Después, tras haber convocado
a una asamblea a los Sakyas, el Rey Suddhodana planteó esta cuestión: “Este
príncipe, ¿Será un monarca universal, o abandonará el hogar convirtiéndose en
un monje mendicante?”
En aquel tiempo, en las
laderas del Himāvat, la reina de las montañas, vivía el gran sabio Asita, junto
con su sobrino Naradatta. Este gran sabio, que poseía los cinco conocimientos
superiores, había observado muchos fenómenos sobrenaturales en el momento del
nacimiento del bodhisatva. En la expansión del cielo él había visto a muchos
hijos de los dioses embargados de alegría, pronunciando el nombre del Buda, y
agitando banderas de lado a lado. A él le vino este pensamiento: “Tengo que ver
todo esto en detalle.” Con su ojo divino examinó todo Jambudvipa, y vio que en
la gran ciudad de Kapilavastu, al Rey Suddhodana le había nacido un hijo, un
príncipe que brillaba con la luz del mérito, que era venerado por todo el mundo,
y cuyo cuerpo estaba adornado con las treinta y dos marcas de un gran hombre.
Tras haber visto al
bodhisatva, Asita se dirigió al joven brahmín Naradatta, diciendo: “Escucha
bien; en este mundo ha aparecido una gran joya. Ha nacido un príncipe en la
ciudad de Kapilavastu, en casa del Rey Suddhodana, que brilla con el esplendor
del mérito, que es venerado por todo el mundo, y cuyo cuerpo está adornado con
las treinta y dos marcas de un gran hombre. Si se llega a quedar en su palacio,
él se convertirá en un monarca universal, en el líder de los cuatro cuerpos de
ejército victoriosos. Será un gran líder, dedicado al Dharma, teniendo la
fuerza y el coraje de muchos súbditos bajo su mando. El será un rey del Dharma,
en posesión de las siete joyas: 1) la rueda preciosa, 2) el elefante precioso,
3) el caballo precioso, 4) la joya preciosa, 5) la reina preciosa, 6) el
administrador precioso, y 7) el ministro precioso. El tendrá mil hijos
heroicos, enérgicos, bien parecidos, y triunfantes. Debido a esta fuerza
innata, él dominará el mundo entero sin necesidad de utilizar la fuerza o las
armas, gobernando de acuerdo al Dharma. El ejercerá la autoridad real con
omnipotencia. De esta forma el mundo entero será su reino. Pero si él abandona
su hogar para llevar la vida de un monje errante, el será un Tathagata, un
Arhat, un Buda completo y perfecto, un maestro y un guía que es independiente
de otros y que es famoso en el mundo. Así que ven, vamos a verlo.”[102]
Después de hablar así, el
gran sabio Asita junto con su sobrino Naradatta, volaron como cisnes a través
de los cielos hacia la ciudad de Kapilavastu. Cuando llegó, ocultó sus poderes
mágicos y entraron andando en la gran ciudad, donde se dirigieron hacia el
palacio real, y una vez allí se acercaron a la puerta de la morada el rey.
Monjes, a la puerta de la residencia real, el sabio semejante a un dios vio
reunidos a varios cientos de miles de seres.
Dirigiéndose al portero,
Asita pronunció estas palabras: “Amigo, por favor, informa al rey que hay un
sabio espiritual a su puerta.” “Muy bien”, dijo el portero. Y conforme a la
petición del sabio, el portero fue ante el Rey Suddhodana con las palmas juntas
en señal de respeto, y dijo: “Su Majestad, a la puerta hay un sabio muy anciano
que dice que desea ver al rey.”
El rey tenía un asiento
preparado para el sabio Asita, y dijo al portero: “Permite entrar al sabio.”
El portero retornó de las
dependencias de palacio, y dijo al sabio Asita que entrara en el palacio.
Entonces el sabio Asita fue ante el Rey Suddhodana, y dijo: “¡Gran rey, que
puedas ser victorioso! ¡Que puedas ser victorioso! ¡Que puedas vivir mucho
tiempo! ¡Que puedas gobernar de acuerdo al Dharma!”
El Rey Suddhodana primero
honró al sabio dándole agua para lavar sus pies y para aclarar su boca, y
después con gran respeto y consideración lo invitó a sentarse sobre un cojín, y
una vez que vio que el sabio estaba sentado de forma confortable, se dirigió a
él con gran deferencia: “Sabio, no recuerdo haberte visto antes, ¿Qué te trae por
aquí?” [103]
Asita replicó: “Gran rey, te
ha nacido un hijo, y yo vengo a verlo.”
El rey dijo: “Gran sabio, el
joven príncipe está durmiendo, por favor, espera un poco hasta que despierte.”
El sabio replicó: “Gran rey,
un gran ser como este no permanece durmiendo por mucho tiempo. Los grandes
seres como él acostumbran a permanecer despiertos.”
Monjes, entonces el
bodhisatva debido al afecto hacia el sabio Asita comenzó a mostrar signos de
estar despierto. El Rey Suddhodana cogió cuidadosamente al joven príncipe
Sarvārthasiddha con ambas manos, y lo llevó ante el sabio Asita. Cuando el
sabio observó al bodhisatva, vio que su cuerpo estaba maravillosamente adornado
con las treinta y dos marcas y los ochenta signos de un gran hombre; vio que su
cuerpo era superior incluso al de Sakra, Brahma, y a los de los Guardianes del
Mundo; que el cuerpo del bodhisatva brillaba más que cien mil soles; y que
todos sus miembros eran hermosos.
Entonces el sabio expresó sus
pensamientos, diciendo: “¡Oh! ¡Un ser asombroso ha nacido en este mundo! ¡Un
ser asombroso y excepcional ha nacido en este mundo!” Y mientras estaba
hablando esto, se levantó de su asiento, y juntando sus manos respetuosamente,
se postró a los pies del bodhisatva. Después de circunvalar al bodhisatva,
Asita lo apretó contra su pecho mientras miraba las treinta y dos marcas del
cuerpo del bodhisatva. Para el gran hombre dotado con estas marcas solo hay dos
posibilidades, y ninguna otra. Si permanece en el hogar, el será un rey
universal que comandará los cuatro tipos de ejército; será un rey victorioso y
devoto del Dharma, que dirigirá la fuerza y el coraje de sus súbditos, que
poseerá las siete cosas preciosas: la rueda preciosa, el elefante precioso, el
caballo precioso, la gema preciosa, la reina preciosa, el administrador
precioso, y el ministro precioso. El tendrá mil hijos heroicos, valientes,
hermosos, y fuertes; triunfadores sobre
sus enemigos. Por medio de su fuerza innata el dominará el mundo entero y sus
océanos, sin necesidad de utilizar la fuerza o las armas. El ejercerá la
autoridad real con omnipotencia.
Pero si el abandona su hogar
para llevar la vida de un monje errante, llegará a ser un Tathagata, un Buda
perfecto y completo, un guía inigualado por ningún otro. Como el sabio vio todo
esto, las lágrimas comenzaron a resbalar por su cara, y sentándose comenzó a
suspirar. [104] El Rey Suddhodana, viendo llorar y suspirar al gran sabio,
comenzó a preocuparse y a temer, y rápidamente preguntó al gran sabio con gran
aprehensión: “¡Sabio! ¿Por qué estás llorando y profiriendo grandes suspiros?
¿Hay algún peligro que tú veas para el joven príncipe?”
Ante estas palabras el sabio
Asita habló lo siguiente:” ¡Gran rey! No estoy llorando por el príncipe, y no
hay ningún infortunio que vaya a caer sobre él. Lloro por mí mismo, gran rey,
porque yo estoy viejo y decrépito. Sin embargo, el príncipe Sarvārthasiddha
despertará a la budeidad completa y perfecta, y girará la rueda del Dharma
incomparable, lo cual no puede ser hecho por ningún asceta o brahmín, por
ningún dios o demonio, ni por ningún otro en el mundo. Para la salvación y la
felicidad de este mundo y del de los dioses, el enseñará el Dharma que es bueno
en el principio, bueno en el medio, y bueno en el final; con el significado más
excelente y perfectamente puro; bien expresado, claro, y muy completo. Ese será
el Dharma verdaderamente realizado que él traerá a la luz.
Oyendo el Dharma de este ser
puro, el cual conoce el Dharma desde su nacimiento, uno será completamente
liberado del nacimiento y la vejez; de la enfermedad, el pesar, y la
lamentación; del dolor, la depresión, los problemas, y de las calamidades. Para
los seres que se están abrasando en los fuegos del deseo, del odio, y de la
ignorancia, él derramará la refrescante lluvia del Dharma. Los seres envueltos
en la oscuridad de las visiones erróneas, quienes han estado errando por
senderos erróneos, serán guiados por él al sendero recto que lleva al Nirvana.
El romperá las cadenas de los seres confinados en la prisión de la existencia
cíclica, y que están encadenados por los grilletes de las emociones aflictivas.
Para aquellos cuya visión está cegada por las profundas sombras de la
ignorancia, él producirá el ojo de la sabiduría. Para aquellos que están
atormentados por la espina de las emociones aflictivas, él les sacará esa
espina. [105] Gran rey, aunque muy raramente, a veces en el mundo florece la
flor de udumbara. Gran rey, a veces, del mismo modo aunque muy raramente, un
Buda Bhagavan nace en el mundo cada muchos millones de años. Y este gran príncipe
ciertamente despertará a la Insuperable, Completa, y Perfecta Iluminación.
Una vez que él despierte a la
Insuperable, Completa, y Perfecta Iluminación, él liberará a muchas miríadas de
seres llevándolos a la orilla que está más allá del océano de la existencia
cíclica, y los establecerá en la inmortalidad. ¡Sin embargo, yo no veré esta
joya de un Buda! Gran rey, por esto es por lo que yo estoy llorando, por lo que
estoy triste y emito profundos suspiros, pues yo no seré capaz de venerarlo
aunque siga con salud.
Gran rey, de acuerdo a
nuestros Shastras, teniendo la apariencia que muestra el joven Sarvārthasiddha,
el necesariamente tendrá que abandonar el hogar. ¿Y por qué? Porque, gran rey,
el príncipe Sarvārthasiddha porta en su cuerpo las treinta y dos marcas de un
gran hombre.
¿Cuáles son estas treinta y
dos marcas? Son estas: 1) Gran rey, el Príncipe Sarvārthasiddha tiene una
protuberancia en la cabeza. Este signo es la primera marca de un gran hombre.
2) Gran rey, el pelo del príncipe Sarvārthasiddha es de color azul oscuro, como
el cuello de un pavo real, y se curva hacia la derecha. 3) Su frente es amplia
y suave. 4) Gran rey, en el entrecejo de Sarvārthasiddha hay un rizo de pelo de
color blanco o plateado. 5) Gran rey, las pestañas del Príncipe Sarvārthasiddha
son como los de un toro. 6) Sus ojos son de color azul. 7) Tiene cuarenta
dientes. 8) Tiene los dientes iguales. 9) Entre sus dientes no hay espacios.
10) Sus dientes son perfectamente blancos. 11) Gran rey, la voz del Príncipe
Sarvārthasiddha es como la de Brahma. 12) Posee un sentido del gusto excelente.
13) Su lengua es muy larga y esbelta. 14) Su mandíbula es como la de un león.
15) Sus hombros están bien redondeados. 16) Las siete partes principales del
cuerpo son redondeadas. 17) Su pecho es ancho. 18) Su piel es suave y dorada.
19) Cuando permanece de pie, sus manos llegan hasta las rodillas. 20) Su torso
es como el de un león. 21) Gran rey, la figura del Príncipe Sarvārthasiddha es
como el tronco de una higuera. 22) Cada uno de sus cabellos crece
individualmente, y cada una de sus puntas crece hacia arriba y se curva hacia
la derecha.23) Sus partes intimas están escondidas en una vaina. 24) Sus muslos
son bien redondeados. 25) Sus pantorrillas son como las de los antílopes
negros, el rey de las gacelas. 26) Sus dedos son largos. 27) Las plantas de sus
pies son anchas. 28) [106] Su paso es largo. 29) Sus manos y pies son blandos y
delicados. 30) Sus dedos de las manos y pies están unidos por una membrana. 31)
Gran rey, en la palma de sus manos de dedos largos, y en la suela de sus pies
de dedos largos, hay unas hermosas ruedas de mil radios, con el cubo central y
la llanta. 32) Gran rey, el Príncipe Sarvārthasiddha tiene los pies iguales y
bien colocados.
Gran rey, el Príncipe
Sarvārthasiddha posee estas treinta y dos marcas de un gran hombre. Gran rey,
las marcas de este tipo no se encuentran en un monarca universal, sino que se
encuentran en un bodhisatva.
Gran rey, el cuerpo del
Príncipe Sarvārthasiddha también está adornado con ochenta marcas menores que
indican que el no deseará permanecer en el hogar, sino que partirá para llevar
la vida de un monje errante. Gran rey, ¿Cuáles son estas marcas menores? Gran
rey, 1) las uñas del Príncipe Sarvārthasiddha son redondeadas, 2) son del color
del cobre, y 3) brillantes. 4) Los dedos de sus manos y pies son redondeados,
5) son largos, 6) bien proporcionados. 7) Sus venas no son visibles. 8) los
huesos de sus tobillos no son visibles. 9) Sus articulaciones no son visibles.
10) Sus pies son suaves y regulares. 11) Sus talones son amplios. Gran rey, las
líneas de las manos del joven Sarvārthasiddha son 12) iguales, 13) claras, 14)
profundas, 15) derechas, 16) y bien arregladas. 17) Sus labios son rojos como
la fruta del bimba. 18) Su voz es bien modulada, y no es demasiado alta. 19) Su
lengua es suave, delicada, y del color del cobre. 20) Su voz es melodiosa como
el trompeteo de un elefante, o como el sonido de un trueno.
Además, 21) sus brazos son
largos. 22) Es excelentemente limpio. 23) Su cuerpo es suave. 24) Su cuerpo no está sujeto al miedo o la
indecisión. 25) Su cuerpo está bien proporcionado, 26) es hermoso, y 27)
heroico. 28) Sus miembros son perfectos. 29) Sus rodillas son anchas, fuertes,
y bien desarrolladas.
Gran rey, 30) el cuerpo del
Príncipe Sarvārthasiddha es redondeado, 31) suave, 32) erguido, y 33) bien
estructurado. 34) Su ombligo es profundo, 35) no torcido, y 36) regular. [107]
37) Lo mismo que un sabio, su conducta es muy pura; 38) su apariencia es
hermosa, 39) pura, 40) e irradia una
luminosidad que disipa toda oscuridad.
Gran rey, 41) el Príncipe
Sarvārthasiddha se mueve con el paso sereno de un elefante, 42) con la cadencia
de un león, 43) con el paso de un gran toro, 44) con el vuelo de un cisne. 45)
Sus pasos siempre giran hacia la derecha. 46) Sus costados son redondeados, 47)
elegantes, 48) y simétricos. 49) Su cintura es como la curva de un arco. 50)
Gran rey, el brillo del cuerpo del Príncipe Sarvārthasiddha es irreprochable,
sin ninguna traza de mancha que desluzca su belleza. 51) Gran rey, los
incisivos del Príncipe Sarvārthasiddha son redondeados, 52) Sus colmillos son
afilados y bien proporcionados. 53) Su nariz es elegantemente alta. 54) Sus
ojos son claros, 55) inmaculados, 56) cálidos, 57) alongados; 58) grandes, 59)
y parecen lotos azules.
Gran rey, el Príncipe
Sarvārthasiddha tiene 60) unas cejas que
son iguales, 61) bellas, 62) oscuras, 63) continuas, 64) y suavemente
arqueadas. 65) Sus mejillas son llenas, 66) iguales, 67) sin imperfecciones. 68)
Sus sentidos están perfectamente controlados, y está libre de hostilidad. Gran
rey, 69) los órganos de los sentidos del Príncipe Sarvārthasiddha son perfectos
y completos. Gran rey, 70) el Príncipe Sarvārthasiddha tiene un rizo de pelo
perfecto entre las cejas. 71) Su cara y su frente son proporcionales. 72) Su cabeza
está bien desarrollada. 73) Su cabello es negro, 74) igual, 75) fragante, 76)
suave, 77) bien cuidado, 78) bien arreglado, 79) y rizado. Gran rey, 80) el
Príncipe Sarvārthasiddha tiene un cabello que se riza en la forma de un nudo
sin fin, es la
marca de lo auspicioso, la
marca de la felicidad eterna, y la
marca de la prosperidad. Gran
rey, el Príncipe Sarvārthasiddha tiene todas estas ochenta marcas.
Gran rey, las ochenta marcas
que posee el Príncipe Sarvārthasiddha significa que él no permanecerá en su
hogar, sino que con total certeza él abandonará el palacio para llevar la vida
de un renunciante.”
Cuando el Rey Suddhodana oyó
esta predicción realizada por el sabio Asita respecto al Príncipe, se regocijó
y se sintió satisfecho, entusiasmado, alegre, y lleno de gozo. Entonces se
levantó de su asiento, se postró a los pies del bodhisatva, y pronunció esto en
verso:
“Todos
los dioses se postran ante ti,
Los
sabios te hacen ofrendas,
Y
el mundo entero te venera.
También
yo te rendiré homenaje” [108]
Monjes, así el Rey Suddhodana
ofreció comida para satisfacer al gran sabio Asita y a su sobrino Naradatta,
les ofreció finas prendas, y los circunvaló. Entonces el gran sabio Asita y su
sobrino retornaron a su ermita volando por los aires gracias a sus poderes
mágicos sobrenaturales. Una vez llegados allí, el gran sabio Asita dijo al
joven brahmín: “Naradatta, cuando oigas que ha aparecido un Buda en el mundo,
ve a él y ordénate con ese maestro. Esto te traerá beneficio, ayuda, y
felicidad durante mucho tiempo.”
Con respecto a esto, se dice:
“Viendo
las multitudes de los dioses suspendidas en el cielo
Proclamando
la fama del Buda,
Asita,
el sabio divino, quien habitaba en las laderas del Himalaya,
Está
lleno de la felicidad más grande.
“¿Qué
significa este nombre de “Buda”
Que
trae alegría a todos los seres?
Llena
mi cuerpo de placer, mi mente de alegría,
Y
mi mente también experimenta una calma suprema.
¿Este
Buda es un dios, un semidiós, un garuda, o un kinnara?
Esa
palabra, la cual nunca he oído antes, trae alegría y confianza.
El
miró con su ojo divino en las diez direcciones, a las montañas, tierra, y
océanos.
Y
observando vio muchas señales asombrosas sobre las montañas, tierra, y océanos.
Esta
bella luz reluce brillantemente trayendo gozo físico.
Como
ramas de coral surgiendo de las cumbres de las montañas,
Los
árboles florecen y traen diferentes clases de frutos.
Está
claro que pronto aparecerá una joya sublime en los Tres Reinos. [109]
La
tierra aparece inmaculada y llana como la palma de la mano.
En
el cielo los dioses agitan alegres las banderas.
Sobre
el mar, el hogar del rey naga, flotan gemas maravillosas.
¡Ciertamente
la Joya de los Conquistadores, la fuente del Dharma, ha aparecido en
Jambudvipa!
Los
reinos inferiores están pacificados, el sufrimiento eliminado, y los seres
están alegres;
Huestes
de dioses se mueven por el cielo deleitados,
Mientras
resuenan las placenteras y melodiosas canciones de los dioses.
Son
signos certeros de que aparecerá una joya aquí, en los Tres Reinos.”
Aquí,
en Jambudvipa, el sabio Asita miró con el ojo divino
Hacia
la ciudad de Kapilavastu, la ciudad sublime del Rey Suddhodana.
Allí
vio que había nacido una persona más fuerte que Nārāyana, con los signos del
mérito espléndido.
Se
regocijó, su mente se llenó de alegría, y se fortaleció.
Lleno
de asombro, el sabio viajó hacia Kapilavastu, la ciudad más excelente,
Y
acompañado por su discípulo, llegó a la puerta del Príncipe de los Hombres.
Allí
vio que miríadas de seres se habían reunido para rendir homenaje.
Entonces
dijo al portero que dijera al rey que un sabio estaba a su puerta.
El
portero entró apresuradamente en el palacio, y dijo al rey:
“Su
Majestad, a las puertas de palacio hay un sabio anciano, un gran asceta.
Ese
sabio supremo pide entrar en el palacio del rey.
Gran
rey, ¿Lo dejo entrar, o no? ¡Por favor, dímelo!”
El
rey preparó un asiento para el sabio, y dijo: “Ve, y tráelo aquí.”
Cuando
el sabio Asita escuchó las palabras del portero, se sintió feliz y alegre.
[110]
Lo
mismo que un hombre sediento ansía el agua fresca, o como alguien atormentado
por el hambre desea comida,
Así
estaba de excitado el sabio Asita ante la expectativa de ver a ese ser sublime.
Lleno
de alegría, exclamó: “¡Rey, que puedas ser victorioso y tener una vida larga!”
Con
estas palabras gratas, con su mente calmada y sus sentidos controlados, se
sentó.
El
rey se dirigió respetuosamente al sabio con estas palabras:
“Sabio,
por favor, dime ¿Por qué has venido al palacio real?”
“Te
ha nacido un hijo, supremo, transcendente, y esplendoroso;
Adornado
por las treinta y dos marcas excelentes, y con el poder de Nārāyana.
Su
Majestad, estaría encantado de ver a tu hijo, a Sarvārthasiddha;
Por
eso es por lo que he venido; ¡Oh rey!, no deseo ninguna otra cosa.
“Excelente,
eres bienvenido. Cansado o no, me complace verte.
El
joven príncipe está durmiendo, así que espera un poco, y lo verás.
El
es como la Luna inmaculada
Adornada
por una multitud de estrellas.”
Cuando
despertó el Mejor de los Guías, luciendo como la Luna llena,
El
rey cogió en su regazo a ese ser radiante, que eclipsaba al Sol,
“Sabio,
sostén al que brilla como el oro, el venerado por dioses y humanos.”
El
sabio Asita vio sus hermosos pies, adornados por la marca de las ruedas.
Entonces
el sabio se levantó, juntó las palmas de sus manos, y se postró a los pies del Príncipe.
El
sabio, docto en los Shastras, sostuvo al niño y lo observó con detenimiento.
Vio
que el niño tenía la fuerza de Nārāyana, y estaba adornado por las marcas
supremas;
Conocedor
de los Vedas y los Shastras, el sabio vio dos posibilidades, y meneando su
cabeza, dijo: [111]
“El
niño será un poderoso monarca universal, o un Buda supremo en el mundo.
El
sabio comenzó a llorar y a suspirar, terriblemente triste en cuerpo y mente.
El
gran rey sintió temor, y preguntó: “¿Por qué está llorando el brahmín?
¿Ve
el sabio Asita algún obstáculo para mi Sarvārthasiddha?”
“¡Oh,
sabio!, ¿Por qué lloras? Dime la verdad, ¿Qué ves de bueno o malo?”
“Para
tu hijo, Sarvārthasiddha, no hay ningún infortunio u obstáculo.
Me
apeno por mí mismo, porque estoy viejo y decrépito.
Este
príncipe llegará a ser un Buda, venerado por el mundo, quien enseñará el
auténtico Dharma.
¡Pero
yo no estaré allí para verlo con ojos deleitados, y por eso lloro!
Su
Majestad, su cuerpo lleva las treinta y dos marcas excelentes;
Por
lo tanto el tiene solo uno de entre dos únicos destinos, y no un tercero:
El
será un monarca universal, o un Buda supremo en el mundo.
Sin
embargo, puesto que él no deseará los placeres de los sentidos, ciertamente
será un Buda.”
Oyendo
la profecía del sabio, el rey estaba deleitado y sumamente alegre.
Entonces
él se levantó, juntó las palmas de sus manos, y se postró a los pies del
príncipe, diciendo:
“Poderoso,
los dioses te adoran, y los sabios te alaban;
¡Líder
Supremo de los Todos Seres de los Tres Reinos, me postro ante ti!”
El
sabio estaba deleitado, y dijo a su sobrino:” ¡Presta atención a mis
instrucciones!
Cuando
este príncipe despierte a la budeidad y gire la Rueda del Dharma,
Tienes
que ordenarte inmediatamente, y seguirle, y entonces alcanzarás el nirvana.”
Tras
postrarse a los pies del príncipe, lo circunvaló tres veces, y dijo al rey:
“¡Has
tenido una gran fortuna teniendo un hijo como este! [112]
El
dará satisfacción al mundo, con sus dioses y humanos, gracias al Dharma.”
Entonces
el gran sabio abandonó la gran ciudad de Kapilavastu, y retornó a su ermita.
Monjes, tan pronto como nació
el bodhisatva, Mahesvara, el hijo de un dios, convocó a los hijos de los dioses
de los cielos de Suddhāvāsa, y les dijo: “Amigos, hay un bodhisatva, un gran
ser, que ha practicado durante cientos de miles de miríadas de eones la
purificación de forma excelente y diligente, que ha practicado la generosidad,
la moralidad, la paciencia, el esfuerzo entusiasta, la concentración, la
sabiduría, y los medios hábiles. El oyó el Dharma, y actuó de forma acorde,
practicando las austeridades y la buena conducta. El posee el gran amor, la
gran compasión, y la gran alegría; tiene una mente noble en virtud de su
ecuanimidad. El se esfuerza para beneficio de todos los seres, y se ha puesto
la armadura de la diligencia. El ha producido las raíces de virtud que han sido
encontradas en los Conquistadores del pasado; está bien adornado con las marcas
de un ciento de méritos, y está lleno de una absoluta resolución. Es el
destructor de fieros ejércitos enemigos, y tiene una mente inmaculada llena de
gozo y excelente; porta el estandarte de la gran sabiduría. El podrá fin al
poder de los Maras. El es el gran líder de caravana del universo de tres
millones de mundos, venerado por dioses y humanos. El ha realizado grandes
ofrendas, y ha acumulado una acumulación de méritos supremamente excelente.
Puesto que su mente está fija en la liberación, el pondrá fin al nacimiento, la
vejez, y la muerte. El es el Bien Nacido, y llevará a los seres a la
liberación. El desciende de la familia del Rey Iksvāku, y ha nacido en el mundo
de los humanos. El despertará pronto a la Insuperable, Perfecta, y Completa
Iluminación de un Buda. Vayamos y rindámosle homenaje, sirvámoslo,
respetémoslo, y alabémoslo. Los otros hijos de los dioses, que son presa del
orgullo nos verán rindiendo homenaje al bodhisatva, y dejarán de lado su
orgullo, altivez, y arrogancia. Entonces también ellos irán a rendir homenaje,
servicio, y respeto al bodhisatva. Esto traerá beneficios y felicidad a estos
hijos de los dioses hasta que alcancen la inmortalidad. El poder y la
prosperidad del Rey Suddhodana serán famosos. Vayamos a hacer una profecía
verdadera respecto al bodhisatva, y después retornemos.” [113]
Después de que Mahesvara, el
hijo de un dios, hubo terminado de decir esto, partió hacia el palacio del Rey
Suddhodana rodeado por 1.200.000 hijos de los dioses, que llenaron de luz toda
la ciudad de Kapilavastu. El portero puso al corriente al rey de su llegada, y
Mahesvara entró en el palacio con el permiso del rey. Allí él se postró, tocando
con su cabeza los pies del bodhisatva, se puso su túnica sobre su hombro, y
circunvaló al bodhisatva muchos cientos de miles de veces. Entonces cogió al
bodhisatva en su regazo, y habló estas palabras felices al Rey Suddhodana:
“¡Gran rey, deberías de estar extraordinariamente alegre! ¡Una alegría suprema!
¿Por qué razón? Porque, ¡oh rey!, el cuerpo del bodhisatva está bien adornado
con las marcas mayores y menores de un gran hombre; y el joven príncipe eclipsa
el mundo de los dioses, hombres, y semidioses, con su color, magnificencia,
fama, y gloria. Gran rey, sin duda, el bodhisatva despertará a la Insuperable,
Perfecta, y Completa Iluminación.”
Monjes, de esta forma
Mahesvara, el hijo de un dios, junto con los muchos dioses de Suddhāvāsa, hicieron
ofrendas al bodhisatva y le mostraron gran respeto. Puesto que ellos ya habían
hecho la profecía verdadera, retornaron a sus moradas.
Con respecto a esto se dice:
“Cuando
el rey de los dioses supo que había nacido el Océano de Virtudes,
El
dijo lleno de alegría a los dioses:
“Es
raro incluso el oír hablar de esto, inclusive en muchos miles de eones,
Así
que vayamos, y veneremos a este Príncipe de los Hombres.”
Los
dioses más puros, doce mil cientos en total,
Con
sus cabezas coronadas con joyas preciosas
Con
sus cabellos flotando y bien adornados,
Viajaron
hacia la ciudad de Kapilavastu, quedándose a la puerta de palacio. [114]
Ellos
se dirigieron cortésmente al portero, diciendo:
“Entra
en palacio, y pon en conocimiento del Señor de los Hombres nuestra llegada.”
Así
que el portero entró en el palacio, tal como le habían pedido,
Y
juntando las palmas de las manos respetuosamente, dijo al rey:
“¡Que
puedas ser siempre victorioso, ¡Oh Rey!, y que pueda tu vida ser larga!
En
la puerta están situados seres con el esplendor de los grandes méritos,
Con
sus cabezas bien adornadas con joyas preciosas, sus caras son como la Luna llena,
Y
tienen el esplendor inmaculado de la Luna.
¡Oh
Rey!, donde quiera que ellos vayan, no puede verse sus sombras;
Y
cuando caminan, no pueden oírse sus pisadas;
Cuando
caminan sobre la tierra, no levantan polvo;
Y
la gente no se cansa de verlos.
Sus
cuerpos irradian una gran luz clara; sus palabras,
Profundas
y melodiosas impactan en el corazón, y las de los humanos no pueden
comparárseles.
Tienen
maneras dulces y formas bellas.
Sin
duda son dioses, pues no son humanos.
Portan
guirnaldas de flores hermosas,
ungüentos, y bufandas de seda;
Ellos
están esperando respetuosamente.
Sin
duda, ¡Oh Rey!, vienen a ver al joven príncipe,
A
rendir homenaje al Dios de los Dioses.”
Cuando
el rey oyó estas palabras se llenó de una gran alegría, y dijo:
“Ve
e invítalos a todos ellos a entrar en el palacio. [115]
Las
cualidades y el comportamiento que has descrito,
Esos
milagros, no son propios de los hombres.”
El
portero volvió a donde esperaban los dioses, y juntó sus palmas
respetuosamente:
“Podéis
entrar, el Señor de los Hombres os invita.”
Los
dioses, alegres, y con sus corazones gozosos, portando bellas guirnaldas
Entraron
en el palacio real, que era como la morada de los dioses de larga vida.
Cuando
los más elevados de los dioses entraron en palacio
El
rey se levantó juntando las palmas de sus manos, y dijo:
“Estos
tronos con las patas enjoyadas han sido preparados para vosotros,
Por
favor, os ruego que toméis asiento en ellos.”
Entonces,
libres de orgullo y de arrogancia, se sentaron en sus asientos.
“Rey,
por favor, escucha por qué hemos venido.
Te
ha nacido un hijo con un cuerpo puro y con grandes signos de mérito;
Nosotros
quisiéramos ver a esa persona digna de ser honrada.
Nosotros
conocemos el significado de las marcas excelentes;
Sabemos
lo que estas significan, su curso, y su aplicación.
Por
tanto, ¡Oh Mejor de los Reyes!, aparta toda tristeza;
Nosotros
queremos ver a aquel que está adornado con las numerosas marcas.”
El
rey, rodeado por las cuidadoras del joven príncipe, estaba lleno de alegría,
Y
cogió en sus brazos al joven príncipe que brillaba como un fuego;
Y
cuando el niño fue llevado hasta el umbral ante la presencia de los dioses de
pelo largo,
Todo
el universo de tres millones de mundos tembló. [116]
Cuando
los dioses más elevados vieron los pies y la uñas del Guía del Mundo.
Del
color del cobre, sin mancha, puras, y majestuosas,
Esos
dioses con sus cabellos flotando se levantaron rápidamente, y se postraron,
Situando
sus cabezas a los pies de aquel con una luminosidad inmaculada.
“Nosotros
hemos visto los signos, hemos visto su gloria,
Hemos
visto la coronilla de su cabeza resplandeciendo con el mérito.
La
luz brilla desde el rizo de pelo entre su entrecejo, brillando con esplendor
impecable.
No
hay duda: tras vencer a Mara, él alcanzará la Iluminación Suprema.”
Y
así los dioses alababan al príncipe diciendo: “El está libre de la oscuridad de
las aflicciones;
Está
lleno de cualidades, y es capaz de ver las cosas tal como son;
Finalmente
esta Joya entre los Seres ha aparecido,
Aquel
que ha vencido a los enemigos del nacimiento, vejez, y muerte.
Los
Tres Reinos están ardiendo, atormentados por los tres fuegos
De
los objetos de los sentidos, las pasiones, y el deseo.
Pero
tú eliminarás el sufrimiento de las emociones aflictivas tras proyectar la nube
del Dharma
Sobre
los Tres Reinos, derramando sobre ellos la lluvia del néctar de la
inmortalidad.
Tus
palabras estarán llenas de amor y compasión, y tu forma de hablar será suave;
Tu
voz sonará con el tono dulce de Brahma, yendo derecho al corazón.
¡Oh
Bhagavan, tu harás que sea escuchada la gran voz de un Buda!
Y
los preceptos serán conocidos rápidamente en los tres millones de mundos.
Tú
conquistarás las hordas de los no budistas cuyas visiones erróneas se oponen a
la verdad;
Quienes
están atrapados en las cadenas del apego a la existencia.
Cuando
ellos oigan las enseñanzas sobre la vacuidad, y sobre la generación
interdependiente,
Huirán
como manadas de chacales ante el rugido del león.
Tú
eliminas la oscuridad de la ignorancia, la nube espesa de las emociones
aflictivas.
Has
aparecido y te has manifestado para beneficio de los seres.
¡Tú,
cuya luz de sabiduría ilumina todo,
Disipa
la gran ignorancia del mundo con la luz de la sabiduría y el rayo de la
comprensión!
Cuando
aparece en el mundo un ser tan puro como este
Los
beneficios para dioses y humanos son abundantes.
¡Este
ser precioso, el cual asegura la Iluminación,
Cerrará
los caminos a los destinos desafortunados, y abrirá los senderos de los dioses!
Esparciendo
una lluvia de flores celestiales sobre la ciudad de Kapilavastu,
Los
dioses circunvalaron al niño tres veces y lo alabaron con respeto,
Diciendo
en voz alta: “¡Es el Buda! ¡El Buda excelente!”
Y
la multitud de dioses partió hacia los cielos, llenos de gozo.
Esto concluye el Capítulo Siete, sobre “El nacimiento”.