domingo, 28 de octubre de 2018

Sutra del Desarrollo de la actividad completa. (Lalitavistara) Cap. 19 "Caminando hacia el asiento de la iluminación"


Monjes, cuando el bodhisatva terminó de bañarse en el Rio Nairañjanā, y hubo tomado su comida, recuperó su anterior fuerza y vitalidad. Con un paso triunfante, ahora comenzó a caminar hacia el gran árbol de la Iluminación. Este árbol era el rey de los árboles, y se encontraba en un lugar que poseía dieciséis cualidades únicas.

El caminaba con el paso de un gran ser. Era un paso imperturbable, el paso del naga Indrayasti, un paso firme, un paso tan estable como el Monte Meru, el rey de las montañas. Caminaba en línea recta sin desviarse, ni demasiado rápido, ni demasiado lento; sin pisar fuerte o arrastrar sus pies. Era un paso lleno de gracia, un paso inmaculado, un paso hermoso, un paso libre de enojo, un paso libre de engaño, y un paso libre de apego. Era el paso de un león, el paso del rey de los cisnes, el paso del rey de los elefantes, el paso de Nārāyana, el paso que flota sobre la superficie, el paso que deja la huella de una rueda de mil radios en el suelo; el paso de aquel cuyos dedos están unidos por una membrana y cuyas uñas son del color del cobre; el paso de aquel que hace resonar la tierra; el paso que destroza al rey de las montañas.

Caminaba con el paso de alguien cuyos pies allanan el terreno, esté sobresaliendo o hundido; el paso que lleva a los seres a los renacimientos felices a través del contacto con los rayos de luz que emergen de la membrana situada entre sus dedos; el paso que camina sobre lotos inmaculados; el paso que proviene de las acciones virtuosas realizadas anteriormente; el paso de los Budas del pasado, los leones; y el paso que proviene de una intención firme e indestructible como un diamante. [273]
Tenía un paso capaz de destruir todos los renacimientos inferiores y todas las existencias miserables; un paso que trae la felicidad a todos los seres; un paso que indica el sendero hacia la liberación; un paso que elimina el poder de los demonios; un paso que suprime a los oponentes malvados junto con sus doctrinas; un paso que elimina la cascada de oscuridad y emociones aflictivas; un paso que anula las penalidades de la existencia cíclica.
El caminaba con un paso que eclipsa a Sakra, Brahma, Mahesvara, y a todos los protectores mundanos. Su paso era el del único señor de todo el macrocosmos de tres mil mundos; el paso espontáneo que no puede ser vencido; el paso que realiza el logro de la sabiduría omnisciente; el paso de la atención mental y la visión penetrante; el paso que lleva a un renacimiento feliz; el paso que pacifica la vejez y la muerte; el paso de la paz inmaculada; el paso que lleva a la ciudad del nirvana, el cual es auspicioso, inmaculado, y libre de miedo. Con ese paso el bodhisatva se encaminó hacia el asiento de la Iluminación.

Monjes, en el tramo entre el Rio Nairañjanā y el asiento de la iluminación, los dioses de las nubes de viento barrieron la carretera para el bodhisatva, mientras que los dioses de las nubes de agua rociaron su sendero con agua perfumada, y esparcieron flores a lo largo del camino. En eso, todos los árboles en este gran universo de tres mil mundos inclinaron sus copas hacia el asiento de la Iluminación. Similarmente, todas las montañas existentes en este universo de tres mil mundos, tales como el Monte Meru, también se postraron hacia el asiento de la Iluminación.
En todo el trayecto desde el Rio Nairañjanā hasta el asiento de la Iluminación, la carretera había sido embellecida a lo largo de varios kilómetros por los dioses del Reino del Deseo. A ambos lados de la carretera, habían erigido mágicamente una barandilla hecha de las siete clases de tesoros preciosos. La carretera había sido sombreada, a la altura de siete palmeras, con un entramado enjoyado y adornado con parasoles celestiales, banderas, y estandartes. A la distancia del alcance de una flecha, habían emanado una fila de palmeras hechas de los siete tipos de tesoros preciosos, y más altas que el entramado. Entre todas las palmeras estaban colgadas guirnaldas de joyas. En medio de cada par de palmeras, había sido construido un estanque de lotos [274] lleno de agua perfumada, revestidos con arena dorada, y cubiertos de lotos azules, amarillos, rojos, y blancos. Los estanques estaban rodeados por repisas, y había escaleras de lapislázuli. Los estanques resonaban con las llamadas de los patos, cigüeñas, cisnes, gansos, grullas, y pavos reales. Ochenta mil hijas de los dioses esparcieron el sendero con flores de perfumes divinos. Frente a cada una de las palmeras había un podio de joyas sobre el cual estaban ochenta mil doncellas celestiales ofreciendo cajas llenas de polvo de sándalo y aloe, y sosteniendo incensarios encendidos con sándalo. En cada uno de esos podios enjoyados también había cinco mil jóvenes diosas cantando canciones celestiales.

Monjes, de esta forma el bodhisatva iba siguiendo su camino emitiendo trillones de rayos de luz, mientras los mundos se estremecían, y se oía la música tocada por millones de instrumentos, caía una abundante lluvia de flores, se movían al viento millones de estandartes de seda, se oía el resonar de millones de tambores como si estuvieran siendo golpeados; y los caballos, elefantes, y toros circunvalaban al bodhisatva. Cientos de miles de loros, mynas, cucos, perdices, cisnes, lavanderas, pavos reales, y pájaros cakrāvaka fueron atraídos por la presencia del bodhisatva. La carretera por la que el bodhisatva viajaba hacia el asiento de la Iluminación estaba adornada con cientos de miles de signos auspiciosos.

Esa noche, la noche en la que el bodhisatva formó su  intención de alcanzar la Perfecta y Completa Iluminación, el poderoso Brahma, el gobernante del gran universo de tres mil mundos, convocó a su gran séquito en el Cielo de Brahma.
Dijo: “Amigos, deberíais de ser conscientes de esto. El bodhisatva, el Gran Ser, ha puesto la gran armadura. Sin olvidar su gran voto, protegido por su sólida armadura, no es intimidado y ha perfeccionado todas las conductas del bodhisatva. El ha alcanzado la lejana orilla de todas las perfecciones, ha llegado a ser un maestro de todos los niveles de un bodhisatva, y conoce perfectamente todos los pensamientos y acciones del bodhisatva. El es perfectamente puro en sus aspiraciones del bodhisatva, y participa en las cinco facultades espirituales de todos los seres. [275] El ha entrado en todos los secretos de los Tathagatas, y está más allá de todos los senderos de actividad demoníaca. No es dependiente de otros con respecto a las bases para la adquisición de mérito. Está bendecido por todos los Tathagatas. Muestra el sendero hacia la libertad completa para todos los seres, es el líder de la gran caravana. Es el destructor del dominio del ejército de Mara; es el único héroe de los tres mil grandes miles de mundos. El es el Gran Rey de los Médicos, y ha realizado todas las medicinas del Dharma. Es el gran rey del Dharma que brilla con la gran luz de la sabiduría, es el rey que sostiene el gran estandarte. No contaminado por los ocho intereses mundanos, el bodhisatva es como un gran loto que derrama agua de sus hojas. Nunca olvida los dharanis de todas las enseñanzas. Es como un gran océano, libre del apego y la aversión. Es inmutable e inquebrantable como el Monte Sumeru. Es supremamente inmaculado, puro, y está en posesión de una mente virtuosa, y es como una gran joya. Ha alcanzado el dominio sobre todos los fenómenos, y en todas sus acciones está más allá de todo interés.
El bodhisatva, que es como el gran Brahma, se dirige hacia el asiento de la Iluminación con el deseo de despertar a la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación para domar a los ejércitos de Mara. El va en camino para realizar perfectamente los diez poderes, las cuatro ausencias de miedo, y las dieciocho cualidades particulares de un Buda. Su propósito es girar la gran rueda del Dharma, y pronunciar el gran rugido del león. Con el regalo del Dharma, dará satisfacción a todos los seres. Purificará el Ojo del Dharma de los seres, y aniquilará a todos los oponentes junto con sus doctrinas. El va hacia el asiento de la Iluminación para mostrar la culminación de sus votos previos, y obtener la completa maestría sobre todos los fenómenos. Amigos, por estas razones, deberíais de rendir homenaje al bodhisatva, y asistirle alegremente de todas las maneras posibles.”

Entonces, el poderoso Brahma pronunció estos versos:

“Por medio de su gran virtud y esplendor, puede ser conocido el gran sendero;
Un sendero de amor, compasión, alegría, y ecuanimidad.
Manifestando las absorciones meditativas y los conocimientos superiores,
Tras haber realizado durante miles de eones las acciones del bodhisatva,
Él se dirige ahora hacia el árbol de la Iluminación.
Deberíais de hacer ofrendas al Sabio, ya que practica para alcanzar sus aspiraciones.

Tomad refugio en él, y no encontraréis o experimentaréis los miedos de los destinos desafortunados, o la falta de libertades. [276]
En vez de ello encontraréis la felicidad de los dioses del Reino del Deseo, en la vasta morada de Brahma.
Estuvo soportando grandes mortificaciones durante seis años, y ahora se dirige hacia el árbol de la Iluminación.
¡Bien hecho! ¡Deberíamos de venerar a este hombre con alegría y devoción!

El es el rey del universo de tres mil mundos, el mejor de los maestros, el Rey del Dharma.
En los dominios de Indra, Brahma, Surya, y Chandra, no hay nadie igual a él.
Cuando nació, un trillón de mundos tembló de seis formas diferentes.
Hoy el se encamina hacia el árbol supremo para vencer a los ejércitos de Mara.

Yo no puedo ver la protuberancia de su cabeza, ni puede verlo nadie aquí en el reino de Brahma;
Su cuerpo, que lleva la mejor de las marcas excelentes, está adornado con las treinta y dos marcas.
Su palabra es bella, dulce, y agradable de oír, una voz melodiosa como la de Brahma.
Su mente está calmada y libre de enfado. ¡Vayamos, y rindámosle homenaje!

Los inteligentes[1], quienes quieren transcender el gozo de la concentración meditativa de los reinos de Indra y Brahma;
O aquellos que quieren cortar la red de los grilletes de las emociones aflictivas;
O aquellos que quieren transcender la Iluminación lograda sin oír instrucciones de otros, que es la del Realizador Solitario;
Quien desee alcanzar la verdadera Iluminación, en los Tres Reinos, debería de rendirle homenaje a él, el Guía de Todos.

Ha renunciado a la tierra junto con sus océanos, y a los incontables objetos preciosos que contienen.
Ha abandonado palacios con ventanas ovales y terrazas; y también vehículos.
Ha abandonado una tierra adornada con flores exquisitas, con bellos parques, fuentes, y estanques.
Ha renunciado a sus miembros, cabeza, y ojos; y ahora camina hacia el asiento de la Iluminación.”

Monjes, el gran Brahma, quien preside el gran macrocosmos de tres mil mundos, hizo entonces que todos los mundos del gran macrocosmos fueran iguales. El mundo ahora se había convertido en algo regular, llano como la palma de la mano. Ya no hubo más grava ni rocas; y en vez de ello el mundo se llenó de tesoros, tales como perlas, zafiros, conchas, cristales, corales, oro, y plata. Cubrió todo este gran macrocosmos de hierba suave y verde, que se curvaba hacia la derecha como en el dibujo de una esvástica, suave como el tejido más fino, y agradable al tacto. [277]
En ese momento todos los grandes océanos también llegaron a estar tan calmados como la tierra firme, y todos los seres que vivían dentro de las aguas habían llegado a verse libres de todo daño. Cuando todos los guardianes del mundo en las diez direcciones, tales como Indra y Brahma, vieron lo hermoso que había quedado el mundo, decidieron venerar al bodhisatva adornando del mismo modo cien mil campos búdicos.
Todos los demás bodhisatvas que estaban más allá del mundo de los dioses y humanos, también quisieron venerar al bodhisatva, y por tanto adornaron también ilimitados campos búdicos en las diez direcciones con una serie de ofrendas. Todos estos campos de Buda, incluso estando adornados de forma diferente, ahora aparecían como si fuera un único campo búdico. Había desaparecido toda distancia entre los mundos, como las grandes montañas negras que lo rodeaban, y los muros perimetrales pequeño y grande. Todos estos campos búdicos pudieron ser vistos interpenetrados por la luz que manaba del bodhisatva.

En el asiento de la Iluminación había dieciséis hijos de los dioses que guardaban el lugar. Sus nombres eran: Utkhalin, Sūtkhalin, Prajāpati, Sūrabhala, Keyūrabala, Supratisthita, Mahindhara, Avabhāsakara, Vimala, Dharmesvara, Dharmaketu, Siddhapātra, Apratihatanetra, Mahāvyūha, Silavisuddhanetra, y Padmaprabha. Estos dieciséis hijos de los dioses, habiendo alcanzando la paciencia irreversible, eran los guardianes del asiento de la Iluminación.
Ellos habían adornado el asiento de la Iluminación como una forma de honrar al bodhisatva. Habían cubierto el perímetro del lugar con barandillas, dispuestas en siete filas, a una distancia de ochenta leguas. También habían colocado palmeras formando siete círculos, y siete entramados con campanillas con piedras preciosas incrustadas. Todo esto estaba rodeado por siete hilos hechos de materiales preciosos.
El asiento de la Iluminación estaba cubierto con un tejido hecho de oro del Rio Jambū, un tejido salpicado de siete substancias preciosas y envuelto en hilos de oro. Estaba cubierto con lotos de oro del Rio Jambū, perfumados con esencias aromáticas, y cubierto con un toldo enjoyado. Todos los árboles bellos y excelentes que crecen y son venerados en todos los mundos de las diez direcciones, incluyendo los mundos de los dioses y humanos, se estaban manifestando en el asiento de la Iluminación. [278] Similarmente, todas las diferentes especies de flores que crecen en el agua y en la tierra se manifestaron allí, en el asiento de la Iluminación. Además, todos los bodhisatvas de todos los mundos de las diez direcciones llegaron a hacerse visibles ahora en el asiento de la Iluminación, adornando el lugar con sus acumulaciones inmensurables de mérito y sabiduría.
De esta manera los hijos de los dioses que guardaban el asiento de la Iluminación, manifestaron en ese lugar estas exhibiciones. Eran tan magníficas que cuando los dioses, nagas, yakshas, gandharvas, y asuras fueron testigos de ello, comenzaron a pensar que sus propias moradas no eran más que cementerios. Cuando vieron las demostraciones, ellos sintieron un gran respeto y dijeron con alegría: “¡Qué grande! ¡Qué manifestación inconcebible de la maduración de lo meritorio es esto!”

En el árbol de la Iluminación había cuatro deidades: Venu, Valgu, Sumanas, y Ojopati. Estas cuatro deidades del árbol de la Iluminación también deseaban honrar al bodhisatva, y para ello modelaron el árbol de la Iluminación dándole raíces, tronco, ramas, hojas, flores, y frutos perfectos; y también una altura y circunferencia perfectas. Era hermoso, agradable de contemplar, amplio, y con una altura de ochenta palmeras y, con una circunferencia en correspondencia, era algo imponente. Indudablemente, este árbol era magnífico y hermoso. Estaba rodeado por plataformas que estaban dispuestas en siete filas; también se habían colocado siete filas de palmeras enjoyadas, y siete entramados con campanillas con piedras preciosas engarzadas. Todo esto estaba rodeado por siete hilos hechos con materiales preciosos que eran los que formaban el anillo exterior.

Lo mismo que el árbol de coral o el árbol de kovidāra, este era un árbol que uno nunca se cansaba de mirar. Este lugar, donde el bodhisatva iba a tomar asiento con la intención de alcanzar la Perfecta y Completa Iluminación, se había convertido en la esencia adamantina indestructible, más dura que cualquier otro diamante en el macrocosmos de tres mil mundos.

Monjes, como el bodhisatva se estaba acercando hacia el asiento de la Iluminación, de su cuerpo manaban rayos como del Sol. La luz pacificaba todos los reinos inferiores, e hizo que cesaran todos los destinos desafortunados. Todas las sensaciones dolorosas de los seres en los destinos desafortunados tuvieron una tregua. [279] Todos los seres con las facultades incompletas recuperaron ahora sus sentidos. Todos los que padecían enfermedades fueron curados. Todos los que no eran felices alcanzaron la felicidad. Todos los que padecían temor, fueron liberados. Todos los que estaban en cautiverio fueron liberados de sus ataduras. Quienes sufrían debido a la pobreza encontraron la riqueza. Todas las personas atormentadas por las emociones aflictivas se vieron libres de sus angustias. Aquellos que sufrían hambre, vieron sus estómagos llenos. Todos los que padecían sed fueron liberados de ella. Las mujeres encintas dieron a luz fácilmente. Aquellos que eran viejos y débiles, recuperaron su fuerza.
En ese momento todos los seres fueron liberados de los daños infringidos por el apego, enfado, ignorancia, cólera, codicia, crueldad, malicia, envidia, y celos. En ese momento no murió nadie, nadie paso a otra vida, y nadie nació. En ese momento todos engendraron amor, altruismo, y el sentimiento de que todos los seres eran las madres y padres de uno.

Esto también puede expresarse en verso:

“Todo el camino hacia el infierno de Avici
Presenta una visión terrible para los seres infernales.
Estos seres vieron pacificado su sufrimiento,
Y experimentaron sensaciones de felicidad.

Los seres nacidos como animales,
Los cuales se dañan unos a otros de formas incontables,
Fueron tocados por los rayos de luz del Sabio,
Y se sintieron dulcemente benevolentes los unos para con los otros.

Todos los fantasmas hambrientos existentes en el mundo de los pretas,
Atormentados por el hambre y la sed,
A través del esplendor del bodhisatva
Obtuvieron comida y bebida.

Todos los destinos desafortunados se pararon,
Y todos los reinos inferiores se fueron vaciando.
Todos los seres en los destinos afortunados
Llegaron a ser tan felices y a estar tan satisfechos como los dioses.

Aquellos ciegos y sordos,
Y aquellos con los miembros defectuosos
Recuperaron plenamente sus sentidos
Y obtuvieron hermosos miembros. [280]

El apego, el enfado, y las otras emociones perturbadoras
Que dañan a los seres, todas ellas,
En ese momento fueron pacificadas,
Y todos los seres estaban llenos de felicidad.

Quienes habían perdido sus mentes volvieron a ganar compostura;
Quienes vivían en la pobreza encontraron la riqueza;
Quienes estaban golpeados por la enfermedad, fueron sanados;
Quienes estaban confinados, fueron liberados.

No había tacañería, ni agresividad;
No había malicia, ni conflicto.
Todos los seres vivían en armonía,
Y sus mentes estaban llenas de bondad.

Lo mismo que como un padre y una madre
Quieren a su único hijo,
En ese momento todos los seres
Sentían un amor paternal unos hacia otros.

La red de rayos del bodhisatva
Se difundían en torno suyo en las diez direcciones,
E iluminaban un número inconcebible de mundos,
Tan numerosos como los granos de arena en el Rio Ganges.

Las Montañas Negras[2] y
El perímetro exterior[3] de muros desapareció.
Todos los mundos extensos
Aparecieron ahora como uno solo.

Pudieron ser vistos tan claramente como la palma de la mano,
Compuestos de toda clase de joyas.
Para venerar al bodhisatva
Todos los mundos fueron adornados perfectamente.

Quienes atendían el asiento de la Iluminación
Eran un grupo de dieciséis dioses.
Ellos adornaron el asiento de la Iluminación
Hasta una distancia de ochenta leguas.

Todas las grandes manifestaciones
En todos los ilimitados millones de mundos
Se manifestaron ahora en este lugar
Gracias al poder del bodhisatva.

Los dioses, nagas, yaksas,
Kinnaras, y mahoragas
Ahora llegaron a pensar que sus palacios celestiales
No eran más que cementerios.

Cuando los dioses y humanos fueron testigos de esta proyección,
Quedaron llenos de asombro:
“¡Qué grande es esta manifestación de mérito,
Cuyo resultado es esta coyuntura auspiciosa!” [281]

Sin ninguna clase de esfuerzo,
Ni física, verbal, o mental,
Todos los propósitos, deseos, e intenciones del bodhisatva
Fueron realizados completamente.

Incluso los deseos de otros fueron colmados,
Debido al poder de las acciones del pasado.
La maduración de esas acciones
Produjo ahora esos resultados perfectos.

Las cuatro deidades del árbol de la Iluminación
Adornaron el asiento de la Iluminación
Para hacerlo aún más supremo
Que los árboles de coral celestiales.

Las manifestaciones en el asiento de la Iluminación
Fueron creadas por estas cuatro deidades.
Describir sus cualidades con palabras
Sería verdaderamente imposible.”

Monjes, la luz que manaba del cuerpo del bodhisatva iluminó la morada de Kālika, el rey de los nagas. La luz era pura e inmaculada, y daba lugar a la alegría puesto que satisfacía los cuerpos y mentes que tocaba. Limpió todas las emociones aflictivas; y aportó alegría, felicidad, confianza, y un disfrute supremo a todos los seres. Cuando Kālika, el rey de los nagas, vio como la luz iluminaba su propia morada, pronunció estos versos ante su séquito:

“Veo una luz como la de Krakucchanda, o como el resplandor de Kanakamuni;
Es como ver la luz inmaculada y sin falta de Kashyapa, el Rey del Dharma.
Seguramente que un ser de cualidades supremas, quien ayuda a los seres, y dotado con la luz de la sabiduría, está aquí;
Y por eso mi morada está iluminada y adornada con esta luz dorada.

Hasta ahora, este lugar apartado ha estado lleno de penumbra como resultado de nuestras malas acciones previas;
Incluso los rayos del Sol y de la Luna, de tan largo alcance, no llegaban hasta este lugar.
La luz pura surgida del fuego, joyas, relámpagos, y estrellas tampoco llegaban aquí;
Ni tampoco los rayos de luz de Indra, Brahma, o de los semidioses entraban en mi casa. [282]

Sin embargo, hoy esta casa resplandece con una belleza que semeja al Sol;
Nuestras mentes están llenas de alegría, y nuestros cuerpos se sienten cómodos y relajados;
Incluso la lluvia de arena ardiente que cae sobre mi cuerpo parece refrescante;
Es evidente que quien ha practicado la buena conducta durante muchos millones de eones, está caminando hacia el asiento de la Iluminación.

¡Rápido, reunid las más bellas flores de los nagas, tejidos hermosos y de perfume agradable, collares de perlas,
Adornos y brazaletes, polvos aromáticos, y nuestro mejor incienso!
¡Ofrecedle canciones melodiosas y música, y tocad los mejores tambores!
¡Id ahora mismo! ¡Ofreced ofrendas al benefactor, quien es digno del respeto de todo el mundo!

Entonces Kālika se puso en pie, y miró en las cuatro direcciones junto con las hijas de los nagas;
Vio al bodhisatva brillando con la majestuosidad del Monte Meru.
Estaba rodeado por millones de dioses y demonios[4], Brahmas, Sakras, y yaksas. Todos ellos lo veneraban llenos de alegría, y le indicaban el camino.

El rey de los nagas estaba exultante, y respetuosamente hizo ofrendas al supremo en el mundo;
Se postró con devoción a los pies del Sabio, y permaneció de pie frente a él.
Las hijas de los nagas también veneraron al Sabio llenas de alegría y respeto;
Ellas esparcieron flores, incienso, y perfumes; y tocaron música.

Contentísimo con las cualidades perfectas del Sabio, el rey de los nagas juntó las palmas de sus manos, y dijo:
“¡Oh, Guía! ¡El mejor en el mundo! ¡Es maravilloso ver tu cara, que es como la Luna llena!
Yo vi los signos predichos por los sabios de antaño, y veo en ti esos signos;
Hoy vencerás al ejército de Mara, y alcanzarás el estado que deseas.”

Esto es debido a que en el pasado tú mantuviste la disciplina, la generosidad, la observación de los votos, y abandonaste todas tus posesiones;
Debido a que has meditado en el poder de la disciplina, la ética moral, amor, compasión, y el poder de la paciencia. [283]
Debido a que fuiste diligente, firme, y te deleitaste en la concentración, has llegado a ser una antorcha de conocimiento.
Hoy todas tus aspiraciones se verán colmadas, y te convertirás en un Conquistador.

Los árboles, con sus hojas, flores, y frutos se postran ante el árbol de la Iluminación;
Mil vasos llenos de agua clara te rodean;
Una multitud de apsaras, muy contentas, cantan sus dulces canciones;
Bandadas de cisnes y grullas juguetean en el cielo, rodeando contentos al Sabio.
Hoy te convertirás en un Arhat[5].

Cientos de campos búdicos están penetrados por rayos de luz dorada;
Todos los sufrimientos se ven aliviados, y todos los seres se han liberado de los reinos inferiores;
Hoy ha caído una lluvia en las moradas de Chandra y Sūrya, y sopla una brisa suave.
¡Oh, Guía de la caravana de los seres, tú serás el que libere a los Tres Reinos del nacimiento y vejez!

Los dioses abandonan el disfrute de sus deleites, y vienen a venerarte;
Brahma y los dioses del Cielo de Ministros de Brahma[6] abandonan el gozo de la concentración;
Y similarmente, todos los otros en los Tres Reinos vienen aquí.
Hoy te convertirás en el rey de los médicos, quien libera a los seres de los Tres Reinos del nacimiento y la vejez.

El camino por el que tú transitas hoy ha sido barrido por los dioses,
Un camino por el que han transitado los Bhagavanes Krakucchanda, Kanakamuni, y Kashyapa.
En tus huellas surgen lotos inmaculados y perfectos que salen de la tierra,
Sobre la que tú caminas con paso poderoso. Hoy te convertirás en un Arhat.

Miríadas de millones de demonios, tan numerosos como los granos de arena del Ganges,
Son incapaces de moverte de bajo las ramas del árbol de la Iluminación, o de perturbarte.
Tú has hecho billones de ofrendas, tantas como granos de arena hay en el Ganges, [284]
Actuando siempre para beneficio del mundo. Por eso es por lo que tú brillas hoy aquí.

Los planetas, la Luna, las estrellas, y el Sol pueden caer del cielo al suelo;
Las montañas más altas pueden moverse de su sitio; los océanos pueden llegar a secarse;
Algunas personas instruidas pueden proyectar mágicamente cada uno de los elementos;
Pero es imposible que tú vayas al rey de los árboles, y te levantes antes de alcanzar la Iluminación.

¡Oh, Guía! Tras verte, yo he conseguido una gran prosperidad;
Te he hecho ofrendas, he hablado de tus cualidades, y me he esforzado por alcanzar la Iluminación.
¡Qué podamos yo, y mis esposas e hijos, liberarnos de esta existencia.
Tu forma de andar es como el paso de un elefante, ¡Que podamos caminar como tú!”

Monjes, en eso, Suvarna-prabhāsa, la esposa principal del rey naga Kālika, llegó a ver al bodhisatva. Estaba rodeada y escoltada por muchas chicas nagas, quienes vestían diversos tipos de prendas, parasoles con joyas incrustadas, variados tipos de collares de perlas, diversas joyas preciosas, un conjunto de guirnaldas, miríadas de ungüentos y polvos hechos por dioses y humanos, y envases con distintos tipos de perfumes. Las muchachas nagas atendieron al bodhisatva mientras cantaban canciones melodiosas acompañadas de música. De este modo, puesto que el bodhisatva avanzaba en su camino, ellas lo rociaron con una lluvia de flores hechas con diversos tipos de materiales preciosos, y lo alabaron con estos versos:

“Eres infalible, intrépido, seguro de ti mismo, y valiente;
No conoces el abatimiento, sino que eres audaz, alegre, y difícil de vencer.
En ti no hay apego, ni enfado, ni engaño, ni deseo;
Estás libre de las pasiones, y estás liberado. ¡Homenaje a ti, gran sabio espiritual!

Eres un médico que erradica el dolor, y eres un guía para aquellos que lo necesitan;
Eres el médico supremo que libera del sufrimiento a los seres.
Respecto a aquellos sin refugio o protección,
Tú te has manifestado como un hogar o refugio para los Tres Reinos.

Puesto que la asamblea de los dioses esta alegre y complacida,
Ellos hacen que caiga una gran lluvia de flores celestiales,
Y despliegan al viento los más bellos estandartes.
Hoy te convertirás en un Conquistador. ¡Alégrate!

¡Aproxímate al mejor de los árboles, y sientate bajo él sin miedo!
Tu vencerás al ejército de Mara, y te liberarás de la maraña de emociones aflictivas!
Lo mismo que los Conquistadores del pasado, los Bhagavanes, alcanzaron la Iluminación,
Así tú también conseguirás la Iluminación suprema, completa y perfectamente calma.

Durante muchos millones de eones tú has albergado este propósito;
Tú has soportado inmensas privaciones para beneficio de los seres.
Ahora ha llegado el momento de que se cumplan tus deseos,
Así que ve bajo el rey de los árboles, y alcanza la Iluminación.”

Monjes, el bodhisatva pensó entonces: “¿Qué hicieron los Tathagatas del pasado cuando alcanzaron la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación? ¡Se sentaron sobre un asiento confeccionado con hierba kusa!”

En ese instante, cientos de miles de dioses de las moradas puras aparecieron en el cielo. Eran conocedores de los pensamientos del bodhisatva, y dijeron: [286] “Si, así es. Hombre santo, eso es correcto. Los Tathagatas del pasado utilizaron hierba kusa cuando alcanzaron la Insuperable, Perfecta, y Completa Iluminación.”

Monjes, entonces, al lado derecho de la carretera, el bodhisatva se dio cuenta de que allí había un vendedor de hierba, cuyo nombre era Svastika, y que estaba ocupado recogiendo hierba. La hierba era verde, suave, fresca, y hermosa. Se inclinaba hacia la derecha, y parecía el cuello de un pavo real. Era tan suave como el tacto de un tejido celestial; y poseía el aroma más dulce, y el color más bello.
Al verlo, el bodhisatva abandonó la carretera, y fue hacia Svastika, el vendedor de hierba, y le habló con palabras agradables. Sus palabras manifestaban autoridad, información, y eran claras. Su discurso era fluido, cautivador, y agradable de oír. Era afectuoso, digno de ser recordado, motivador, satisfactorio, y encantador.
Sus palabras no eran duras. Estaban libres de tartamudeo, y en ellas no había animosidad. No eran erráticas, sino que eran suaves, agradables, dulces, y resultaba placentero oírlas. Eran unas palabras que agradaban a cuerpo y mente, y que disipaban todo apego, enojo, engaño, conflicto, y disputa. Su voz era como el canto del ruiseñor, del kunāla, y la perdiz. Sonaba como un tambor o como un canto melodioso. No hacía ningún daño, sino que era veraz, clara, y auténtica. Su voz tenía una resonancia semejante a la de Brahma, o al sonido de las olas en el océano, o al de las rocas golpeando unas contra otras. Era una voz alabada por el jefe de los dioses y por el jefe de los semidioses. Su profundidad y hondura era difícil de medir. Dejaba impotentes a los poderosos demonios, y eliminaba las doctrinas opuestas.
Hablaba con la fuerza del rugido de un león, del relincho de un caballo, del trompeteo de un elefante, y era una voz que resonaba como la de un naga. Su voz era como el trueno de las nubes tormentosas, y llenaba todos los campos búdicos de las diez direcciones. Despertaba a todos los seres necesitados de guía. Era una voz libre de confusión, de daño, y de agitación. Era apropiada, lógica, pronunciada en el momento apropiado, cuando era necesario, y contenía cientos de miles de enseñanzas. Era suave, sin impedimentos, y siempre elocuente. Hablaba con una sola voz, y sin embargo era oída en todos los idiomas. Su voz hacía que fueran conocidos todos los significados, todos los tipos de felicidad, mostraba el camino hacia la liberación, proclamaba las acumulaciones necesarias para el sendero, no ignoraba a su audiencia, complacía a todos los séquitos, [287] y era conforme a las enseñanzas de todos los Budas.

Fue con estas palabras, expresadas en verso, con las que el bodhisatva se dirigió a Svastika, el vendedor de hierba:

“¡Svastika, rápido, dame la hierba!
Hoy esa hierba será de gran significado para mí;
Una vez que haya vencido a Mara y sus ejércitos,
Yo experimentaré la paz de la Insuperable Iluminación.

Yo he practicado durante miles de eones para conquistar esa paz,
Observando la generosidad, el auto control, la renunciación,
Una conducta ética y disciplinada, y también austeridades.
Esa paz fructificará hoy.

El poder de la paciencia y el del esfuerzo entusiasta;
El poder de la concentración y el de la sabiduría;
El poder del mérito, la realización, y la liberación.
Hoy serán realizados.

El poder del conocimiento y el de los medios hábiles;
Los poderes milagrosos y el de un amor ecuánime;
El poder del discernimiento correcto y el de la verdad completa,
Si hoy me regalas esa hierba,
Madurarás un poder de mérito ilimitado.
¡Para ti no es más que un signo indicador
De que llegarás a ser un maestro insuperable!

Svastika, al escuchar estas palabras hermosas y dulces pronunciadas por el Guía,
Se puso muy alegre, entusiasmado, y contentísimo;
Cogiendo un haz de hierba suave, fresca, y tierna;
Se plantó ante el bodhisatva, y pronunció estas palabras con su corazón alegrado:

“Si esta hierba puede ayudar a que consigas el estado supremo de inmortalidad,
La iluminación, la paz suprema, tan difícil de encontrar, el sendero transitado por los Budas del pasado;
Entonces, por favor, espera un momento, ¡Oh, Gran océano de cualidades de gloria inmensurable!
Y yo despertaré primero al estado supremo de inmortalidad.”

El bodhisatva replicó:

“Svastika, sin practicar durante muchos eones la conducta disciplinada y las austeridades,
Tú no alcanzarás la Iluminación por sentarte sobre un asiento de hierba.[288]
Sin embargo, cuando una persona inteligente es elevada a través de las herramientas de la sabiduría y el mérito,
Entonces los Sabios, los Conquistadores, hacen una predicción y dicen: “Tu te convertirás en un Conquistador inmaculado.”

Svastika, si fuera posible iluminar a otro ser
Dando la iluminación como quien da  comida, sin duda yo la aseguraría a todo el mundo.
Cuando yo alcance la Iluminación, deberías de saber que yo daré la inmortalidad;
Tendrás que venir, escuchar el Dharma, y aplicar tu mismo la enseñanza, y entonces tu llegarás a estar libre de faltas.”

El Guía cogió un haz de hierba blanda y perfecta,
Y como marchó con la zancada de un león y de un cisne, la tierra tembló.
Las multitudes de dioses y nagas juntaron las palmas de sus manos, se regocijaron, y pensaron:
“Hoy el vencerá a las hordas de demonios, y alcanzará la inmortalidad.”

Monjes, como el bodhisatva caminaba hacia el árbol de la Iluminación, los hijos de los dioses y los bodhisatvas se dieron cuenta de que ese era el momento en el que el bodhisatva, tras sentarse allí, alcanzaría el despertar, y se convertiría en un Buda completo y perfecto. Entonces, de manera acorde, decidieron decorar otros ochenta mil árboles de la Iluminación.
Algunos de los árboles de la iluminación fueron hechos con flores, y tenían cien mil leguas de alto. Otros árboles de la iluminación estaban hechos con substancias odoríferas, y tenían doscientas mil leguas de alto. Otros estaban hechos de madera de sándalo, y tenían trescientas mil leguas de alto. Otros estaban confeccionados con tejidos, y tenían quinientas mil leguas de alto. Algunos estaban hechos con joyas, y tenían un millón de leguas de alto. Otros estaban elaborados con toda clase de joyas, y tenían un trillón de leguas de alto.

Al pie de cada uno de estos árboles de la iluminación, ellos erigieron tronos de león apropiados, cubiertos con distintas clases de tejidos celestiales. Para algunos de los árboles de la Iluminación ellos dispusieron tronos de loto, o tronos hechos de substancias fragantes, o elaborados con materiales preciosos.
El bodhisatva permaneció ahora [289] serenamente en la concentración llamada Lalitavyūha. Tan pronto como el bodhisatva permaneció en esta absorción, apareció inmediatamente un bodhisatva idéntico, con su cuerpo adornado bellamente con todas las marcas excelentes y representaciones, sentado sobre los tronos de león situados al lado de cada uno de los árboles de la iluminación.

En eso, cada uno de los bodhisatvas e hijos de los dioses, percibieron que el bodhisatva estaba en equilibrio meditativo sobre cada trono de león propio, y no en los dispuestos por otros. El poder de la concentración del bodhisatva llamada Lalitavyūha produjo percepciones similares en los seres infernales, en aquellos nacidos como animales, en aquellos que habitan en el reino del Señor de la Muerte, en todos los humanos y dioses, y en todos los demás seres, independientemente de su forma de existencia. Ahora todos los seres eran testigos de que el bodhisatva estaba sentado en un trono de león al pie del árbol de la Iluminación.
Sin embargo, para satisfacer también el intelecto de aquellos con falta de dedicación, el bodhisatva recogió el haz de hierba, se dirigió hacia el asiento de la Iluminación, y los circunvaló por siete veces. Entonces el Bhagavan arregló la hierba de tal modo que las partes finales estuvieran orientadas hacia dentro, y las raíces hacia afuera. De esta forma él preparó un buen asiento confeccionado con hierba.

Entonces se sentó como un león, como un héroe, de forma poderosa, de forma firme, de forma diligente, de forma enérgica; como un elefante, como un Bhagavan, de forma natural; como una persona sabia, como un ser insuperable, como un ser especial, como un ser inminente, como un ser famoso, como un ser digno de alabanza, como un ser generoso, como un ser disciplinado, como un ser paciente, como un ser diligente, como un ser concentrado, como un ser sabio; como un ser que ha destruido la oposición de Mara; y como un ser que ha perfeccionado las acumulaciones de mérito y sabiduría.
Se sentó de esta forma en el asiento de hierba y cruzó sus piernas, orientando su cara hacia el este. Entonces puso su espalda recta,  y con concentración en un solo punto, hizo el siguiente voto:

“Aquí, sobre este asiento mi cuerpo puede marchitarse y pudrirse;
Mi piel, mis huesos, y mi carne pueden disolverse;
Pero hasta que yo no alcance la Iluminación, tan difícil de conseguir a través de muchos eones,
Mi cuerpo no se moverá de este asiento”

Esto concluye el Capítulo Diecinueve, sobre “Caminando hacia el asiento de la Iluminación.” [290]







[1] Un epíteto para designar a los bodhisatvas.
[2] Kālaparvata.
[3] Chakra vāla.
[4] Dānavas.
[5] Digno de ser venerado.
[6] Brahmapurohita; el segundo cielo del Reino de la Forma.