Adornándose a
Sí Mismo y a los Demás.
Las Ocho
Cosas Necesarias para un Bodhisattva.
Sujāta preguntó: “Bhagavan, ¿Cuántas cosas debería de tener
un Bodhisattva, un Gran Ser, para beneficiarse a sí mismo y a los demás?”
El Buda respondió: “Buen hombre, el debería de tener ocho
cosas para beneficiarse a sí mismo y a los demás. ¿Cuáles son estas ocho? Son:
1) longevidad; 2) una buena apariencia; 3) fuerza física; 4) una casta elevada[1];
5) tener abundantes riquezas; 6) nacer como varón; 7) poseer un habla elocuente;
y 8) no temer a las multitudes.”
Sujāta preguntó: “Bhagavan, ¿A través de qué causas y
condiciones puede el Bodhisattva adquirir esas ocho cosas, desde la longevidad
hasta no tener miedo de las multitudes?”
El Buda contestó: “Buen hombre, un Bodhisattva, un Gran Ser,
durante innumerables vidas anteriores, habiendo estado movido por un amor
benevolente, no mató a los seres, y por eso ahora el está dotado de longevidad.
Durante innumerables vidas anteriores, el dio ropas y lámparas como limosna, y
por eso ahora él está dotado de una buena apariencia. Durante innumerables
vidas anteriores, el dio comida y bebida como limosna, y por eso ahora el está
dotado con fuerza física. Durante innumerables vidas anteriores, el destruyó su
arrogancia, y por eso ahora el renace en una casta elevada. Durante innumerables
vidas anteriores, el se deleitó en la exposición del Dharma, y por eso ahora
posee abundantes riquezas. Durante innumerables vidas anteriores, a él le
disgustó el asumir una forma femenina, y por eso ahora el nace como un varón.
Durante innumerables vidas anteriores él observó celosamente los preceptos
morales, y por eso ahora el posee el don de la elocuencia. Durante innumerables
vidas anteriores, el hizo ofrendas a las Tres Joyas, y por eso ahora él no teme
a las multitudes.
Estas ocho acciones tienen que reunir tres condiciones: 1)
que las cosas dadas sean puras; 2) que la mente de quien da limosna sea pura; y
3) que el campo de fortuna[2]
sea puro.
¿Qué significa “que las cosas dadas sean puras”? No han de
ser bienes robados, ni ofrendas que hayan sido aceptadas ya por los seres
santos, ni cosas de propiedad comunal, ni cosas que pertenezcan a las Tres
Joyas. No tienen que ser dadas primero a una sola persona, y después a muchos;
o ser dadas primero a muchos, y después a una sola persona. No tienen que haber
sido adquiridas por alguien por medio del acoso, engaño, o por la fuerza. Este
es el significado de dar cosas puras.
¿Qué significa “que la mente de quien da limosna sea pura”?
Cuando él da limosna, es para adorno de la Iluminación, y para domar a los
seres, y no para conseguir retribuciones en la existencia cíclica, tales como
el nacer en una casta elevada, tener una buena apariencia, fuerza física,
riqueza, continuidad en la línea familiar, o un gran séquito. Este es el
significado de una mente pura.
¿Qué significa “que el campo de fortuna sea puro”? Si quien
recibe la limosna permanece alejado de los ocho senderos malvados[3],
es llamado un campo de fortuna puro.
Buen hombre, la concurrencia de estas tres condiciones
asegura la adquisición de esas ocho cosas por parte del Bodhisattva. Buen
hombre, un Bodhisattva busca tener una vida larga porque él, ante los seres,
quiere alabanzas, y no el matar. El quiere tener una apariencia agradable
porque pretende que los seres se encuentren deleitados al verlo. El busca una
casta elevada porque quiere obtener el respeto de los seres. El busca fuerza
física porque quiere mantener los preceptos, recitar los Sutras, y practicar
meditación. El busca una abundante riqueza porque pretende domar a los seres.
El busca renacer como un varón porque desea ser un vaso adecuado para el
Dharma, y porque quiere hacer buenas acciones. El busca hablar con elocuencia
porque quiere que los seres acepten sus palabras sobre Dharma. El busca no
tener miedo de las multitudes porque quiere exponer el verdadero Dharma.
Beneficiándose
a Sí Mismo y a los Demás con Sabiduría y Autocontrol.
Buen hombre, un Bodhisattva equipado con las ocho cosas puede
beneficiarse a sí mismo y a los demás, y sus acciones son llamadas acciones
concretas. Equipado con las ocho cosas, un Bodhisattva, un Gran Ser, acepta y
sostiene plenamente las diez acciones virtuosas para de buen grado transformar
a los seres. El también acepta y mantiene los preceptos del laico, para con
mucho gusto transformar a otros. El está dotado con una buena apariencia, una
casta elevada, fuerza física, y abundante riqueza, pero no obstante en él no
surge nunca el orgullo. El observa los preceptos con pureza, escucha
asiduamente el Dharma, y hace esfuerzos enérgicos para progresar, pero la
arrogancia nunca aparece en él. El nunca pierde el autocontrol, y nunca utiliza
ilusiones para engañar a los seres. El honra a los seis elementos de la armonía
y respeto[4].
Para un Bodhisattva que está equipado con las ocho cosas, la
vida en familia no es diferente de renunciar a la vida en familia. Ese
Bodhisattva nunca genera causas o condiciones que dañen a otros. ¿Por qué no?
Porque tiene un fuerte sentido de la vergüenza y del decoro. Buen hombre, supón
que alguien que lleva una vida en familia ha recibido y observado los preceptos
del laico en una vida. Incluso aunque en una vida futura llegue a renacer en
algún lugar en el que las Tres Joyas no se encuentren, él nunca generará causas
y condiciones que dañen a otros. ¿Por qué no? Por dos razones: por sabiduría y
por autocontrol.
Buen hombre, él no hará el mal en un lugar en el que el mal
impere, por cuatro razones: 1) porque él entiende las faltas producidas por sus
aflicciones; 2) porque no sigue a sus aflicciones; 3) porque es capaz de tolerar
el sufrimiento; 4) porque no tiene miedo. Un Bodhisattva equipado con estos
cuatro fenómenos, no es agitado por cinco razones: 1) porque él se deleita en
la acumulación de actos virtuosos; 2) porque discrimina correctamente entre lo
bueno y lo malo; 3) porque permanece cercano al verdadero Dharma; 4) porque
tiene compasión hacia los seres; 5) porque él reconoce los efectos de las vidas
pasadas.
Las
Habilidades de un Bodhisattva Equipado con las Ocho Cosas.
Buen hombre, un Bodhisattva equipado con las ocho cosas puede
tolerar las difamaciones y críticas de los otros. Cuando otros lo alaban, se
siente avergonzado y embarazado. Cuando él se entrena para el logro de la Iluminación,
el se alegra, pero en modo alguno surge en él el orgullo. El puede domar al malo,
y unir a un grupo desunido. El da a conocer las buenas acciones de otros, pero
nunca airea sus faltas. El no hace público aquello de lo que otros se
avergüenzan. Cuando él oye un secreto de otro, no lo da a conocer. El no hace súplicas
para conseguir cosas mundanas. El da una gran retribución a cambio de la escasa
amabilidad recibida. El mantiene una mente benevolente hacia aquel que siente
resentimiento hacia él. Cuando hay amigos y enemigos sufriendo, el rescata
primero del sufrimiento al enemigo. El siente compasión hacia aquellos que lo
insultan, y hacia aquellos que lo golpean. Cuando ve a alguien robándolo, el
permanece quieto e imperturbable. El ve a todos los seres como si fueran sus
padres. El preferiría antes perder su vida, que contar mentiras. ¿Por qué?
Porque él sabe que cada acción tiene su correspondiente retribución.
El mira a las aflicciones como a enemigos, y a las acciones
virtuosas como a un viejo amigo muy querido. Cuando en él surge la codicia
hacia los objetos externos, él inmediatamente observa sus faltas. Y lo mismo
hace con todas sus aflicciones.
Si permanece cerca de malas personas, el no intenta intimar
con ellos. Aunque no viva con buenos amigos, el no piensa que esté muy alejado
de ellos. Aunque él hace ofrendas a los padres, maestros, y mayores, el nunca
comete malas acciones para poder hacer
estas ofrendas. Aunque posea pocos bienes materiales, en el no surgen
pensamientos de malicia cuando otros le piden limosna. Aunque él no intima con
las personas viles, el siempre tiene compasión hacia ellos, y les paga el mal
con bien. Cuando el está experimentando placeres, no menosprecia a otros; y
cuando ve que otros están sufriendo, no se regocija.
El utiliza los cuatro modos de actividad para transformar a
los seres, con las acciones puras del cuerpo. El recita las doce categorías de
las escrituras para transformar a los seres, con la acción pura del habla. El
se entrena en los Cuatro Inmensurables[5]
para transformar a los seres, con la acción pura de la mente. El se deleita en
hacer cualquier cosa con tal de traer la felicidad a los seres, incluso aunque
a él le suponga tener que experimentar dolor en su cuerpo. Aunque los temas
mundanos no lo benefician, él los llega a dominar para beneficio de los seres.
Incluso en el caso de que en aquello en lo que él se ha entrenado llegue a ser
el mayor de los expertos, el no muestra orgullo por ello. Usando lo que ha
aprendido, transforma diligentemente a los seres, deseando continuar haciéndolo
infinitamente, y posibilita que sus amigos y parientes no hagan el mal.
Equipado con las ocho cosas, el se delita en enseñar a los
seres, explicándoles el principio de la causación, el cual no tiene error.
Cuando los seres queridos se van, el no se siente destrozado, porque él es
consciente de la impermanencia. Cuando experimenta placeres, no se siente
apegado a ellos, porque es consciente del sufrimiento y la impermanencia. Buen
hombre, un Bodhisattva equipado con las ocho cosas es capaz de hacer todo esto.
Buen hombre, existen dos clases de Bodhisattvas: aquellos que
han renunciado a la vida en familia, y aquellos que llevan una vida en familia.
Para los Bodhisattvas que han renunciado a la vida en familia, es fácil
entrenarse para conseguir las ocho cosas; pero para los bodhisattvas que llevan
una vida en familia es difícil el entrenamiento para conseguir las ocho cosas.
¿Por qué? Porque aquellos que llevan una vida en familia están impedidos por
muchas causas y condiciones adversas.
[1]
Nacer en una familia de brahmines o de aristócratas, esto es, tener un estatus
social elevado.
[2]
Quien recibe. Existen tres campos de fortuna, el Campo del Mérito; el Campo de
la Amabilidad; y el Campo de Compasión.
[3]
Son los ocho opuestos al Noble Sendero Óctuple.
[4]
Los miembros de la Sangha necesitan actuar de forma acorde con el cuerpo,
habla, y mente practicando los preceptos morales, la generosidad, y la visión.
Todos ellos son elementos que crean la armonía y el respeto dentro de una comunidad.
[5]
Amor, compasión, alegría, y ecuanimidad inmensurables.
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