lunes, 2 de abril de 2018

Sutra del Desarrollo de la actividad completa (Lalitavistara) Capítulo 12 La demostración de la destreza en las artes.


Monjes, una vez, cuando el príncipe tenía ya más edad, el Rey Suddhodana estaba sentado en el salón de audiencias, junto con la asamblea de los Sakya. Allí algunos de los Sakya de  mayor edad se dirigieron al Rey Suddhodana, diciendo:
“Su Majestad, bien sabes que los brahmines expertos en hacer predicciones, y también los dioses que poseen un conocimiento inequívoco, han predicho que el si Príncipe Sarvārthasiddha renuncia al mundo llegará a ser un Tathagata, un Arhat, un Buda completamente perfecto. Sin embargo, si él no renuncia a la vida en familia, llegará a ser un monarca universal, un piadoso rey del Dharma, que conquistará las cuatro esquinas del mundo y que poseerá los siete tesoros. Los siete tesoros preciosos que serán suyos son la rueda preciosa, el elefante precioso, el caballo precioso, la esposa preciosa, la joya preciosa, el administrador precioso, y el ministro precioso. El tendrá mil hijos, todos ellos completos, valientes guerreros con los cuerpos bien formados, vencedores ante los ejércitos enemigos. El conquistará el mundo entero sin necesidad de utilizar la fuerza de las armas, y entonces gobernará [137] de acuerdo al Dharma. Por consiguiente, nosotros deberíamos de arreglar un matrimonio para el príncipe. Una vez que esté rodeado por un grupo de mujeres, él descubrirá el placer y no renunciará a la vida de un cabeza de familia. De ese modo la línea del monarca universal no se verá cortada, y nosotros los Sakyas seremos respetados y no estaremos sujetos al menosprecio de los reyes fronterizos.”
Entonces el Rey Suddhodana se dirigió a la asamblea diciendo: “Si nosotros estamos decididos a hacer eso, entonces deberíamos de determinar qué joven sería el partido adecuado para el Príncipe.”
Quinientos Sakyas, uno por uno, se acercaron y dijeron cada uno de ellos: “¡Mi hija sería adecuada para el Príncipe! ¡Mi hija es muy hermosa!”
Pero el rey dijo: “Mi hijo es muy difícil de emparejar. Así que deberíamos de preguntar al Príncipe qué chica prefiere.”
Puesto que todos se reunieron con él y le plantearon la cuestión, él les dijo: “Os daré una respuesta en siete días.”

Entonces él pensó:

“Yo conozco los infinitos peligros del deseo.
Es la raíz del sufrimiento, y hace que prolifere
El conflicto, la enemistad, y el pesar.
El deseo es amenazador, es como una planta venenosa,
Como un fuego, como el filo de una espada.

Los objetos de los sentidos no me atraen,
Ni tampoco me siento atraído cuando estoy en medio  de las mujeres.
Así que yo debería de vivir solo en medio del bosque, en silencio,
Con una mente calmada por la felicidad de la absorción meditativa.”

Después de reflexionar de este modo sobre su situación, manifestando los medios hábiles, consideró la maduración de los seres y generó una gran compasión hacia ellos. Entonces él pronunció los siguientes versos:

“En medio de los pantanos llenos de suciedad, crecen los lotos;
Un rey recibe veneración en medio de una multitud de personas. [138]
Cuando un bodhisatva recibe un entorno apropiado,
El entrena a cientos de millones de seres para alcanzar la inmortalidad.

Los bodhisatvas sabios previos a mí,
Han sido conocidos como teniendo esposa, hijos, y harem;
Sin embargo ellos no fueron perturbados por el deseo,
Ni se apartaron del deleite de la meditación. Yo seguiré su ejemplo.

Una mujer ordinaria que no tenga buena conducta y palabra sincera
No sería adecuada para mí en modo alguno.
La mujer que me complace es la que es modesta,
Y pura en belleza, nacimiento, familia, y raza.”

Y entonces él escribió una lista de estas virtudes, utilizando los siguientes versos:

“Si hay una joven como esta, ¡Búscala para mí!
Yo no quiero a una persona ordinaria, sin instrucción;
¡Pero si hay alguien con las cualidades que describo aquí, búscala para mí!

Debería de estar en la flor de la juventud,
Ser bella y estar libre de vanidad.
Debería de ser benevolente como una hermana,
A quien plazca la renunciación,
Generosa para con los ascetas y brahmines.
¡Oh padre, esa mujer la puedes escoger para mí!

No debería de ser orgullosa, falsa, u hostil;
No debería de ser tramposa, envidiosa, o artificial.
Debería de estar satisfecha con su marido,
Y no debería de pensar en otro, ni siquiera en sueños.
Debería de contentarse con lo que ella es, modestamente. [139]

No debería de ser altiva ni presuntuosa; debería de comportarse adecuadamente.
No debería de ser orgullosa o caprichosa, sino modesta como una esclava.
No debería de tener pasión por el alcohol, sabores, sonidos, o fragancias.
Debería de estar libre de codicia, y satisfacerse con lo que tiene.

Amante de la verdad, debería de ser firme e inquebrantable;
No debería de ser presumida, sino que debería de vestir con modestia.
Debería de estar imbuida en el Dharma, y no distraerse con frivolidades;
Debería de actuar de forma pura con cuerpo, habla, y mente.

No debería de ser dada a la somnolencia o pereza, ni tener un orgullo estúpido.
Circunspecta, siempre debería de involucrase en buenas acciones.
Ella debería de respetar a su suegro y suegra como si fueran maestros espirituales;
Y ser tan benevolente con sirvientes y doncellas, como para ella misma.

Debería de conocer las artes del amor como una cortesana;
Como una madre, debería de ser la última en acostarse, y la primera en levantarse.
Debería de actuar con benevolencia y sin afectación.
¡Si existe esa mujer, Señor de los Hombres, búscala para mí!”

Monjes, cuando el Rey Suddhodana oyó esos versos, ordenó al brahmín que oficiaba como sacerdote de la familia: “¡Gran brahmín, ve y visita todas las casas de la gran ciudad de Kapilavastu, e investiga a las muchachas! Si alguna de ellas reúne esas cualidades-no importa si la chica es de la casta de los Ksatriyas, brahmines, vaisya, o sudra. ¿Por qué? Porque el príncipe no considera la familia o la raza; solo presta atención a las virtudes.” [140]

Y el rey pronunció los siguientes versos:

“Tanto que sea una chica de la casta de los guerreros,
De la casta de los sacerdotes, de los mercaderes,
O de los sirvientes, ¡Informadme de cualquier muchacha
Que posea esas cualidades!

Mi hijo no está prendido
Por la familia o la casta.
Su mente se deleita en las buenas cualidades,
En la verdad, y la rectitud.”

Monjes, el brahmín de la familia salió para la gran ciudad de Kapilavastu llevando los versos escritos, y fue yendo de casa en casa observando atentamente, buscando a una chica poseedora de esas cualidades. Sin embargo, no encontró tal chica.
Casualmente él llegó a la casa del Sakya Dandapāni; cuando entró en ese domicilio, vio a una chica hermosa, agradable, y cautivadora. La muchacha poseía una complexión sumamente bella, como un loto blanco; y no era ni demasiado alta, ni demasiado baja; ni demasiado gorda, ni demasiado delgada; ni demasiado pálida, ni demasiado morena; estaba en el primer esplendor de su juventud, y era una joya entre las mujeres.
La joven tocó ligeramente los pies del brahmín, y le habló así: “¡Gran brahmín, ¿Cómo puedo servirte?”
El brahmín le contestó con estos versos:

“El hijo de Suddhodana está dotado de una belleza sublime,
De las virtudes más espléndidas, y posee las treinta y dos marcas.
El ha escrito una lista con las cualidades de una esposa,
Y cualquiera que posea esas cualidades, será su mujer.”

Entonces entregó a chica la lista de las cualidades escritas en verso. La joven leyó la lista y entonces mostró una sonrisa, y se dirigió al brahmín con estos versos: [141]

“Brahmín, puesto que yo poseo todas esas cualidades,
¡Que pueda ese bello y gentil príncipe ser mi esposo!
Si el consiente, no debiera de haber demora;
Pues de lo contrario terminaré con un hombre ordinario.”

El brahmín retornó al Rey Suddhodana, y le contó lo que había sucedido: “Gran Rey, yo he visto una joven que sería adecuada para el joven príncipe.”
El rey preguntó: “¿De quién es?”
El brahmín respondió: “Es la hija del Sakya Dandapāni.”
El Rey Suddhodana reflexionó: “El joven príncipe es difícil de complacer, estando extremadamente inclinado a lo virtuoso y lo bello. La mayor parte de las chicas no son virtuosas, y sin embargo piensan de sí mismas lo mejor. Yo he preparado algunos objetos hermosos para que el príncipe los distribuya entre las chicas. Yo escogeré para el príncipe a cualquier chica en la que se posen sus ojos.”
El Rey Suddhodana había preparado unos objetos agradables hechos de oro, plata, lapislázuli, y de otras piedras preciosas. Una vez que todas las preparaciones culminaron, hizo que sonara la campana en la gran ciudad de Kapilavastu, y anunció el siguiente decreto: “Dentro de siete días el Príncipe dará una audiencia, y distribuirá hermosas joyas entre las jóvenes mujeres, así que con ese motivo, todas las chicas deberán de reunirse en el salón de reuniones.”

Monjes, cuando llegó el séptimo día, el bodhisatva se dirigió al salón de reuniones, y se sentó en un trono espléndido. El Rey Suddhodana dispuso algunos espías en el lugar, y les ordenó: “Notificadme si el Príncipe posa sus ojos en alguna muchacha en particular.” [142]

Monjes, entonces las chicas de la gran ciudad de Kapilavastu, tantas como eran, vinieron al salón de reuniones en el que estaba sentado el bodhisatva, para verlo y recibir los bellos regalos.
Monjes, entonces el bodhisatva fue repartiendo los regalos a las jóvenes según su orden de llegada. No obstante, las chicas no podían resistir el brillo y esplendor del bodhisatva, y tan pronto como recibían los regalos, se marchaban rápidamente.
Entonces la hija del Sakya Dandapāni, una joven Sakya llamada Gopā, entró en el salón de reuniones en el que estaba sentado el bodhisatva, escoltada por un séquito de sirvientes femeninos. Se aproximó al bodhisatva, y permaneció de pie a un lado, mirándolo con la vista fija en él y sin parpadear.
Una vez que el Príncipe terminó de repartir los regalos, ella fue ante él con una sonrisa en su cara, y le dijo: “¡Oh, Príncipe!, ¿En qué te he ofendido que no me diriges la mirada?”
El Príncipe respondió: “Yo no te estoy ignorando. Simplemente has sido la última en llegar.” Entonces él se sacó su anillo, el cual valía cientos de miles de monedas de plata, y se lo dio.
Ella dijo: “Príncipe, ¿Soy yo digna de esto?”
El Príncipe respondió: “Ten, coge también todos estos adornos míos.”
Pero la joven respondió: “No es correcto despojar al Príncipe de sus adornos; en vez de ello, nosotros deberíamos de adornar al Príncipe.” Y entonces, ella se fue.
Las personas que habían sido dispuestas como espías fueron ante el Rey Suddhodana y le informaron del evento, diciendo: “¡Oh, Rey! Los ojos del chico repararon en la hija del Sakya Dandapāni, una muchacha Sakya llamada Gopā, y entre ellos se entabló una breve conversación.” [143]

Cuando el Rey Suddhodana oyó esto, envió al brahmín que era su consejero a ver al Sakya Dandapāni, y le hizo la siguiente petición: “Te ruego que des en matrimonio a tu hija para casarse con mi hijo, el Príncipe.”
Dandapāni respondió: “Señor, es costumbre en nuestra familia dar a nuestras hijas en matrimonio tan solo a aquellos que son diestros en las artes, y tu hijo ha crecido en medio de los lujos de palacio. Si él no sobresale en las artes, si no conoce el manejo de la espada, del arco, del combate, o de la lucha, ¿Cómo  podría darle mi hija a él?”
El rey fue informado de esta respuesta, y pensó: “Esta es la segunda vez he sufrido reproches sobre esto. La primera vez fue cuando yo me pregunté por qué los jóvenes Sakya no venían a rendir homenaje al Príncipe, y me contestaron que por qué debieran de rendir homenaje a alguien indolente. Ahora esto vuelve a ser lo mismo.” Entonces el rey quedó sumido en el dolor.

Cuando el bodhisatva supo lo que había ocurrido, fue al Rey Suddhodana y le preguntó: “Su Majestad, ¿Qué va mal? ¿Por qué estás sentado aquí tan deprimido?”
Pero el rey solo respondió: “¡Oh hijo, es suficiente con que te intereses!”
Pero el príncipe insistió: “Su Majestad, ¡Es absolutamente esencial que me lo cuentes!”Preguntó lo mismo al Rey Suddhodana tres veces, hasta que finalmente el rey contó al bodhisatva lo que ocurría. Entonces el bodhisatva preguntó: “¡Oh, rey! ¿Hay alguien en la ciudad que pueda competir conmigo en las artes?”
El rey Suddhodana, con una sonrisa en el rostro, dijo al bodhisatva: “Hijo mío, ¿Eres capaz de mostrar tu destreza?”
El príncipe respondió: “Con total seguridad, Su Majestad. [144] Así que, por favor, reúne a todos aquellos que tengan alguna habilidad en las artes, y entonces mostraré mi destreza ante ellos.”
Entonces el Rey Suddhodana pidió que sonara la campana en la ciudad de Kapilavastu, y se anunció: “Dentro de siete días el Príncipe Sarvārthasiddha demostrará su habilidad en las artes. Así pues, ¡Se convoca a todos aquellos con pericia en ellas!”

Una vez pasados los siete días, un grupo de quinientos jóvenes Sakyas fuertes se había reunido. La hija del Sakya Dandapāni, la joven Sakya llamada Gopā fue dispuesta como trofeo para el vencedor, y se prometió solemnemente: “Quien resulte vencedor en el dominio de la espada, arquería, combate, y lucha, la tendrá.”
Antes que todos los demás, llegó de la ciudad el joven Devadatta. Vio que había sido traído un gran elefante blanco para que montara en él el bodhisatva. Envenenado por la envidia, y borracho de orgullo con respecto al linaje de su familia Sakya, y de su propia fuerza, cogió al elefante por su trompa con su mano izquierda, mientras que con su mano derecha lo mató de una sola estocada.
Precisamente entonces llegó el joven llamado Sundarananda, y viendo que había sido matado un elefante a la puerta de la ciudad, preguntó: “¿Quién lo mató?”
La gente respondió: “Fue Devadatta.”
Sundarananda dijo: “Eso no está bien por parte de Devadatta.”[145] Y cogiendo al elefante por el rabo, lo arrastró fuera de la puerta de la ciudad.
Más tarde llegó el bodhisatva conduciendo un carruaje, y fue informado de la muerte del elefante. Cuando preguntó quien había matado al animal, le dijeron que había sido Devadatta. El bodhisatva dijo: “No ha sido correcto por parte de Devadatta. [145] ¿Quién arrastró el elefante fuera de la puerta de la ciudad?”
Cuando le dijeron que había sido Sundarananda quien lo había arrastrado fuera de la puerta de la ciudad, dijo: “Fue bueno que Sundarananda lo sacara, pero este animal tiene un cuerpo grande. Cuando el cuerpo se pudra, la ciudad entera se verá llena de un horrible hedor.” Entonces, mientras aún estaba en su carreta, extendió una pierna hacia el suelo, y con el dedo gordo del pie cogió el elefante y lo lanzó kilometro y medio fuera de la ciudad, superando siete muros y siete fosos. Donde el elefante tocó tierra se formó un profundo hoyo. Hoy esto es llamado acertadamente Barranco del Elefante[1].
Entonces cientos de miles de dioses y de humanos lanzaron gritos de admiración y agitaron sus pañuelos. Desde el cielo, los hijos de los dioses pronunciaron estos versos:

“En un movimiento como un gran elefante en celo,
El bodhisatva cogió al elefante con el dedo gordo de su pie,
Y lo arrojó lejos, fuera de la bella ciudad,
Más allá de los siete fosos de la ciudad.

Sin ninguna duda, el cogerá a aquellos
Hinchados por el orgullo,
Y utilizando la fuerza de su inteligencia y sabiduría
Los arrojará más allá de la ciudad del renacimiento.”

Y así, monjes, los quinientos jóvenes Sakyas salieron de la ciudad de Kapilavastu, y se dirigieron hacia el lugar en el que se demostrarían sus destrezas en las artes mundanas. También llegaron allí el Rey Suddhodana, los más ancianos de entre los Sakya, y una gran multitud, deseosos de comprobar la diferencia en cuanto a habilidades entre el bodhisatva y los otros jóvenes Sakya.
En primer lugar aquellos jóvenes Sakya expertos en el arte de la escritura, compitieron con el bodhisatva. El maestro de escuela Visvāmitra fue escogido por los Sakya como juez, para que determinara que joven trazaba las mejores letras, o quien conocía el mayor número de formas de escritura.
Entonces, como el maestro de escuela había sido testigo de primera mano del conocimiento de las diversas clases de escritura por parte del bodhisatva, sonrió y pronunció estos versos:

“Este ser puro ha alcanzado la perfección
En todos los tipos de escritura de todos los mundos,
Sea el mundo de los humanos, de los dioses,
De los semidioses, o de los gandharvas.

Ni vosotros, ni tampoco yo conocemos tan siquiera
Los nombres de los tipos de escritura y letras
Que conoce esta Luna entre los hombres.
Yo he sido testigo de primera mano. Saldrá victorioso.”

Los Sakyas dijeron: “Puede suceder, sin duda, que este joven sea superior en el conocimiento de los distintos tipos de escritura, pero el también debería de ser examinado y debería de distinguirse también en su conocimiento de las matemáticas.”Así que el más gran matemático entre los Sakya, un hombre llamado Arjuna, un experto en cálculo, fue puesto como juez, y le dijeron: “Tú estás para determinar cuál de entre los chicos que están aquí, es el mejor en conocimiento de los números.”
Primero el bodhisatva propuso resolver un problema matemático. Uno de los jóvenes Sakya intentó resolverlo, pero fue incapaz de resolverlo. Después lo intentaron dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, hasta llegar a los quinientos, y todos juntos intentaron calcular el problema, pero fueron incapaces de solventarlo.
A continuación el bodhisatva dijo: “Ahora proponed un problema matemático, y yo lo calcularé.” Uno de los jóvenes Sakyas propuso un problema matemático, pero no pudo confundir los cálculos del bodhisatva. Después dos juntos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, hasta llegar a los quinientos, todos ellos juntos propusieron un problema matemático, pero no pudieron confundir los cálculos del bodhisatva.
Finalmente dijo:” ¡Basta con esta disputa! Todos vosotros deberíais poneros de acuerdo y proponerme un problema matemático. Entonces yo lo calcularé.” De mutuo acuerdo, los quinientos jóvenes Sakya [147] plantearon un problema matemático sin precedentes, y aún así el bodhisatva lo solucionó sin dificultad. De este modo todos los jóvenes Sakyas tuvieron su enfrentamiento, mientras que el bodhisatva permanecía sin ser derrotado.
Arjuna, el gran matemático estaba maravillado, y pronunció estos versos:

“Su mente es tan rápida
Que incluso los quinientos jóvenes Sakya juntos
No pueden superarlo
En su conocimiento de los números.

Tal es su conocimiento, memoria,
Inteligencia, y sabiduría,
Que es un océano de conocimiento.
¡Y aún así estudia y aprende! ¡Qué maravillosa es su mente!”

La multitud de los Sakya estaba completamente atónita; llena de admiración, todos ellos gritaron al unísono: “¡Victoria, victoria! ¡El Príncipe Sarvārthasiddha ha ganado!” Levantándose de sus asientos, y juntando respetuosamente las palmas de sus manos, todos ellos se postraron ante el bodhisatva, y dirigieron estas palabras al Rey Suddhodana: “La ventaja es tuya, ¡Oh, Rey! Tu hijo es rápido, ágil, y alertado. ¡Cómo responde a las preguntas!”
Entonces el Rey Suddhodana dijo al bodhisatva: “Hijo, ¿Puedes rivalizar con el gran matemático Arjuna en el conocimiento de las matemáticas?”
El replicó: “Puedo, Señor.”
Y el rey ordenó: “¡Calculad!”

Entonces el gran matemático Arjuna preguntó al bodhisatva: “Chico, sabes cómo calcular el número llamado diez millones elevado a la centésima potencia[2]?
El bodhisatva dijo: “Se.”
Arjuna dijo: “Bien, entonces ¿Cómo debería uno de proceder para enumerar más de diez millones[3]?
El bodhisatva contestó: “Cien veces diez millones es llamado un billón[4]; cien veces un billón es llamado cien billones[5]; cien veces cien billones es llamado un cuatrillón[6]; cien cuatrillones es llamado un sextillón[7]; cien sextillones es llamado es llamado un nonillón[8]; cien nonillones [148] es llamado un vivāha; cien vivāhas es llamado un utsañga; cien utsañgas es llamado un bahula; cien bahulas es llamado un nāgabala; cien nāgabalas es llamado un titilambha; cien titilambhas es llamado un vyavasthānaprajnapti; cien vyavasthānaprajñaptis es llamado un hetuhila; cien hetuhilas es llamado un karaphū; cien karaphūs es llamado un hetvindriya; cien hetvindrillas es llamado un samāptalambha; cien samāptalambhas es llamado un gananāgati; cien gananāgatis es llamado un niravadya; cien niravadyas es llamado un mudrābala; cien mudrābalas es llamado un sarvabala; cien sarvabalas es llamado un visamjñagati; cien visamjñagatis es llamado un sarvasamjña; cien sarvasamjñas es llamado un vibhutāmgamā; cien vibhutāmgamās es llamado un tallaksana.
Si uno utiliza el tallaksana como la unidad básica de cálculo, es factible calcular el tamaño del Monte Meru, el Rey de los Montes. Más allá está el número llamado dhvajāgravatī. Si uno utiliza el dhvajāgravatī como la unidad básica de cálculo es posible resolver el cálculo para determinar el número de todos los granos de arena del Rio Ganges. Más allá de este está el número llamado dhvajāgranisāmanī. Después está el número llamado vāhanaprajñapti. Más allá de este está el número llamado ingā. Después está el número llamado kurutu. Entonces viene el número llamado kurutāvi. Entonces viene el número llamado sarvaniksepā. Con este número sirviendo como base de cálculo, es posible calcular el número de granos de arena en diez Ríos Ganges y medirlos todos ellos. Más allá de este está el número llamado agrasārā, con esta figura como unidad básica de cálculo es posible calcular el número de granos de arena en un billón de Ríos Ganges.
Finalmente viene el número llamado uttaraparamānurajapravesānugata[9]. Con la excepción de un Tathagata, de un bodhisatva sentado en el sublime asiento de la iluminación[10],  o de un bodhisatva que está a punto de ser iniciado en todas las enseñanzas, no hay ningún otro ser que entienda este número, [149] excepto yo y quizá alguien como yo, es decir, un bodhisatva que esté en su última existencia, que ha abandonado la vida en familia.”
Entonces Arjuna preguntó: “Muchacho, ¿Cómo enumerarías el número “aplicación a las partículas más pequeñas”?
El bodhisatva contestó: “Siete átomos sutiles es una partícula fina. Siete partículas finas hacen una partícula pequeña. Siete partículas pequeñas es una partícula de agua[11]. Siete partículas de agua es una partícula de polvo en el aire[12]. Siete partículas de polvo en el aire es una partícula de polvo en una liebre[13]. Siete partículas de polvo en una liebre, es una partícula de polvo en una oveja[14]. Siete partículas de polvo en una oveja es una partícula de polvo en una vaca[15]. Siete partículas en una vaca es un huevo de piojo[16]. Siete huevos de piojo es una semilla de mostaza[17]. Siete semillas de mostaza es un grano de cebada. Siete granos de cebada es la punta de un dedo[18]. Doce puntas de un dedo es una cuarta. Dos cuartas hacen un codo[19]. Cuatro codos hacen arco[20]. Cuatro arcos hacen un alcance del oído[21] del país de Magadha. Cuatro alcances del oído hacen una legua[22]. ¿Y cuántos de entre vosotros conocéis el peso de una legua, y cuántos de estos átomos sutiles contiene?”
Arjuna dijo: “Muchacho, no estoy seguro con respecto a eso. Así que, ¿Cuánto más no lo estarán otros cuyo intelecto es más inferior? Muchacho, por favor, explícanos cuántas de estas pequeñas partículas están contenidas en una legua.”
El bodhisatva explicó: “Una legua contiene 100 billones de nonillones, 30 quintillones, 60 billones, 320 millones, 520.000 partículas más pequeñas. Esa es la suma de partículas más pequeñas que están contenidas en una legua. Aquí, en Jambudvipa hay siete mil leguas; en el continente oeste de Godāniyā hay ocho mil leguas; en el continente este de Videha hay nueve mil leguas; en el continente norte de Uttarakuru hay diez mil leguas.
Continuando con este método, comenzando con los mundos compuestos de cuatro continentes, como este mundo, hay un billón de ellos, y un billón de océanos. [150] También hay un billón de cordilleras circundantes, y un billón de cordilleras exteriores. Similarmente, también hay un billón de Montes Meru, el rey de los montes.
Hay un billón de cielos perteneciente a los Cuatro Grandes Reyes; hay un billón de cielos de los Treinta y Tres; hay un billón de cielos de Libre de Conflictos[23]; hay un billón de cielos de Alegría[24]; hay un billón de cielos de Deleitándose en Emanaciones[25]; hay un billón de cielos de Haciendo Uso de las Emanaciones de Otros[26].
También hay un billón de Cielos de Brahma; un billón de cielos de Familia de Brahmines de Brahma[27]; un billón de cielos de Entorno de Brahma[28]; un billón de cielos de Gran Brahma[29]; un billón de cielos de Luz Limitada[30]; cien billones de cielos de luz Ilimitada[31]; cien billones de cielos Luminoso[32]; cien billones de cielos de Virtud Limitada[33]; cien billones de cielos de Virtud Ilimitada[34]; cien billones de cielos de Virtud Perfecta[35]; cien billones de cielos Sin Nubes[36]; cien billones de cielos de Mérito Incrementado[37]; cien billones de cielos de Gran Fructificación[38]; cien billones de cielos de Seres Libres de Concepto[39]; cien billones de Cielo Sin Altivez[40]; cien billones de cielos Sin Privaciones[41]; cien billones de cielos Sublimes[42]; cien billones de cielos Preciosos[43]; y cien billones de cielos de los Dioses del Cielo Más Alto[44]. Todo esto es llamado un gran macrocosmos de tercer grado.
En anchura y extensión cada sistema de mundos contiene leguas que se miden en cientos, miles, diez millones, billones, cien billones, etc., hasta llegar a la medida de un agrasārā. También existe una medida correspondiente a las partículas más pequeñas. Indudablemente, la cantidad de estas partículas puede ser calculada, pero, puesto que es insondable, es llamada incalculable. Un número átomos sutiles, incluso más incalculables que esta, son los que están contenidas en un gran macrocosmos de tercer grado.”
Cuando el bodhisatva mostró esta demostración de cálculo, el gran matemático Arjuna y todos los Sakyas reunidos estaban sorprendidos y deleitados; y ellos sintieron un gran placer y alegría. Cada uno de ellos guardó una sola prenda para ellos, y ofreció sus vestimentas restantes junto con sus joyas al bodhisatva. [151]

Entonces el gran matemático Arjuna pronunció los siguientes versos:

“Cien veces diez millones es un billón,
Lo mismo es para cien billones y un cuatrillón,
Y también para un sextillón y un nonillón,
Pero más allá de esto es desconocido para mí.
Así que en matemáticas, el conocimiento del Insuperable es superior.

Además, Sakyas, si él puede calcular la duración del sonido de hum,
El número de partículas de polvo, hojas de hierba, bosques,
Hierbas medicinales, y gotas de agua en un macrocosmos de tercer grado,
Entonces, ¿Qué puede haber de maravilloso en el conocimiento de los
Otros quinientos jóvenes Sakya?

Cuando él dijo esto, miles de dioses y humanos lanzaron cientos de miles de exclamaciones de estupefacción, y gritos de alegría. Desde el centro del cielo, los hijos de los dioses pronunciaron los siguientes versos:

“El bodhisatva entiende perfectamente con un solo movimiento de su mente
Todos los estados mentales primarios y subsidiarios, las concepciones, y las opiniones
Que albergan todos los seres de los tres tiempos, sin excepción;
Sean inferiores o superiores, estrechos o amplios.”

Monjes, de este modo el bodhisatva salió victorioso derrotando a todos los jóvenes Sakya. Conforme iba transcurriendo el día, el bodhisatva también iba venciendo en las pruebas de salto, natación, y carrera. En el cielo, los hijos de los dioses recitaron los siguientes versos:

“Con las cualidades de su conducta disciplinada y austera,
Con la fuerza de su paciencia, moralidad, y amor,
Desarrollados a través de millones de eones,
El es un líder con un cuerpo y mente flexibles en la acción,
Y ahora sois testigos de su superioridad en rapidez. [152]

Vosotros estáis viendo aquí, en esta ciudad, al ser más excelente;
Pero instantáneamente él se está moviendo a través de las diez direcciones,
Rindiendo homenaje a un número infinito de Conquistadores
Con una plétora de joyas y oro, en mundos infinitos.

No obstante, vosotros no sois conscientes de sus idas y venidas,
Tal es el alcance de sus poderes milagrosos.
Así que, ¿Cómo no podrían maravillar sus habilidades?
El no tiene igual, y deberíais de sentir respeto hacia él.”

Con estas actuaciones, el bodhisatva se destacó como alguien único. Los Sakyas dijeron entonces: “El Príncipe también debería de ser probado para averiguar su fuerza.”
En aquel momento, el Príncipe permanecía de pie a un lado mientras los quinientos jóvenes Sakya luchaban entre ellos. Entonces treinta y dos jóvenes Sakya se pusieron frente al bodhisatva para enfrentarse con él en combate. Primero fueron Nanda y Ananda quienes se acercaron al bodhisatva para enfrentarse con él. Pero tan pronto como el bodhisatva tocó meramente a los dos chicos, fueron incapaces de resistir el poder y la radiación del bodhisatva, y cayeron al suelo desmayados.
Después fue Devadatta quien contendió con el bodhisatva. Era un joven envanecido y arrogante que estaba ebrio de orgullo con  respecto a su propia fuerza y a su posición dentro del linaje Sakya. La arena estaba llena de espectadores. Devadatta, primero giró en torno al bodhisatva siguiendo la trayectoria de las agujas de un reloj, y entonces se abalanzó sobre el bodhisatva. Sin embargo, el bodhisatva estaba calmado y tranquilo. Alegremente, el bodhisatva cogió a Devadatta con su mano derecha, le dio tres volteretas, y lo arrojó al suelo. Durante todo el tiempo la mente del bodhisatva estaba llena de amor. No había intentado hacer daño a Devadatta, sino tan solo quebrar su orgullo.
Entonces el bodhisatva dijo: “Ya ha habido bastante con esta disputa. Ahora deberíais de agruparos todos vosotros, y pelear todos conmigo.”[153] En ellos prendió la hilaridad, y todos ellos se lanzaron contra el bodhisatva. Sin embargo, tan pronto como el bodhisatva los tocó, fueron incapaces de resistir su esplendor, brillantez, fuerza física, y resistencia. Con meramente tocarlos, ellos caían al suelo. Entonces cientos de miles de dioses y de humanos profirieron cientos de miles de exclamaciones de asombro y gritos de alegría. En el cielo, los hijos de los dioses hicieron caer una lluvia de flores, y pronunciaron los siguientes versos:

“Si incluso todos los innumerables seres de las diez direcciones
Llegaran a ser unos poderosos luchadores inclinados a la pelea,
Y todos ellos se juntaran contra este toro entre los hombres,
Con solamente tocarlos haría que cayeran en tierra.

Cogiendo el Monte Meru, la más sobresaliente de las montañas, y las cadenas montañosas adamantinas,
Y todas las demás montañas en las diez direcciones,
El podría reducirlas todas ellas a polvo.
¿Así que como puede ser maravilloso vencer a un cuerpo humano con tan poca substancia?

A través de la fuerza de su amor el vencerá a Mara,
Ese luchador poderoso y sucio, junto con su ejército de infantería y caballería.
Bajo el más excelente de los árboles, el liberará a sus amigos de la oscuridad,
Y lleno de paz alcanzará la Insuperable Iluminación.”

De este modo, el bodhisatva, luchando solo, resultó el ganador. Entonces Dandapāni dijo a los jóvenes Sakya: “Esto ha sido probado, y hemos sido testigos de ello. Ahora que demuestre su habilidad como arquero.”
Ananda fue el primero en colocar un tambor de hierro [154] como blanco, situándolo a una distancia del doble del alcance de un arco. Después Devadatta colocó un tambor de hierro como blanco, situándolo a una distancia de cuatro veces el alcance de un arco. Entonces Sundarananda colocó un tambor de hierro como blanco a una distancia seis veces el alcance de un arco. Dandapāni colocó un tambor de hierro como blanco a una distancia de ocho veces el alcance de un arco. Finalmente el bodhisatva colocó un tambor de hierro como blanco a una distancia diez veces el alcance de un arco. Detrás del tambor colocó siete hojas de palmera, y más allá de todo esto situó una imagen de un cerdo salvaje hecha de hierro.
Ananda alcanzó el tambor que era su blanco, y que estaba situado a la distancia del doble del alcance de un arco, pero fue incapaz de llegar más allá. Devadatta también alcanzó el tambor del blanco situado a una distancia de cuatro veces el alcance de un arco, pero tampoco pudo llegar más allá. Entonces Sundarananda golpeó el tambor de hierro situado a seis veces el alcance de un arco, pero fue incapaz de llegar más lejos. Dandapāni alcanzó el tambor situado a ocho veces el alcance de un arco, y lo perforó, pero tampoco pudo alcanzar más allá de esto.
Sin embargo, cualquiera que fuera el arco que cogiera el bodhisatva, rompía la cuerda o bien el arco. Así que el bodhisatva preguntó: “Rey, ¿Hay en la ciudad algún arco que yo pueda tensar, o que resista mi fuerza física?”
El rey replicó: “Si, hijo mío, lo hay.”
El joven preguntó: “¿Dónde está?”
El rey dijo: “Hijo, tu abuelo era llamado Simhahanu. El tenía un arco que ahora es honrado en el templo con incienso y guirnaldas de flores. Después de él, nadie ha sido capaz de tensar el arco.”
El bodhisatva dijo: “¡Su Majestad, que el arco sea traído aquí! Me gustaría probarlo.”
Cuando el arco fue traído ante la asamblea de los Sakya, todos los jóvenes Sakya intentaron tensarlo con toda su fuerza, pero fueron incapaces de tensar la cuerda, mucho menos el arco. Entonces el arco fue situado ante el Sakya Dandapāni, quien empleó toda la fuerza de su cuerpo intentado tensar la cuerda, pero no pudo. Finalmente el arco fue colocado ante el bodhisatva. [155] El lo cogió, y sentado en su asiento con las piernas cruzadas, lo sujetó con su mano izquierda, y lo tensó con un solo dedo de su mano derecha.
Mientras estaba tensando el arco resonó un sonido en toda la gran ciudad de Kapilavastu. Toda la gente de la ciudad estaba agitada, y se preguntaban unos a otros de dónde venía el sonido. Algunos decían: “El sonido seguramente proviene del Príncipe Sarvārthasiddha, quien ha tensado el arco de su abuelo.” Entonces cientos de miles de dioses y humanos profirieron exclamaciones de asombro y gritos de alegría. Entonces los hijos de los dioses en medio del cielo dirigieron estos versos al Rey Suddhodana y a la multitud:

“Lo mismo que este arco fue estirado por el Sabio,
Sin tan siquiera levantarse de su asiento,
Así, sin lugar a dudas, él conseguirá su propósito,
Y vencerá a los ejércitos de Mara con facilidad.”

Monjes, el bodhisatva cogió el arco, lo estiró, y disparó el arco. Su disparo fue tan poderoso que la flecha pasó por los blancos colocados por Ananda, Devadatta, Sundarananda, y Dandapāni. La flecha se clavó entonces en el tambor de hierro que era su blanco, y después perforó las siete hojas de palmera y el verraco de hierro, antes de que finalmente entrara en la tierra y desapareciera, formando un cráter que aún ahora es llamado el Cráter de la Flecha[45].
Entonces cientos de miles de dioses y de humanos profirieron exclamaciones de sorpresa y de alegría. Toda la asamblea de los Sakya estaba estupefacta y atónita. Decían:” ¡Qué asombroso! [156] ¡Que sea tan experto en las artes sin tan siquiera haberse entrenado!”
Entonces, desde lo alto del cielo, los hijos de los dioses dijeron los siguientes versos al Rey Suddhodana y a la multitud:

“¡Oh, gentes! ¿Por qué estáis tan asombrados?
El se sentará en esta tierra, en el asiento donde se sentaron los Budas del pasado.
Sosteniendo el arco de la calma mental, disparará las flechas de la vacuidad del yo,
Y así destruirá a los enemigos de las aflicciones, hará trizas la red de las visiones erróneas,
Y alcanzará la suprema iluminación, que es calma, inmaculada, y libre de sufrimiento.”

Después de haber hablado estas palabras, los hijos de los dioses se acercaron al bodhisatva y esparcieron flores divinas sobre él.

De este modo el bodhisatva fue superior en todos los aspectos principales de las artes mundanas, y también en todas las prácticas que están más allá del alcance de los dioses y humanos. Fue superior en salto, en escritura, en contar por los dedos, en cálculo, aritmética, lucha, arco, carrera, remo, natación, montar en elefante, equitación, conducción de carros, destreza con arco y flechas, equilibrio y fuerza, actos heroicos, gimnasia, conducción de elefantes, uso del lazo, alzar, avanzar, retirarse, atar las muñecas, atar los pies, atar los mechones de la cabeza, cortar, clavar, romper, frotar, disparar apuntando sin causar daño, disparar apuntando a los puntos vitales, disparar oyendo solo el blanco, golpear fuerte, jugar a los dados, poesía, prosa, pintura, drama, acción dramática, análisis táctico, atención al fuego sagrado, tocar el laúd, tocar otros instrumentos musicales, bailar, cantar, narrar historias, comedia, danza rítmica, danza dramática, mímica, confección de guirnaldas, uso del abanico, teñir piedras preciosas, teñir prendas, crear ilusiones ópticas, análisis de los sueños, en los signos de los pájaros, en conocer los signos de las mujeres, en conocer los signos de los hombres, en conocer los signos de los elefantes, caballos, toros, cabras, ovejas y perros; en la confección de vocabularios, en las sagradas escrituras, los Purānas[46], los Itihāsas[47], los Vedas, la gramática, y Nirukta[48]; en el arte de la recitación poética y en los rituales de ofrendas; en astronomía; en los sistemas filosófico Sāmkhya , en el sistema filosófico Yoga, y en las ceremonias religiosas; en el arte de las cortesanas; en el método de los Vaisesikas; en los sistemas económicos, morales, hidráulicos; en el conocimiento de los semidioses, de toda clase de animales, del sonido de los pájaros; en conocimiento de la lógica, hidromecánica, la manufactura de la seda, trabajos con cera, siembra, cestería, poda de hojas de palmera, y elaboración de perfumes. [157]

Cuando eso quedó claro, el Sakya Dandapāni decidió dar a su hija, la Sakya llamada Gopā, al bodhisatva. El Rey Suddhodana también pidió formalmente la mano de su hija para casarla con el bodhisatva.
Entonces, sin duda, para adecuarse a las convenciones del mundo, el bodhisatva cohabitó en medio de 84.000 mujeres, y demostró disfrutar de los juegos del amor con placer. Entre las 84.000 mujeres, la joven Sakya llamada Gopā fue consagrada como la esposa principal.
Sin embargo, no importa con quien se encontrara la joven Sakya llamada Gopā, fuera su suegra, suegro, o cualquier otra persona de las dependencias interiores, ella nunca cubría su rostro. Así que la gente la criticaba y hablaba mal de ella, diciendo: “Una esposa nueva se supone que ha de ir cubierta, pero esta siempre va expuesta.”

La joven Sakya Gopā oyó este rumor, y frente a todos los residentes en las habitaciones interiores, pronunció estos versos:

“Un ser noble brilla cuando no está cubierto,
Este sentado, de pie, o andando.
Es como una gema preciosa
Brillando más en lo alto de un estandarte.

Un ser noble brilla mientras va,
Y un ser noble también brilla cuando viene.
También brilla cuando se levanta o se sienta;
Un ser noble siempre brilla.

Un ser noble brilla cuando está hablando,
Un ser noble brilla cuando está en silencio;
Lo mismo que un ruiseñor brilla
Siempre que es visto u oído.

Tanto que vista ropa hecha con hierba kusa,
Ropas de mala calidad, o que su cuerpo esté demacrado,
Alguien repleto de buenas cualidades, y adornado por estas cualidades,
Brilla con su propia radiación. [158]

Un ser noble sin mala conducta
Brilla perpetuamente.
Mientras que un ser inmaduro que hace el mal
Nunca brilla, no importa las ropas que lleve puestas.

Aquellos con malicia en sus corazones, pero de palabras dulces,
Son como una jarra de veneno coronada de néctar.
Lo mismo que una piedra áspera al tacto, por dentro son duros;
Estar con ellos es como estar acariciando la cabeza de una víbora.

A la gente sincera todos se aproximan, y todos la honran;
Como el estanque sagrado para el baño, que es beneficioso para todos.
Los seres nobles son como una jarra llena de leche y requesón,
Es extremadamente auspicioso contemplar a esa naturaleza pura.

Aquellos que han evitado durante mucho tiempo las malas compañías
Ahora están rodeados por maestros espirituales preciosos.
Aquellos que abandonan las malas acciones,
Y se adhieren a las enseñanzas de los Budas,
Son personas que al contemplarlas producen frutos auspiciosos.

Aquellos que controlan sus cuerpos y evitan las malas acciones;
Quienes han dominado su palabra, y siempre hablan con reserva;
Quienes han disciplinado sus sentidos, y están calmados y serenos;
¿Por qué debieran de cubrir sus caras?

Aquellos que cubren sus cuerpos con miles de finas prendas,
Pero que carecen de vergüenza, modestia, y palabra veraz;
Al carecer de esta clase de virtudes,
Van por la vida más desnudos que el más desnudo. [159]

Aquellas que controlan su mente y sus sentidos,
Que están satisfechas con sus maridos, y no piensan en otros,
Cuando brillan sin ocultamiento, son como la Luna y el Sol.
¿Por qué deberían de cubrir sus rostros?

Además, los grandes sabios, aquellos que conocen los pensamientos de otros,
Y las asambleas de los dioses, los cuales pueden conocer mis pensamientos,
Saben cuál es el alcance de mi moralidad, autocontrol, y cuidado.
¿Por qué debería de ocultar yo mi cara con un velo?

Monjes, cuando el Rey Suddhodana escuchó estos versos elocuentes pronunciados por la muchacha Sakya Gopā, se sintió satisfecho y feliz; y se regocijó mucho. Entonces él le ofreció un par de finas prendas de algodón con muchos diferentes tipos de joyas, un collar de perlas valorado en cien billones de monedas de plata, y una diadema de oro incrustada con perlas rojas.
Entonces el rey expresó su sentir con estos versos:

“Lo mismo que mi hijo está adornado por sus buenas cualidades,
Su esposa también está adornada por las suyas.
La unión de estos dos seres puros
Es como la unión de la mantequilla y la mantequilla clarificada.”


Esto concluye el Capítulo Doce, sobre “La demostración de la destreza en las artes.”


[1] Hastigartā.
[2] Kotisatottarā.
[3] Koti.
[4] Ayuta.
[5] Niyuta.
[6] Kañkara.
[7] Vivara.
[8] Akshobya.
[9] Aplicación a las partículas más pequeñas.
[10] Bodhimanda.
[11]Vātāyanaranja.
[12] Sasaraja.
[13] Edakaraja.
[14] Goraja.
[15] Liksāraja.
[16] Sarsapa.
[17] Adyava.
[18] Parva.
[19] Hasta.
[20] Dhanu.
[21] Krosa.
[22] Yojana.
[23] Yama.
[24] Tushita.
[25] Nirmāna-rati.
[26] Paranirmita vasavartin.
[27] Brahmapurohita.
[28] Brahmapārsadya.
[29] Mahabrahma.
[30] Parīttābhā.
[31] Apramānābha.
[32] Ābhāsvarana.
[33] Parīttarasubha.
[34] Apramānasubha.
[35] Subhakrtsna.
[36] Anabhraka.
[37] Punyaprasava.
[38] Brhatphala.
[39] Asangisattva.
[40] Abrha.
[41] Atapa.
[42] Sudrsa.
[43] Sudarsana.
[44] Akanistha.
[45] Sarakūpa.
[46] Escrituras reveladas.
[47] Historias de los tiempos pasados.
[48] Etimologías.