cuenta,
Dejadle servir a señor instruido que habla con la voz de Brahma. [46]

A quien desee los gozos de dioses y de humanos,
O toda la felicidad de los tres reinos de la existencia,
O el gozo de la concentración y la felicidad en soledad,
Dejadle seguir al Señor del Dharma.

A quien anhele abandonar el apego y el odio,
Y quiera disipar la oscuridad de las aflicciones,
Dejadle con su mente en calma, tranquila, y totalmente en paz,
Seguir rápidamente a quien ha domado su mente.

A quien desee la sabiduría de los instruidos, los maestros, y los Realizadores Solitarios,
Y también la sabiduría de la omnisciencia,
Y que espera rugir como un león a través de los diez poderes,
Dejadle seguir al instruido que posee un océano de cualidades.

Aquel que desee cerrar el camino hacia los reinos inferiores´
Y abrir el sendero hacia los reinos afortunados de la inmortalidad,
Y viajar transitando por el sendero óctuple,
Dejadle seguir a quien ha completado todos los senderos.

A quien desea hacer ofrendas al Tathagata,
Y escuchar el Dharma de ese Señor de la Compasión,
Y lograr las cualidades de la Sangha,
Dejadle seguir a este océano de cualidades.

A quien espera poner fin a los sufrimientos del nacimiento, vejez, enfermedad, y muerte;
Y estar libre de los grilletes de la existencia cíclica,
Y disfrutar de la pureza igual al espacio ilimitado,
Dejadle seguir a este ser puro.

A quien desee liberarse a sí mismo y a los demás,
Deseando la belleza que es agradable para todos,
Las marcas corporales supremas, y el florecimiento de las buenas cualidades,
Dejadle atender al instruido que es hermoso de contemplar.

El instruido que aspira a obtener
La disciplina moral, la concentración, y la sabiduría,
Quien quiere la liberación que es profunda, difícil de ver, y difícil de investigar,
Dejadle seguir rápidamente al rey de los médicos.

A quien desee muchas de estas cualidades
Y la felicidad de la existencia y también del nirvana,
Y que quiere perfeccionar hasta el nivel último todas las cualidades,
Dejadle seguir al instruido que domina la disciplina moral.”

Cuando ellos oyeron estos versos, los dioses se reunieron. Había 84.000 dioses del Cielo de los Cuatro Grandes Reyes; 100.000 dioses del Cielo de los Treinta y Tres; 100.000 dioses del cielo de Libre de Conflicto; 100.000 dioses del Cielo de la Alegría; 100.000 dioses del cielo de Deleitándose en Emanaciones; 100.000 dioses del cielo de Haciendo Uso de Emanaciones de Otros; 60.000 dioses del reino de Mara en el que habían nacido debido a sus anteriores acciones virtuosas; 68.000 [47] dioses del reino de Brahma, y muchos cientos de miles de dioses que se habían reunido procedentes de todos los reinos hasta llegar al cielo más elevado.
Además, muchos cientos de miles de hijos de dioses vinieron juntos desde el este, el sur, el oeste, y el norte. El más destacado de entre los hijos de los dioses, pronunció estos versos ante la gran asamblea de los dioses:

“¡Señores inmortales, por favor, escuchad estas palabras
Que expresan lo que hay en nuestras mentes!
Abandonaremos  el disfrute de los placeres sensuales, y el gozo de la concentración;
Para servir a este ser puro supremo.

Ya que él entra en el vientre, permanece en el vientre, y nace,
Nosotros haremos ofrendas al Gran Ser, tan digno de ser venerado.
Protegeremos al Sabio, quien está bien guardado por el mérito;
Nadie puede causarle problemas impulsado por una mente hostil.

Con canciones y el sonido melodioso de los címbalos,
Alabaremos las cualidades de aquel que posee un océano de cualidades.
Quien oiga esto generará la mente de la iluminación;
Y así deleitará a todos los dioses y humanos.

Llenaremos el palacio del rey con pétalos de flores,
Y encenderemos el mejor incienso de aloe negro.
Con ese aroma los dioses y humanos estarán contentos,
Los librará de la enfermedad y la fiebre, y los hará felices.

Llenaremos toda la ciudad de Kapilavastu
Con flores de mandarava abiertas, hermosos jazmines, e hibiscos;
Para hacerle ofrendas a él,
Quien aparece debido a las acciones virtuosas.

Mientras esté en el vientre de su madre, sin estar manchado por las tres manchas,
Y hasta que nazca para poner fin a la vejez y la muerte,
Lo serviremos devotamente.
Nuestro deseo es hacer ofrendas al de gran inteligencia. [48]

Será una gran bendición para los dioses y humanos
Ser testigos de cómo el recién nacido da siete pasos;
Verlo ser recibido por Sakra y Brahma,
Y ver al Ser Puro bañado con agua perfumada.

Nosotros lo serviremos devotamente
Mientras se comporta de acuerdo con el mundo;
Y mientras conquista las aflicciones del deseo dentro de las habitaciones de las mujeres;
Y cuando renuncia completamente a su reino.

Cuando coja la hierba y se dirija al asiento de la Iluminación,
Venza a los Maras y alcance la Iluminación,
Y sea instado a girar la rueda del Dharma por un billón de Brahmas,
Durante ese tiempo, nosotros haremos ofrendas vastas al Sugata.

Mientras el doma a trillones de seres para alcanzar la inmortalidad,
Realizando la actividad iluminada en un universo de tres mil millones de mundos,
Y hasta que pase dentro de la calma y paz del nirvana,
Durante ese tiempo, ninguno de nosotros abandonará al sabio afamado.

Monjes, las hijas de los dioses que habitan en los cielos del Reino del Deseo vieron la perfección del cuerpo del bodhisatva, y se preguntaron: “¿Cómo es ella, la joven que concebirá a este ser sublime y supremo.”
Llenas de curiosidad, reunieron las flores mejores y más finas, incienso, lámparas, perfumes, guirnaldas, ungüentos, polvos, y paños. Entonces, puesto que estaban bendecidas con poderes sobrenaturales que eran un resultado de la maduración del mérito, y poseedoras de unos cuerpos mentalmente creados, desaparecieron instantáneamente de ese palacio celestial.
Por medio de sus poderes sobrenaturales, ellas viajaron a Kapilavastu, esa ciudad sublime con cien mil jardines, [49] y llegaron al palacio del Rey Suddhodana, conocido como la Casa de los Cisnes, una gran mansión que parecía el palacio de los gobernantes de los dioses.
Las doncellas celestiales, luciendo largos vestidos sueltos, estaban bien adornadas por el esplendor de su mérito inmaculado, y sus brazos y manos estaban adornados con ornamentos divinos. Vieron a la reina Māyā descansando en su hermosa cama. Señalándola unas a otras, planeando en medio del cielo, cantaron estos versos unas a otras:
“Nosotras, las hijas de los dioses, que habitamos las moradas divinas
Vimos el cuerpo atractivo del bodhisatva,
Entonces nosotras pensamos:
“¿Cómo será la madre del bodhisatva?”

En nosotras surgió la curiosidad, y nos aproximamos al palacio real
Con guirnaldas de flores en nuestras manos.
Portando gran cantidad de flores y de ungüentos,
Nos postramos con las manos juntas.

Siendo nosotras bellas y maravillosamente vestidas,
Al ver a la reina Māyā descansar en su lecho,
Apuntamos hacia ella con nuestras manos, diciendo:
“¡Mirad la belleza de esta mujer!”

Debido a nuestro orgullo, nosotras pensábamos
Que las hijas de los dioses teníamos los cuerpos más bellos,
Sin embargo, cuando vimos el cuerpo de la esposa del rey,
Vimos que su esplendor sobrepasaba el de nuestros cuerpos divinos.

Dotada con grandes virtudes, digna de veneración,
Es ella la que será la madre del Mas Grande de los Hombres.
Lo mismo que una joya está dentro de un hermoso recipiente,
Esta reina será el recipiente que contenga al Dios de los Dioses.

Desde las palmas de sus manos hasta la suela de sus pies,
Su cara y su cuerpo son espléndidos, más aún que las de las diosas,
Indudablemente, cuando la miras, los ojos no se cansan de verla,
Pues ella trae una gran alegría al corazón y mente.

Su cara y cuerpo son atractivos;
Su rostro brilla como la hermosa Luna en el cielo,
Y su cuerpo que llamea como el fuego inmaculado del Sol,
Resplandece con una luz excelente.

La figura de esta reina es resplandeciente,
Brilla como el oro más puro.
Su cabello es suave, limpio, y agradablemente perfumado;
Negro como una abeja, y con bucles.

Sus ojos son como pétalos de loto,
Sus dientes lucen como las estrellas en el cielo.
Su busto es curvo como un arco,
Y sus hombros redondeados se encuentran suavemente con sus pechos.

Sus caderas son anchas, y sus piernas son firmes como la trompa de un elefante;
Sus rodillas están bien formadas, y las palmas de sus manos
Y las suelas de sus pies son suaves y rosadas.
Indudablemente, ella solo podría ser hija de los dioses.”

Tras haber  contemplado así a la reina de diversos modos,
Lanzaron flores y la circunvalaron por tres veces
Alabando a la gloriosa madre del Conquistador,
Y al momento siguiente retornaron al reino de los dioses.

Entonces los cuatro guardianes de las cuatro direcciones,
Junto con Sakra, Suyāma, Nirmita, y ejércitos de dioses,
Semidioses, kumbhāndas, raksasas,
Mahoragas, y kinnaras, dijeron:

“Id ante el Más Excelente de los Hombres;
Guardadlo y protegedlo,
Pero no hagáis daño a los seres,
No hiriendo a nadie.”

Como la reina Māyā estaba residiendo en el palacio
Junto con su séquito,
Cogiendo sus arcos y flechas, espadas, y jabalinas,
Permanecieron vigilantes en medio de los cielos.

Los hijos de los dioses, conocedores de que el tiempo de descender había llegado,
Se presentaron ante la reina Māyā
Y arrojaron flores y ungüentos;
Con las manos juntas, le rindieron homenaje, diciendo:

“¡Es la hora de que el León descienda!
¡Señor de los Hombres, nace!
Genera compasión y amor hacia los seres;
Te rogamos que otorgues el regalo del Dharma.”

Monjes, como el bodhisatva estaba a punto de morir y de renacer, muchos cientos de miles de bodhisatvas que moraban en el Cielo de Tushita, y a quienes les restaba un solo nacimiento, vinieron a él desde el Este. Se aproximaron en orden ante él para hacerle ofrendas. Similarmente, muchos cientos de miles de bodhisatvas a quienes les quedaba un solo renacimiento llegaron de las diez direcciones al Cielo de Tushita, y también se aproximaron en orden al bodhisatva para hacerle ofrendas.
Allí había también cientos de miles de hijas de los dioses procedentes del Cielo de los Cuatro Grandes Reyes que tañían sus instrumentos y que cantaban dulces canciones al bodhisatva. 84.000 diosas del Cielo de los Treinta y Tres, del Cielo Libre de Conflictos, [51] del Cielo del Gozo, del Cielo de Deleitándose en Emanaciones, y del Cielo de Deleitándose en las Emanaciones de Otros, se aproximaron al bodhisatva, y le hicieron ofrendas cantando canciones y tocando todo tipo de instrumentos.
En aquel tiempo, el bodhisatva se había sentado en el trono llamado Gloriosa Esencia[7], dentro de su gran palacio. Este trono había sido producido en base a su inmenso mérito, y era visible para los dioses y los nagas. Entonces, rodeado por las multitudes de bodhisatvas, dioses, nagas, y yaksas que estaban en torno a él, comenzó su partida del Cielo de Tushita.
Monjes, el bodhisatva al partir comenzó a emitir de su cuerpo una luz brillante que superaba a la de los dioses, una luz tan grande que un universo de tercer grado de tres mil millones de mundos fue completamente llenado por esa luz. Incluso las regiones más oscuras de los mundos, las cuales estaban llenas de negatividad y oscuridad, en las que ni siquiera el Sol y la Luna con su gran fuerza y poder eran capaces de iluminarlas, fueron iluminadas por ella. En esos reinos, los seres desafortunados son incapaces de ver sus propias manos. Pero incluso aquí brillo esa luz deslumbrante. Debido a esa luz, los seres de esas regiones se reconocieron unos a otros, y comentaron: “¡Escuchad amigos! También han nacido aquí otros seres!”
Durante un momento, el universo de tres mil millones de se movió fuertemente de seis formas distintas  y con dieciocho grandes signos. Los mundos fueron sacudidos, fuertemente sacudidos, sacudidos en todos los lados; los mundos temblaron, temblaron fuertemente, temblaron en todos los lados; los mundos fueron agitados, agitados fuertemente, agitados en todos los lados; los mundos resonaron, resonaron fuertemente, resonaron en todos los lados; los mundos reverberaron, reverberaron fuertemente, reverberaron en todos los lados; los mundos fueron bajados en los bordes, elevados en el medio; los mundos fueron bajados en el medio, elevados en los bordes; fueron bajados en el Este, elevados en el Oeste; fueron bajados en el Oeste, elevados en el Este; fueron bajados en el Sur, elevados en el Norte; fueron bajados en el Norte, elevados en el Sur.
En ese momento se oyeron toda clase de sonidos agradables y alegres. Había sonidos que inspiraban amor y que hacían que uno se sintiera sereno. Había sonidos atrayentes y refrescantes que eran imposibles de describir o imitar, unos sonidos agradables que no producían miedo. En ese momento no existía un solo ser que sintiera agresividad, temor, o angustia. En ese instante, incluso la luz del Sol y de la Luna, y todo el esplendor de los dioses, tales como Sakra, Brahma, o los guardianes del mundo estaba eclipsada. Todos los seres que moraban en los infiernos, o los que habían nacido en el vientre de un animal, o quienes habían nacido en el reino de Yama, fueron liberados del sufrimiento y llenos de bienestar. Ningún ser estaba atormentado por el deseo, el odio, la confusión, el apego, o la envidia. Ningún ser estaba punzado por la hipocresía, el orgullo, enfado, maldad, o remordimiento. Todos los seres sentían hacia los demás el mismo afecto que los padres sienten hacia sus hijos.
Cientos de millones de instrumentos musicales, tanto divinos como humanos, tocaban sus dulces melodías sin que nadie los tocara. Cientos de millones de dioses portaban la gran mansión del bodhisatva utilizando sus manos y hombros; mientras cien mil jóvenes doncellas celestiales se reunían en torno al palacio-en frente, atrás, a la izquierda, y a la derecha-alabando al bodhisatva con sus dulces canciones: [53]

“Tu acumulaste previamente grandes acciones meritorias,
Has aparecido debido a la virtud acumulada a lo largo de muchísimo tiempo,
Y te has purificado por medio del Dharma;
Hoy, nosotras te traemos una gran ofrenda.

En el pasado, durante millones de eones,
Tú has entregado a tus hijos e hijas.
Esta lluvia de flores celestiales
Es la fructificación de esa generosidad.

Señor, tu diste tu propia carne cortándola
Pesándola en una balanza para liberar a un pájaro.
La fructificación de esa práctica de generosidad
Es que los fantasmas hambrientos obtengan comida y bebida.

En el pasado, durante millones de eones,
Tú desarrollaste la paciencia como una base para alcanzar el despertar;
El resultado de tu práctica de la paciencia
Es que los dioses y humanos desarrollen mentes cariñosas.

En el pasado, durante millones de eones,
Desarrollaste un esfuerzo supremo y firme;
El resultado de tu práctica del esfuerzo diligente
Es que tu cuerpo es hermoso como el Monte Meru.

En el pasado, durante millones de eones,
Te entrenaste en la concentración para purificar las aflicciones;
El resultado de tu práctica de la concentración
Es que los seres no son dañados por las aflicciones.

En el pasado, durante millones de eones,
Te has entrenado en la sabiduría que destruye las aflicciones;
El resultado de tu práctica de la sabiduría
Es que tú emites una luz sublime y bella.

Con la armadura del amor tú has destruido las aflicciones
Y has desarrollado la gran compasión hacia todos los seres.
Tú has alcanzado el deleite perfecto y la ecuanimidad excelente;
¡Oh, Sugata, homenaje a ti!

Exaltado por el esplendor de la luz de la lámpara de la sabiduría,
Tú has iluminado toda la oscuridad de los engaños;
Tú eres el ojo que guía a los tres mil mundos, el único que muestra el sendero.
¡Oh, Muni, homenaje a ti!

Diestro en el conocimiento superior de las bases de los poderes milagrosos
Tú ves la verdad y has aprehendido el significado de la pureza;
Tras haber cruzado más allá, liberas a los demás seres.
¡Oh, Sugata, liberador, homenaje a ti!

Diestro en el conocimiento de todo y en los medios hábiles,
Tú, que no cambiarás más, manifiestas un cambio de forma;
Desapegado del mundo,
No obstante de adecúas a sus costumbres.

Quien te ve o escucha
Obtiene un beneficio supremo e inimaginable;
Quien te oye exponer el Dharma
Y tiene fe, es llenado de abundante alegría.

Ahora el Cielo de Tushita se queda sombrío,
Pero el Sol ha surgido en Jambudvipa;
Esta luz despertará a innumerables seres
Del sueño de las emociones aflictivas.

Hoy el palacio estará lleno de maravillas,
Lleno con cientos de miles de dioses;
Y en el palacio, una multitud de diosas
Tañe una música dulce con sus instrumentos.

La reina está dotada de una belleza suprema
Alimentada por la brillantez de su mérito y acciones virtuosas.
Este hijo suyo perfecto eclipsará
A los tres reinos con su esplendor.

La esplendorosa apariencia de este hombre perfecto
Hará imposible la existencia de codicia y de disputas
Entre los moradores de este palacio sublime.
Todos tendrán una mente cariñosa y reverente.

Cuando un rey del linaje de un monarca universal nace
Dentro del linaje de un rey, ese linaje será grandemente fortalecido.
Similarmente, la ciudad de Kapilavastu será perfecta
Y llena de tesoros.

Los yaksas, raksasas, kumbhāndas, guhyakas,
Los ejércitos de dioses y dānavas,
Aquellos que están prestos para guardar al mejor de los hombres,
Pronto encontrarán la liberación.

Guía, cualesquiera que sean los méritos acumulados
Alabándote con respeto y reverencia,
Nosotros los dedicamos todos ellos al logro del despertar.
¡Oh, Mejor de los Hombres, que podamos llegar a ser como tú rápidamente!

Esto concluye el Capítulo Cinco, sobre “La puesta en movimiento"


[1] Candra o Chandra.
[2] Surya.
[3] Rsi.
[4] El Cielo libre de conflictos, el tercer cielo del Reino del Deseo.
[5] El Cielo del deleite en las emanaciones, el quinto cielo del Reino del Deseo.
[6] En el Reino de la Forma.
[7] Srīgarbha.

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