Los Cinco Preceptos.
Sujāta preguntó: “Bhagavan, ¿Qué tipo
de gente puede tomar los Tres Refugios? ¿Qué tipo de persona no puede?”
El Buda dijo: “Buen hombre, aquellos
que creen en la causalidad, las Cuatro Nobles Verdades, y el logro de la
Iluminación, pueden tomar los Tres Refugios. Buen hombre, aquellos que tienen
una fe sincera indestructible, permanecen cerca de las Tres Joyas, y aceptan
las enseñanzas de los buenos amigos instruidos, pueden tomar los Tres Refugios.
Además, pueden aceptar preceptos del practicante laico.
Uno debería de reflexionar en que los
preceptos del laico pueden traerle a uno méritos y buenas retribuciones
inmensurables, y que pueden destruir una inmensurable cantidad de fenómenos no
virtuosos. Además, uno debería de reflexionar en que son incontables los seres
que experimentan sufrimiento, que es difícil renacer como humano, que es
difícil tener las facultades completas; que incluso aunque uno tenga las
facultades completas, es difícil tener fe; que incluso teniendo fe, es difícil
encontrar buenos amigos instruidos; que si uno ha encontrado buenos amigos
instruidos, es difícil lograr el dominio de los fenómenos; y que incluso si uno
ha obtenido el dominio de los fenómenos, los fenómenos son impermanentes.
Uno debería de entender esto: “Si yo
realizo malas acciones, yo recibiré retribuciones acordes en mi cuerpo y mente,
en la vida presente y en la vida futura. Por tanto, las malas acciones hechas
con mi cuerpo, habla, y mente son mis enemigas. Incluso si las tres clases de
acciones no trajeran retribución, yo no las cometería porque tendría unas características
faciales abominables, y porque, tras la muerte, yo me arrepentiré de ellas. Por
consiguiente, yo tomo los Tres Refugios, y acepto los ocho preceptos
purificadores; y permaneceré alejado de aquellos que son malignos, y de las
malas acciones”.
Los Preceptos Mundanos y los Preceptos Superiores.
Un hombre sabio distingue entre dos
clases de preceptos: los preceptos mundanos, y los preceptos superiores. Si uno
acepta los preceptos mundanos sin confiar en las Tres Joyas, son llamados
“preceptos mundanos”. No son de fiar, son como la pintura que no contiene
fijador. Por tanto, uno debería de tomar primero refugio en las Tres Joyas, y
entonces aceptar los preceptos, sean durante toda una vida, como en el caso de
los preceptos del seguidor laico; o durante un día y una noche, como sucede con
los ocho preceptos.
Buen hombre, la aceptación de los
preceptos no puede borrar las malas acciones cometidas por uno en el pasado,
pero tomando los Tres Refugios y aceptando los preceptos superiores se puede.
Incluso si uno ha cometido una falta grave, no perderá la esencia del
correspondiente precepto. ¿Por qué no? Debido al poder del precepto. Supongamos
que dos personas han cometido una falta. Uno de ellos ha tomado los preceptos
supremos, y otro no. El último es culpable de una falta grave, mientras que el
primero es culpable de una falta leve. ¿Por qué? Porque el último ha violado
los preceptos del Buda.
Existen dos clases de transgresiones,
aquellas que son graves por naturaleza, y aquellas que son graves por ser precepto.
Dentro de cada clase, una falta puede ser grave o leve. Una falta grave puede
ser disminuida para que se convierta en una leve, y viceversa.
Por ejemplo, Angulimala aceptó
algunos preceptos mundanos[1],
mientras que Elāpattra, el Rey de los Nagas, aceptó los preceptos superiores.
Aunque Angulimala cometió una falta grave por naturaleza, él no era culpable de
una transgresión grave. Al contrario, Elāpattra violo un precepto de
abstinencia[2], y fue
culpable de una transgresión grave. Por tanto, una falta grave puede
convertirse en una transgresión leve, y viceversa. Así pues, aquellos que han
cometido una misma acción, pueden recibir retribuciones diferentes.
“No matar” y “no robar” están
incluidos en ambos grupos: en los preceptos mundanos y en los preceptos
superiores. Lo mismo es verdad para “no beber alcohol”. No obstante, los
preceptos mundanos son básicamente impuros. Tras haber recibido preceptos
mundanos, uno permanece impuro, y sus ornamentos, percepciones, pensamientos, y
retribuciones, también son impuras. Por tanto, esos preceptos solo pueden ser
llamados “preceptos mundanos”, no preceptos superiores. Por ello, uno debería
de aceptar los preceptos superiores.
Buen hombre, en el futuro, en tiempos
del Buda Maitreya, los seres humanos tendrán una altura de cinco metros y
medio, y la duración de su vida será de 84.000 años. Las retribuciones que
serán obtenidas por aceptar los preceptos superiores por aquellos que vivan en
aquel tiempo, y las retribuciones obtenidas por aquellos que aceptan esos
preceptos hoy, en este mundo lleno de males, serán iguales. ¿Por qué? Porque
sus tres raíces de virtud[3]
son iguales.
Algunos postulan que los preceptos
han sido establecidos para proteger a aquellos que están destinados a ser
matados. Su afirmación no es cierta. ¿Por qué? Porque los preceptos protegen a
todos los seres, estén destinados a ser matados o no. Puesto que todos los
seres, tanto los que son destinados a ser matados, como los que no son
destinados a ser matados, son incontables e ilimitados, similarmente, las
buenas retribuciones (por observar los preceptos) son incontables e ilimitadas.
La Observación de los Cinco Preceptos es Estar Dando las Cinco
Limosnas.
Buen hombre, de entre todas las
limosnas, liberar del miedo es la más destacada. Yo digo que las cinco grandes
limosnas son los cinco preceptos, porque ellos liberan a los seres de los cinco
miedos. Estas cinco limosnas son fáciles de dar porque uno puede darlas
libremente sin necesidad de gastar su riqueza. No obstante, uno adquirirá un
mérito inmensurable e ilimitado. Sin dar esas cinco limosnas, uno no puede
logran ni siquiera el primer fruto del Oyente, convirtiéndose en uno que Entra
en la Corriente, y mucho menos alcanzar la Insuperable, Perfecta, y Completa
Iluminación.
Buen hombre, uno que ha recibido los
cinco preceptos es estimado y protegido por los dioses, y alcanza un gran
renombre. Mientras se encuentra cara a cara con los males, uno no tendrá
ansiedad o angustia. Los seres se sentirán deleitados estando cerca de uno, y
siguiéndolo.
El hijo de Anathapindika, el Mayor,
aceptó los preceptos porque le fueron dadas a cambio 8.000 piezas de oro. No
obstante, él recibirá méritos inmensurables y buenas retribuciones. Buen
hombre, si uno adquiere algunos méritos del aceptar los preceptos incluso por
dinero, uno adquiere muchos más méritos si acepta los preceptos para conseguir
la liberación.
Buen hombre, los cinco preceptos
están rodeados por cinco fenómenos virtuosos, los cuales continúan creciendo,
como la corriente del Ganges. ¿Cuáles son esos cinco? Son: 1) la bondad; 2) la
compasión; 3) la alegría; 4) la paciencia; y 5) la fe. Si uno puede romper en
pedazos las visiones erróneas y quitar la red de dudas, uno tendrá una atención
correcta[4].
Uno tendrá una gran pureza, estará adornado con labores puras, y estará libre
de percepciones contaminadas.
Buen hombre, si uno es capaz de
permanecer alejado de los cinco males[5]
y de las cinco acciones no virtuosas cometidas con cuerpo, habla, y mente, esto
es llamado “aceptación de los preceptos”. Si alguien postula que uno puede ir
más allá del ciclo de nacimiento y muerte sin aceptar los cinco preceptos, su
afirmación no es cierta. ¿Por qué? Porque, buen hombre, si uno aspira a cruzar
el océano inmenso del nacimiento y muerte, uno debería de aceptar y observar sinceramente
los cinco preceptos. Cuatro de los cinco preceptos permanecerán como preceptos
no actuantes en las vidas futuras de uno, pero el tercer precepto no. Puesto
que es difícil dejar de ser cariñoso, uno permanece enmarañado en el deseo
sexual, por tanto uno debiera de tener cuidado de no abandonar el autocontrol.
Supón que alguien postula que hay
faltas más graves que el consumo de alcohol, y se pregunta por qué los Budas
del pasado instituyeron el precepto contra la ingesta de alcohol, pero no
contra esas otras faltas más graves. Buen hombre, un alcohólico destruye su
sentido de la vergüenza y del deshonor, y no tiene miedo de caer en los tres
destinos desafortunados. Por tanto, él es incapaz de aceptar los otros cuatro
preceptos. Por consiguiente, los Budas del pasado instituyeron este precepto
que prohíbe beber alcohol.
Si alguien postula que este precepto
debiera de ser el primero en la lista de los cinco preceptos, su afirmación es
incorrecta. ¿Por qué? Porque beber alcohol es una falta grave por decreto, no
una falta grave por naturaleza. Los Tathagatas instituyeron primero las faltas
graves por naturaleza, y entonces instituyeron los preceptos contra las faltas
por decreto.
Buen hombre, tal como el Tathagata ha
dicho, hay tres días de purificación durante el creciente y menguante. Esto es
para acomodar las costumbres de los no budistas que hacen ofrendas a los dioses
en esos días. Buen hombre, lo mismo que los cordeles impiden que la persiana de
una ventana caiga, similarmente, la observación sincera de los (ocho) preceptos
durante esos (seis) días puede evitar que uno caiga en cualquiera de los tres
destinos desafortunados.
Buen hombre, para dar limosnas, hacer
ofrendas a las Tres Joyas, practicar meditación sentado, hacer buenas acciones,
recitar Sutras, y para abastecer a sus padres, uno debería de tomar la
resolución: “Si yo dejo de hacer esto, me castigaré a mí mismo”. Entonces los
méritos adquiridos por uno crecerán día y noche, como la corriente del Ganges.
Los cinco preceptos darán como
cosecha cinco frutos: 1) la retribución por una acción; 2) la retribución por
no actuar; 3) la retribución principal; 4) la retribución secundaria; y 5) la
liberación. Has de saber que aquel que observa los cinco preceptos después de
haberlos recibidos, adquirirá esos cinco frutos.
Permaneciendo, o No Permaneciendo en el Dharma.
Supón que un laico va frecuentemente
a los recintos de un templo para estar cerca de los monjes, les pregunta acerca
del Dharma, y escucha sus enseñanzas atentamente. Tras haber escuchado el
Dharma, él lo acepta y sostiene, lo recuerda, y entendiendo las diferencias
entre sus significados, entonces lo enseña y transforma a otros. El es llamado “un
laico que se beneficia a sí mismo y a los demás”.
Supón que un laico no estudia o
aprende de la forma descrita, y que él desdeña a los monjes. Buscando sus
faltas, el va a escuchar el Dharma sin fe ni reverencia. El sirve a los no
budistas, percibe sus méritos, y cree realmente en (el poder de) los astros
tales como el Sol, la Luna, y los cinco planetas. Esa clase de laico no está
permaneciendo en el Dharma.
Un laico no está permaneciendo en el
Dharma si, aunque él no cometa las cinco malas acciones, incita a otros a
cometerlas; si coge las cosas de otros sin permiso; si vende bienes prohibidos
por el gobierno; si trata a los pacientes a cambio de un precio, y entonces les
vende cosas; o si él establece su propio sistema contra la ley.
Un laico permanece en el Dharma si no
hace el mal, si no incita a otros a hacerlo, y si no piensa en hacerlo. Un
laico no está permaneciendo en el Dharma si comete una transgresión debido al
surgir de sus emociones aflictivas, y después no se siente ni avergonzado, ni
con remordimientos; o si él comete malas acciones para salvaguardar su cuerpo y
vida. Si un laico hace cosas que van contra el Dharma, él no es llamado un ser
humano, aunque tenga un cuerpo humano.
Al contrario, supón que un laico
tiene fe, que realiza acciones meritorias, y que se entrena en la atención
correcta. El observa que todos los fenómenos son impermanentes, no poseyendo
ninguno de ellos ningún “yo”, ni nada perteneciente a un “yo”. Él ni aprehende,
ni está apegado a ningún fenómeno, porque él observa que todos los fenómenos,
en medio del nacimiento, la decadencia, y la muerte, sin un momento de calma,
no tienen control sobre sus procesos. El observa que es difícil para uno
renacer como un ser humano; que incluso si se renace como humano, es difícil
tener las facultades completas; que incluso si uno tiene las facultades
completas, es difícil adquirir las visiones correctas; que incluso aunque uno
haya adquirido las visiones correctas, es difícil engendrar fe; que incluso
aunque uno haya engendrado la fe, es difícil encontrar buenos amigos instruidos;
que incluso aunque uno haya encontrado buenos amigos instruidos, es difícil oír
el verdadero Dharma; y que aunque uno haya encontrado el verdadero Dharma, es
difícil aceptarlo y sostenerlo. Aquel que hace estas observaciones es llamado
“un ser humano”.
Cambiando Tres Cosas Frágiles en Tres Cosas Duraderas.
Si uno observa la impermanencia de
los Tres Reinos de la Existencia, desde el Reino del Deseo hasta el Cielo de Ni
Percepción, Ni Sin Percepción, en el Reino Sin Forma; uno percibirá tres cosas
frágiles[6].
Por consiguiente, uno no busca renacer allí, desde los tres destinos
desafortunados del Reino del Deseo, hasta el Cielo de Ni Percepción, Ni Sin
Percepción.
Para cambiar el cuerpo frágil de uno
en un cuerpo duradero, uno debería de prestar obediencia y de hacer ofrendas a
los virtuosos, y seguirlos yendo y viniendo; debería de dar limosna con sus
propias manos; y realizar acciones meritorias. Esto es llamado “cambiar el
cuerpo frágil de uno en un cuerpo duradero”.
Para cambiar la riqueza frágil de uno
en una riqueza duradera, uno debería de dar limosna a los viajeros, al enfermo,
al demacrado, al pobre, y al de baja condición social, y hacer ofrendas a los
ascetas y brahmines. Esto es llamado “cambiar la riqueza frágil de uno en
riqueza duradera”.
Para cambiar la vida frágil de uno en
una vida duradera, uno debería de mantener los seis recuerdos[7];
cultivar la bondad, la compasión, el regocijo, y la ecuanimidad[8];
y realizar las Cuatro Verdades Nobles. Uno debería de observar correctamente el
proceso del nacimiento, vejez, enfermedad, y muerte. Uno debería de entender
que las buenas y las malas acciones traen su correspondiente retribución; que
el amor es seguido por la separación; que, antes de alcanzar la Iluminación,
los seres no tienen ningún control sobre su nacimiento, sino que están bajo el
poder del nacimiento y la muerte. Que puesto que todos los placeres mundanos
conllevan dolor, uno puede aceptar los placeres, pero en modo alguno ha de
apegarse a ellos, de forma similar al uso, pero no el sobreuso, del fuego en
los días de invierno.
Uno debería de cultivar la paciencia,
y dar limosna para beneficiar a los seres benéficos. Uno debería de observar en
profundidad que el sufrimiento y la felicidad tienen la misma naturaleza. Uno
debería de pronunciar palabras agradables para transformar a los seres,
posibilitándoles que puedan permanecer en el Dharma. Uno debería de evitar a
los malos amigos, y nunca debería de abandonar el autocontrol. Uno nunca
debería de permitirse el consumo de alcohol, el juego, o la caza. Esto es
llamado “cambiar una vida frágil en una vida duradera”.
Practicando Completamente la Perfección de la Generosidad.
Buen hombre, tras haber renacido como
humano, si uno tiene dominio sobre la riqueza, uno debería de hacer ofrendas a
sus padres, maestros, preceptores, mayores, y a aquellos que sostienen el
Dharma; y proveer de las medicinas necesarias a los viajeros que vienen de
lejos. Uno debería de pronunciar palabras agradables, y tener un sentido de la
vergüenza y del deshonor. Uno no debería de creer, o de rendir respeto a una
sola persona en particular. Cuando uno ve a sabios que cumplen con los
preceptos, y que han escuchado mucho el Dharma, uno debería de ofrecerles
alojamiento, comida y bebida, cama, ropas, y medicinas. Uno debería de creer
que dentro de la Sangha están aquellos que son virtuosos, tales como aquellos
que están Cercanos a Entrar en la Corriente y quienes Han Entrado en la
Corriente, hasta llegar a aquellos Cercanos al Estado de un Arhat, los Arhats,
y aquellos que se están entrenando en la Absorción Meditativa Semejante a un
Diamante[9],
y en la Absorción Meditativa de la Iluminación. Con esta convicción uno da
limosna con ecuanimidad, y adquiere méritos inmensurables.
Por tanto, en el Sutra del Hijo del Ciervo, Yo dije a Mrgāra-mātr: “El mérito
adquirido haciendo ofrendas al Buda y a los quinientos Arhats no difieren del
obtenido haciendo ofrendas a la Sangha”. Si uno hace ofrendas a un monje
perteneciente a una Sangha, quien parece ser extremadamente depravado, aún así
uno obtendrá méritos inmensurables y buenas retribuciones. ¿Por qué? Porque
aunque ese monje sea una mala persona que no cumple con los preceptos, que no
oye mucho el Dharma, o no realiza buenas acciones, él aún puede exponer la
causalidad y los tres tipos de Iluminación, sostener las visiones correctas, y
sostener el estandarte supremo del Tathagata; y no difama a las Tres Joyas.
Por tanto, si uno hace ofrendas a la
Sangha, hace ofrendas a ambos: al Buda y a la Sangha. Si uno observa la
maravillosa virtud del Dharma del Buda, uno realmente está haciendo ofrendas a
todas las Tres Joyas. Si uno da limosna sin buscar retribución, en efecto uno
está haciendo ofrendas para la Iluminación Insuperable, practicando de forma
completa la Perfección de la Sabiduría.
Si uno se entrena para lograr la
Iluminación, uno adquirirá méritos insuperables en vidas futuras. Uno puede
beneficiar a ambos, a uno mismo y a los demás, cultivando la bondad y la
compasión, y abandonando la felicidad personal para poner fin al sufrimiento de
los otros. Aunque uno no haya alcanzado la Iluminación, uno no tiene
preocupaciones o arrepentimientos. Aunque uno ha oído que la Iluminación es
difícil de alcanzar incluso tras haberse entrenado durante mucho tiempo, la
mente de uno nunca retrocede. Para beneficio de los seres, uno soporta inmensos
sufrimientos en innumerables vidas futuras, sin cansarse. Uno se deleita en
entrenarse de acuerdo al Dharma, sin buscar la felicidad mundana. Uno se
deleita en lugares silenciosos, y en renunciar a la vida en familia para
alcanzar la Iluminación.
Aún viviendo una vida en familia, uno
nunca debería de hacer el mal, como un hombre que ha conseguido la liberación,
y ha adquirido tres clases de preceptos: 1) los preceptos de la liberación[10];
2) los preceptos de la meditación[11];
y 3) los preceptos libres de las aflicciones[12].
Buen hombre, existen dos clases de
Bodhisattvas: aquellos que han renunciado a la vida en familia, y aquellos que
llevan una vida en familia. No es difícil para aquellos Bodhisattvas que han
renunciado a la vida en familia entrenarse de acuerdo al Dharma; pero para los
Bodhisattvas que llevan una vida en familia es difícil entrenarse de acuerdo al
Dharma. ¿Por qué? Porque aquellos que llevan una vida en familia están
impedidos por muchas causas y condiciones adversas.
[1]
Siguiendo las órdenes de un maestro no budista, quien le había ordenado matar a
mil personas, y traerle un dedo de cada una de ellas, Angulimala, cuyo nombre
significa “Collar de dedos”, mató a 999 personas, y cuando se disponía a matar
a su propia madre para completar la orden de su maestro, fue domado por el
Buda, quien se apareció ante él.
[2]
En una vida anterior, Elāpattra fue un moje que vivía en una cueva, A la
entrada había un arbusto espinoso que le rompía la ropa. Enfadado, lo cortó,
violando el precepto que impide a los monjes cortar árboles y arbustos. Como
consecuencia de esto, renació como un naga con un árbol en la cabeza, lo que le
ocasionaba un gran sufrimiento.
[3]
La ausencia de codicia, enfado, y de engaño.
[4] Samyak smrti.
[5] Matar,
robar, conducta sexual errónea, mentir y hacer daño con la palabra, y beber
alcohol.
[6]
El cuerpo, la riqueza, y la vida.
[7]
1) el Buda, 2) el Dharma, 3) la Sangha; 4) los preceptos morales, 5) la
generosidad; y 6) los dioses o los cielos.
[8]
Los Cuatro Inmensurables.
[9] Vajra samadhi.
[10] Pratimoksa-sila.
[11] Dhyana-sila.
[12] Anāsravā-sila.
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