miércoles, 28 de septiembre de 2011

Sutta Devaduta (Sutra de los Mensajeros Celestiales)

Majima Nikaya 130.
 
Esto he oído: en cierta ocasión el Bhagavan estaba viviendo en el monasterio ofrecido por Anathapindika, en la Arboleda de Jeta, en Saraswati.  El Bhagavan se dirigió a los monjes desde allí:” Monjes, lo mismo que un hombre que estuviera situado entre dos casas, cuyas puertas estuvieran una frente a otra, vería a la gente entrando, saliendo, deambulando, y vagabundeando en las dos casas, de forma semejante, yo vi con mi ojo divino purificado más allá de lo humano, a los seres desapareciendo y apareciendo, a los no exaltados y a los exaltados, a los hermosos y a los feos, en el cielo y en el infierno. Yo vi a los seres de acuerdo a sus acciones: aquellos seres buenos, que se comportan correctamente con el cuerpo, habla y mente, no culpando a los nobles, desarrollando una visión correcta, actuando de acuerdo a esa visión correcta, tras la muerte, mejoran y nacen en el cielo. Estos seres buenos, que se comportan correctamente con el cuerpo, habla y mente, no culpando a los nobles, desarrollando una visión correcta, actuando de acuerdo a esa visión correcta, con la destrucción del cuerpo, tras la muerte, nacen entre los humanos. Estos buenos seres, que llevan una conducta equivocada con el cuerpo, habla y mente, que culpan a los nobles, desarrollando una visión equivocada, actuando de acuerdo a esa visión equívoca, con la destrucción del cuerpo, tras la muerte, nacen en la esfera de los fantasmas hambrientos. Estos buenos seres, que llevan una conducta equivocada con el cuerpo, habla y mente, que culpan a los nobles, desarrollando una visión equivocada, actuando de acuerdo a esa visión equívoca, con la destrucción del cuerpo, tras la muerte, nacen entre los animales. Estos buenos seres, que llevan una conducta equivocada con el cuerpo, habla y mente, que culpan a los nobles, desarrollando una visión equivocada, actuando de acuerdo a esa visión equívoca, con la destrucción del cuerpo, tras la muerte, empeoran, y nacen en los infiernos.
Monjes, los guardianes del infierno lo cogen por sus manos y pies, y se lo enseñan al Rey del Inframundo. “Señor, este hombre es poco amistoso, no le gusta la armonía, no es casto, no honra a los ancianos de la familia, dale el castigo adecuado”
El rey del Inframundo le interroga, le pregunta las razones, y juntos estudian todo esto. “Buen hombre, ¿no viste al primero de los mensajeros celestiales entre los hombres?. El dice: “Señor, no lo vi” Entonces el Rey del Inframundo le pregunta:”Buen hombre, ¿viste a un niñito que se levanta y acuesta con dificultad, revolviéndose en su propia orina y heces mientras estaba acostado?” Entonces él responde: “Señor, lo vi”. El Rey del Inframundo le pregunta:”Buen hombre, siendo un sabio ya entrado en edad, ¿no se te ocurrió pensar “yo no he ido más allá del nacimiento, ahora haré algo bueno con cuerpo, habla y mente”? El dice: “Señor, no pude hacerlo debido a la negligencia” El Rey del Inframundo le dice: “Buen hombre, debido a la negligencia tu actuaste de esta manera. Esta mala acción no fue hecha por tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana, tus amigos, tus asociados, o tus parientes de sangre. No fue hecho por ascetas, brahmines o dioses, fue hecho por ti, y tu experimentarás sus resultados”
Monjes, el rey del Inframundo una vez que hubo acabado de interrogarle, de preguntarle por las razones y  de estudiar juntos lo que se refiere al primer mensajero celestial, le pregunta:”Buen hombre, ¿No viste al segundo mensajero celestial entre los humanos?” El dice: “Señor, no lo vi”. Entonces, el Rey del Inframundo le pregunta:”Buen hombre, ¿no viste entre los humanos a una mujer, o a un hombre, de ochenta o noventa años, decayendo y encorvado como la estructura de un tejado, andando apoyándose en un bastón, temblando, enfermo, con la juventud perdida, con los dientes rotos, el cabello gris, la piel arrugada?” Entonces él dice:”Señor, lo vi” . El Rey del Inframundo le pregunta entonces: “Buen Hombre, siendo un sabio ya entrado en edad, ¿no se te ocurrió pensar “yo no he ido más allá del decaimiento, ahora haré algo bueno con cuerpo, habla y mente?” El responde: “Señor, no pude hacerlo debido a la negligencia”
El Rey del Inframundo dice:” Buen hombre, debido a la negligencia tu actuaste de esta manera. Esta mala acción no fue hecha por tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana, tus amigos, tus asociados, o tus parientes de sangre. No fue hecho por ascetas, brahmines, o dioses, fue hecho por ti, y tu experimentarás sus resultados.”
Monjes, el Rey del Inframundo, una vez que hubo terminado de interrogarle, de preguntarle y de estudiar juntos lo que se refiere al segundo mensajero celestial, le pregunta: “Buen hombre, ¿no viste al tercer mensajero celestial entre los humanos?” El responde: “Señor, no lo vi” Entonces, el Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, no viste entre los humanos a un hombre o a una mujer gravemente enfermos, inmersos en su propia orina y sus heces, levantado por otros, conducido por otros?” El responde: “Señor, lo vi” Y el Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, siendo un sabio ya entrado en edad, ¿no se te ocurrió pensar “Yo no he ido más allá de la enfermedad, ahora debo de hacer algo bueno con el cuerpo, habla y mente?” El contesta: “Señor, yo no pude hacerlo debido a la negligencia” Entonces el Rey del Inframundo dice: “Buen hombre, debido a la negligencia tu actuaste de esta manera.
Esta mala acción no fue hecha por tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana, tus amigos, tus asociados, o tus parientes de sangre. No fue hecho por ascetas, por brahmines, o por dioses; fue hecho por ti, y tu experimentarás sus resultados.
Monjes, el Rey del Inframundo una vez que hubo acabado de interrogarle, de preguntarle por las razones, y de estudiar juntos lo que se refiere al tercer mensajero celestial, le pregunta: “Buen hombre, ¿no viste al cuarto mensajero celestial ente los humanos?” El dice: “Señor, no lo vi” Entonces el Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, ¿nunca has visto entre los humanos a un transgresor que ha sido capturado por el rey, y a quien le han aplicado diversos tipos de tortura, a quien le han azotado con una vara, a quien han azotado con una liana, a quien han golpeado con un sucio bastón, a quien le han cortado las manos, a quien le han cortado los pies, a quien le han cortado manos y pies, a quien le han cortado las orejas y la nariz, a quien han metido en una gran caldera hirviente, a quien han herido con una concha, a quien han puesto en la boca de Rahu, a quien le han puesto una guirnalda ardiendo, a quien le han abrasado las manos, a quien le han dado un vestido de corteza, a quien han arrojado a las serpientes, a quien le han clavado garfios en su carne, a quien le han cortado trozos de carne de su cuerpo, a quien le han pasado un clavo de oído a oído, a quien le han golpeado su cuerpo hasta dejarlo como la paja, a quien han metido en aceite hirviendo, a quien han arrojado a los perros hambrientos para que lo devoren, a quien  le han colgado clavándolo a un madero hasta su muerte, y a quien le han cortado el cuello con una espada?” El responde: “Señor, lo vi” El Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, siendo un hombre sabio ya entrado en años, ¿no se te ocurrió pensar que para las malas acciones, aquí y ahora, no hay otro resultado, y que ahora debería de hacer algo bueno con cuerpo, habla y mente?” El responde: “Señor, no pude hacerlo debido a la negligencia”  Entonces el Rey del Inframundo le dice:” Buen hombre, debido a la negligencia, tú has actuado de esa manera. Esta mala acción no fue cometida por tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana, tus amigos, tus asociados, o tus parientes de sangre. No fue realizada por ascetas, por brahmines, o por dioses. Fue hecho por ti, y tu experimentarás los resultados”.
Monjes, el Rey del Inframundo una vez que hubo acabado de interrogarle, de preguntarle por las razones, y de estudiar juntos lo que se refiere al cuarto mensajero celestial, le pregunta: “Buen hombre, ¿no viste al quinto mensajero celestial entre los humanos?” El responde : “Señor, no lo vi”. Entonces el Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, ¿no viste entre los humanos a una mujer o a un hombre que llevaba ya un día muerto, que llevaba dos días, que llevaba  tres días muerto, hinchado y habiéndose vuelto azul?” El dice: “Señor, lo vi”.  Entonces el Rey del Inframundo le pregunta: “Buen hombre, siendo un hombre sabio ya entrado en edad, ¿no se te ocurrió pensar “yo también estoy sujeto a la muerte. Yo he ido más allá de ella. Ahora haré algo bueno con el cuerpo, habla y mente”? El responde: “Señor, yo no pude hacerlo debido a la negligencia”. El Rey del Inframundo le responde: “Buen hombre, debido a la negligencia tu actuaste de esa manera. Esta mala acción no fue hecha por tu madre, tu padre,  tu hermano, tu hermana, tus amigos, tus asociados, o tus parientes de sangre. No fue cometida por ascetas, brahmines o dioses, fue hecha por ti, y tu experimentarás sus resultados”.
Monjes, el Rey del Inframundo habiendo terminado de interrogarle, de preguntarle por las razones, y de estudiar juntos lo que se refiere al quinto mensajero celestial, guardó silencio.
Entonces los guardianes del infierno le aplicaron las cinco penas obligadas. Esto es, primero con dos clavos ardientes le atraviesan las palmas de sus manos, y con otros dos más le atraviesan sus pies, y con un quinto clavo ardiente le es atravesado el pecho. Como consecuencia de esto, sufre  desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno se lo llevan, y le golpean con martillos. Como consecuencia de esto, sufre desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno lo cogen, le ponen al revés,
y le cortan con un cuchillo. A consecuencia de esto también experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno le ponen un yugo y le atan a un carro haciéndole tirar de él de un lado a otro, sobre un suelo que está llameando y ardiendo. Como consecuencia de esto, experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno le hacen subir y bajar una roca de ámbar ardiendo. Como consecuencia de esto experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno le arrojan al revés dentro de una hirviente caldera de metal fundido. Ahí es cocinado en el metal fundido, y él por su iniciativa, se zambulle y cruza a través de la caldera de metal fundido. A consecuencia de esto, experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado. Sin embargo, no muere hasta que el karma que lo ha ocasionado se agote. Después los guardianes del infierno le arrojan dentro del Gran Infierno. El Gran Infierno es cuadrado, y tiene cuatro puertas, y está dividido en dos, cercado por muros de hierro, está cerrado con un techo de hierro. El suelo ocupa setecientas millas, y siempre está ahí.
El fuego mana del muro del este del Gran Infierno, hasta abrasar el muro del oeste. El fuego mana del muro del oeste del Gran Infierno, hasta abrasar el muro del este. El fuego mana del muro del norte del Gran Infierno, hasta abrasar el muro del sur. El fuego mana del muro del sur del Gran Infierno, hasta abrasar el muro del norte. El fuego mana desde el fondo hasta alcanzar el techo, y desde el techo hasta alcanzar el fondo. Ahí experimenta  desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que el karma se agote.
Monjes, después un lapso de muchísimo tiempo, sucede que la puerta este del Gran Infierno se abre. Entonces el corre a gran velocidad, al hacerlo quema su piel externa, su piel interna, su carne, sus nervios, e incluso sus huesos humean, sin embargo con la esperanza de salir, lo hace. Cuando está a punto de lograrlo, la puerta se cierra. Entonces experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Monjes, después de un lapso de muchísimo tiempo, sucede que la puerta oeste del Gran Infierno se abre. Entonces el corre a gran velocidad, al hacerlo quema su piel externa, su piel interna, su carne, sus nervios, e incluso sus huesos humean, sin embargo con la esperanza de salir, lo hace. Cuando está a punto de lograrlo, la puerta se cierra. Entonces experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Monjes, tras un lapso de muchísimo tiempo, sucede que la puerta este del Gran Infierno se abre. Entonces el corre a gran velocidad, haciéndolo así el quema su piel externa, su piel interna, su carne, sus nervios, e incluso sus huesos humean, sin embargo con la esperanza de salir, lo hace. El escapa por esa puerta.
Paralelo, y junto al Gran Infierno, está el Infierno de los Excrementos, y él cae en este. En él hay cosas vivas con bocas agudas como agujas, que despedazan la piel externa, después la piel interna, después la carne, después los nervios e incluso los huesos, y comen la médula de los huesos. Allí el experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Paralelo, y junto al Infierno de los Excrementos, está el Infierno en el que Llueven Cenizas Ardiendo, y el cae en él. Allí el experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Paralelo, y junto al Infierno en el que Llueven Cenizas Ardiendo, está el Bosque de Simbali, de más de siete millas de largo, tiene espinas de dieciséis pulgadas de largo, en llamas y abrasadoras; el trepa a esos árboles y se mueve de un lado para otro a través de ellos. Allí experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Paralelo,  y junto al Bosque de Simbali,  hay un Bosque de Espadas. El entra ahí. Las hojas que caen con el viento, cortan sus pies, sus manos, sus pies y manos, orejas, nariz, orejas y nariz. Allí el experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que su karma se agote.
Paralelo, y junto al Bosque de Espadas, está un gran rio de agua salada. El cae en él. El es arrastrado corriente arriba y corriente abajo. Allí experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que se agote todo el karma.
Entonces los guardianes del infierno lo sacan con un gancho, y le preguntan: “Buen hombre, ¿Qué deseas?”  El dice: “Señor, estoy hambriento”. Entonces los guardianes del infierno le abren la boca con unos ganchos al rojo vivo, y le arrojan dentro de su boca unas ardientes bolas de hierro. Estas queman sus labios, su boca, su cuello, su pecho, sus intestinos, el intestino grueso, y salen por el ano. Allí experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que el karma se agota.
Entonces los guardianes del infierno le preguntan: “Buen hombre, ¿qué deseas?” El responde: “Señor, estoy sediento”  Entonces los guardianes del infierno abren su boca con ganchos de hierro al rojo vivo, y vierten dentro de su boca ardiente cobre fundido. Queman sus labios, su boca, su cuello, su pecho, los intestinos, el intestino grueso, y sale por su ano. Allí experimenta desgarradores y agudos sentimientos de desagrado, sin embargo no muere hasta que el karma se agota.
Entonces los guardianes del infierno lo llevan de nuevo al Gran Infierno.
En el pasado, al Rey del Inframundo le sucedió esto. A aquellos que hacen mal en el mundo, les aguardan estos diversos castigos. ¡Oh, sí obtuviera un cuerpo humano!¡Oh, si el Tathagata, el Perfecta y Completamente Iluminado naciera en el mundo! ¡Oh, yo debiera de seguir a ese Bhagavan! ¡Oh, el Bhagavan me enseñaría y yo conocería esa Enseñanza!
Monjes, yo digo esto no por haberlo escuchado de otro asceta o Brahmín, sino que esto es lo que yo he visto y conocido por mí mismo, y por eso lo cuento.
Entonces el Bhagavan añadió:
Aquellos humanos que son negligentes, cuando culpados por los mensajeros celestiales
nacen en los renacimientos más bajos, allí se afligen durante mucho tiempo.
Los humanos pacíficos y diligentes, viendo a los mensajeros celestiales,
no son negligentes  con respecto a la Noble Enseñanza ningún día.
Ven que existe el miedo en el poseer, nacer, morir y ser;
y abandonando el poseer, destruyendo nacimiento y muerte,
son los pacíficos y contentos, quienes han extinguido el ego, viviendo en el aquí y el ahora,
Yendo más allá de todo miedo y venganza, han ido más allá de todo lo desagradable”
 
FIN DEL SUTRA
 
Trad. por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.
 
 
 
 
 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Subhasita Sutta (sutra sobre el hablar bien)

Esto he oído.
En una ocasión el Bhagavan permanecía en Saraswati, en la Arboleda de Jeta, en el parque del Monasterio de Anathapindika. Allí, Él se dirigió a los monjes: “¡Monjes!”
Los monjes replicaron: “ Si, Señor”
Entonces el Bhagavan dijo: “ Monjes, el habla dotada con cuatro características está bien dicha, y no mal dicha, carece de falta alguna, y no es considerada como falta por el sabio. ¿Cuáles son estas cuatro características? Es el caso en el que un monje dice solo lo que está bien dicho, y no lo que está mal dicho; en que dice solo lo que es justo, y no lo que es injusto; en el que habla solo que resulta agradable, y no lo que resulta desagradable; en el que habla solo lo que es verdad, y no lo que es falso. El habla que tiene estas cuatro características está bien dicha, y no mal dicha; carece de faltas, y no es considerada como falta por el sabio”.
Esto fue lo que dijo el Bhagavan. Habiendo dicho esto, el Tathagata, el Maestro, dijo a continuación:
“Quien ha logrado la calma dice que lo bien dicho es lo mejor;
segundo, que uno debería de decir lo que es justo, y no lo que es injusto;
tercero, debería de decir lo que es agradable, y no lo que es desagradable;
cuarto, debería decir lo que es verdad, y no lo que es falso”.
Entonces el Venerable Vangisa, levantándose de su asiento, colocó su manto sobre un hombro, y frente al Bhagavan, con las palmas de sus manos juntas frente a su corazón, dijo:
¡Una inspiración me ha llegado, Bhagavan! ¡Una inspiración me ha llegado, Tathagata!”
El Bhagavan dijo: “Deja surgir esa inspiración, Vangisa”
Entonces el Venerable Vangisa, alabó al Bhagavan ante su presencia, con estos hermosos versos:
“Pronuncia solo las palabras
que ni te atormenten
ni hagan daño a otros.
Esas palabras están verdaderamente bien dichas.

Habla solo palabras agradables,
el habla que es bien recibida.
El hablar cuando no aporta mal
a otros es placentero.

La verdad, indudablemente, es el habla imperecedera:
Este es un antiguo principio.
La realización y el Dharma,
es decir la paz,
están firmemente establecidos en la verdad.

Los discursos que el Buda pronuncia
para el logro de la Iluminación,
permanecen, para poner fin
a la gran extensión del sufrimiento.
Ese es el habla insuperable.”

Trad. al castellano por el ignorante y falto de devoción upasaka Losang Gyatso.