jueves, 1 de noviembre de 2018

Sutra del Desarrollo de la actividad completa. (Lalitavistara) Cap. 20 Las manifestaciones en el asiento de la Iluminación.


Monjes, durante el tiempo en el que el bodhisatva estuvo sentado en el asiento de la Iluminación, los dioses de las cinco clases del Reino del Deseo decidieron proteger al bodhisatva de los obstáculos. Por tanto estos dioses permanecieron guardando la dirección este. Similarmente las direcciones sur, oeste, y norte fueron protegidas por otras clases de dioses.
Monjes, cuando el bodhisatva se sentó en el asiento de la iluminación comenzó a emitir rayos de luz conocidos como “exhortación de los bodhisatvas”. La luz brilló en las diez direcciones iluminando todos los ilimitados e inmensurables campos búdicos, los cuales llenan completamente el espacio en la vasta esfera de los fenómenos.

En la dirección este la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Lalitavyūha, quien residía en el mundo de Vimala, en el campo búdico del Tathagata Vimalaprabhāsa. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de veneración al bodhisatva, realizó una manifestación milagrosa por la cual era capaz de mostrar todos los campos búdicos, en todas las direcciones hasta el final del espacio, como un solo mandala hecho de lapislázuli azul.
Al mismo tiempo, hizo que el bodhisatva, quien estaba sentado en el asiento de la iluminación, fuera visible para todos los seres que vivían en los cinco tipos de existencia. Los seres apuntaban con sus dedos hacia el bodhisatva, y preguntaban unos a otros: “¿Quién es este ser tan encantador? ¿Quién es esa persona tan hermosa?”  Entonces el bodhisatva emanó otros bodhisatvas frente a cada uno de ellos. Entonces las formas de aquellos bodhisatvas cantaron estos versos: [291]

“El es alguien que está libre del apego, enfado, impurezas y sus tendencias habituales;
La luz brilla desde su cuerpo en las diez direcciones eclipsando otros tipos de luz.
Durante muchos eones ha incrementado sus acumulaciones de mérito, concentración, y sabiduría;
Sakyamuni, el más ilustre entre los grandes sabios, glorifica todos los puntos del espacio.”

En dirección sur, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Ratnachatrakūtasamdarsana, quien vivía en el mundo de Ratnavyūha, en el campo búdico del Tathagata Ratnārcis. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, él protegió toda el área con un parasol de joyas.
Indra, Brahma, y todos los protectores mundanos se dijeron ahora unos a otros: “¿Cómo apareció ahora este parasol de joyas? ¿De qué mérito es fructificación?”
En eso, se oyeron estos versos procedentes del parasol:

“Quien donó miríadas de joyas, substancias fragantes, y parasoles
A aquellos inigualables que moran, con sus mentes llenas de bondad, en el estado más allá del sufrimiento,
Es el benefactor poseedor de las mejores marcas, y de una fuerza como la de Nārāyana.
¡Esta ofrenda es para él, el maestro de buenas cualidades, quien ha ido al árbol de la Iluminación!”

En dirección oeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Indrajālin, quien vivía en el mundo de Campakavarnā, en el campo búdico del Tathagata Puspāvali Vanarāji Kusumitābhijña. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas  se dirigió hacia el asiento de la Iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como una forma de venerar al bodhisatva, cubrió toda el área con un único toldo enjoyado.
En todas las direcciones, {292] los dioses, junto con los nagas, yaksas, y gandharvas dijeron unos a otros: “¿Quién creo esta demostración de luz?” Precisamente entonces, se oyeron estos versos provenientes del toldo de joyas:

“El es una mina de joyas, un estandarte de joyas, y un deleite para los Tres Reinos;
Es la mejor de las gemas, famoso como una joya, quien se deleita en el verdadero Dharma.
Posee la diligencia por la cual él nunca será apartado de las tres joyas.
Esto es para venerar a Aquel que está próximo a alcanzar la Iluminación suprema.”

En dirección norte la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Vyūharāja, quien residía en el mundo de Sūryāvartā, en el campo búdico del Tathagata Chandra-sūrya Jhinī Karanapraba.  Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, el reveló dentro del círculo de la asamblea la demostración completa de las cualidades de todos los campos búdicos contenidos en todos los mundos en las diez direcciones.
Viendo esto, algunos bodhisatvas preguntaron unos a otros: “¿Quién creó esas proyecciones?” En ese preciso instante, fueron oídos estos versos provenientes de cada una de las manifestaciones:

“La enormidad de su acumulación de mérito y sabiduría ha purificado su cuerpo;
Su acción disciplinada, sus austeridades, y su Dharma verdadero han purificado su habla;
Su escrupulosidad, devoción, amor, y compasión han purificado su mente.
Esto es para venerarlo a él, el Líder de los Sakya, quien ha ido al rey de los árboles.”

En dirección sudeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Gunamati, quien residía en el mundo de Gunākarā, en el campo búdico del Tathagata Gunarājaprabhāsa. Rodeado de un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. [293] Como forma de venerar al bodhisatva, el emanó milagrosamente dentro del círculo de la asamblea un palacio de ilimitados pabellones construido con piedras preciosas.
Los miembros del séquito de Gunamati preguntaron: “Quién ha creado esta demostración?”
Entonces se oyeron estos versos provenientes de aquellos pabellones:

“Solo una mera traza de sus cualidades
Será poseída por los dioses, semidioses, yaksas, y mahoragas.
Con esos rasgos él nació dentro de una familia real con muchas cualidades;
Ahora este Océano de cualidades se sienta bajo las ramas del árbol de la Iluminación.”

Entonces, en dirección suroeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Ratnasambhava, quien residía en el mundo de Ratnasambhava, en el campo búdico del Tathagata Ratnayasti. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, el emanó dentro del círculo de la asamblea un número innumerable e inmensurable de palacios celestiales hechos de materiales preciosos. Entonces de esos palacios celestiales se oyeron estos versos:

“El, quien ha renunciado al océano y la tierra con todos sus tesoros,
Quien ha abandonado su palacio con sus delicadas ventanas ovales y terrazas,
Y también sus carruajes de caballos adornados, los pabellones ornamentados,
Las flores exquisitas y las guirnaldas, parques, fuentes, y salones.
Dio sus pies, manos, cabeza, y ojos. Ahora se sienta en el asiento de la iluminación.”

Entonces, en dirección noroeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Meghakūtābhigarjitasvara, quien residía en el mundo de Meghavatī, en el campo búdico del Tathagata Megharāja. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la Iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. [294] Como forma de venerar al bodhisatva el manifestó una nube de bálsamo y madera de sándalo en el círculo de la asamblea, he hizo que cayera sobre la asamblea una lluvia de fino polvo compuesto de la esencia de sándalo de uraga.
Y de dentro de la nube balsámica, se oyeron estos versos:

“El, brillando con la luz de la confianza en el conocimiento, extiende la nube del Dharma a través de los Tres Reinos;
El, libre del apego, hace que el sagrado Dharma caiga como una lluvia que es como un néctar que libera a los seres del sufrimiento.
El cortará los grilletes del apego y las emociones negativas, junto con sus tendencias habituales;
Y floreciendo con la concentración, las habilidades sobrenaturales, los poderes, y las fuerzas, proporcionarán a la gente una fuente de fe.”

Entonces, en dirección noreste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Hemajālālamkrta, quien residía en el mundo de Hemajālapratichannā, en el campo búdico del Tathagata Ratnacchatrābhyudgatāvabhāsa. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, el emanó apariencia de bodhisatvas, cada uno de ellos adornado con las treinta y dos marcas, en cada uno de los palacios y pabellones. Cada una de esas manifestaciones de bodhisatvas sostenía guirnaldas de flores humanas y divinas. Todos ellos se postraron ante el bodhisatva, y conforme ofrecían las guirnaldas de flores, cantaron estos versos:

“Postro mi cabeza ante aquel
Que ha alabado a cientos de miles de Budas del pasado;
Quien ha generado gran fe y humildad,
El que habla con la voz melodiosa de Brahma, ha llegado al asiento de la iluminación.”

En la región inferior, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Ratnagarbha, quien residía en el mundo de Samantavilokitā, en el campo búdico del Tathagata Samantadarsin. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas, se dirigió al asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. [295] Como forma de venerar al bodhisatva, el proyectó lotos hechos de oro del rio Jambu dentro de un mandala de lapislázuli. En el centro de los lotos uno podía ver la parte superior del cuerpo de muchas mujeres, de forma y apariencia perfectas, y luciendo diversas alhajas. Con sus manos ofrecían muchos tipos de alhajas, tales como collares, pulseras, brazaletes, hilos de oro, y collares de perlas. Cuando ellas lo ofrecían junto con guirnaldas de flores y borlas de seda, postrándose en dirección al asiento de la iluminación y al bodhisatva, cantaron estos versos:

“El siempre se postró ante los Budas, oyentes,
Realizadores solitarios, y sus maestros.
Es disciplinado, con atención mental, feliz, y sin orgullo;
¡Deberíais de postraros ante él, quien está lleno de cualidades!”

En la región superior, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Gaganagañja, quien residía en el mundo de Varaganā, en el campo búdico del Tathagata Ganendra. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió al asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva él permaneció en el medio del cielo e hizo caer una lluvia de objetos que no habían sido vistos nunca, ni tampoco se había oído hablar de ellos, en ninguno de los campos búdicos en las diez direcciones. Llovieron muchos tipos de flores, incienso, perfumes, guirnaldas de flores, ungüentos, polvos fragantes, paños, ornamentos, parasoles, estandartes, serpentinas, estandartes de la victoria, joyas, piedras preciosas, oro, plata, perlas, caballos, elefantes, carruajes, soldados de infantería, carros, árboles en flor, hojas, frutas, chicos, chicas, dioses, nagas, yaksas, gandharvas, semidioses, garudas, kinnaras, mahoragas, Indra, Brahma, los protectores mundanos, humanos, y no humanos. Todos se sintieron llenos de alegría y felicidad, y nadie hizo que otro temiera, o causó daño otro.

Esto también pudo ser expresado en verso:

“Resumiendo, los hijos de los Conquistadores de las diez direcciones
Llegaron para rendir homenaje al benefactor, quien ha alcanzado el despertar. [296]
Solo oiréis una parte de las demostraciones de estos bodhisatvas,
Unos bodhisatvas poseedores de gran fuerza y belleza.

Algunos ofrecieron un millón de collares;
Y llegaron a través del cielo, sonando como truenos.
Algunos mostraron flores y palacios en la expansión del espacio;
Y llegaban con diademas de joyas adornando sus cabellos.

Algunos proclaman la vacuidad, la carencia de signos, y la ausencia de deseos[1];
Y cuando llegan a tierra, rugen como leones.
Algunos esparcen flores hermosas que nunca habían sido vistas anteriormente,
Y cuando llegan, braman como toros.

Algunos revelan sus cuerpos con un millar de colores;
Y cuando llegan en el espacio, gritan como pavos reales.
Algunos proclaman la guirnalda de cualidades del hijo de los Idos al Gozo.
Y cuando llegan en el espacio, son como la Luna llena.

Algunos emiten rayos de luz, lo mismo que el Sol;
Y cuando llegan, hacen que todos los dominios de Mara parezcan oscuros.
Algunos que han reunido la acumulación de mérito
Y cuando llegan al asiento de la iluminación brillan como arco iris.

Algunos despliegan desde el cielo una celosía de piedras preciosas,
Brillando como la hermosa luna nueva.
Ellos arrojan flores mandarava y guirnaldas de flores campaka
Hacia el bodhisatva que se sienta al pie del rey de los árboles. [297]

Algunos llegan haciendo estremecerse a la tierra con sus dos pies;
El movimiento de la tierra divierte a la gente.
Algunos hacen aparecer el Monte Meru en la palma de sus manos;
Cuando quedan suspendidos en medio del aire, esparcen flores desde unos cestos.

Algunos traen los cuatro océanos sobre sus cabezas;
Cuando llegan, esparcen y rocían el terreno con perfume.
Algunos sostienen bastones hechos con joyas,
Y cuando llegan, apuntan hacia el bodhisatva desde lejos.

Algunos, como Brahma, tienen formas pacíficas;
Sus mentes pacíficas descansan en la tranquilidad, y su concentración es firme.
Cuando llegan, los poros de su cuerpo resuenan con los bellos sonidos
Del amor, compasión, alegría, y ecuanimidad inmensurables.

Algunos llegan como el dios Indra;
Llegan rodeados por millones de dioses.
Ante el árbol de la Iluminación juntan la palma de sus manos,
Y esparcen joyas como las de Indra.

Algunos llegaban como los protectores de las cuatro direcciones,
Rodeados por gandharvas, raksasas, y kinnaras.
Ellos hacían caer una lluvia de flores luminosas como relámpagos.
Y alababan al heroico con la voz de gandharvas y kinnaras.

Algunos llegaron con árboles celestiales en flor;
Con frutos, flores, y aromas perfectos. [298]
Entre las hojas, se podía ver la parte superior de los cuerpos de los hijos de los Conquistadores.
Ellos se postran ante el centro del mundo, y esparcen flores.

Algunos llegan mostrando estanques con lotos en flor;
Traen lotos azules y blancos abiertos.
En el centro de cada una de las flores hay seres dotados con las treinta y dos marcas,
Quienes alaban al docto bodhisatva y su mente sin manchas.

Algunos llevan con cuerpos tan grandes como el Monte Meru;
Permaneciendo suspendidos en el aire, desechan sus cuerpos;
Inmediatamente, se transforman en guirnaldas de flores frescas
Y cubren los campos de los Conquistadores en los tres mil mundos.

Algunos llegan con ojos que llamean como el fuego del final del eón
Mostrando la disolución y creación.
De sus cuerpos se oye sonar muchas puertas del Dharma,
Que hace que millones de seres abandonen el ansia.

Algunos llegan con los labios tan hermosos como a fruta del bimba,
Sus bocas perfectas hablan con la voz de los kinnaras.
Aparecen como doncellas bien adornadas con collares,
Los dioses que las ven no tienen bastante.

Algunos llegan con cuerpos indestructibles como el diamante;
Caminaban sobre las aguas.
Algunos llegaban con caras como el Sol o la Luna llena,
Sus rayos de luz y su brillo vencen las faltas de las emociones aflictivas. [299]

Algunos llegan engalanados con piedras preciosas, sosteniendo joyas en sus manos.
Con esas joyas cubren millones de mundos.
Para beneficiar, deleitar, y satisfacer a muchos seres
Hacen caer una lluvia de flores aromáticas y perfectas hechas con joyas.

Algunos llegan con el tesoro de los preciosos grandes dharanis,
Desde los poros de su piel se pueden oír cientos de miles de sutras.
Con su confianza, inteligencia, y sus mentes sublimes
Proporcionan la realización en los seres orgullosos y altivos.

Algunos llegan sosteniendo el Monte Meru como si fuera un tambor;
Al golpearlo, llenan el cielo de voces dulces.
Su sonido llega a millones de mundos, oyéndose:
“El Maestro está listo para despertar hoy, y con ello para alcanzar la inmortalidad.”


Esto concluye el Capítulo Veinte, sobre “Las manifestaciones en el asiento de la iluminación.”






[1] Las llamadas “tres puertas de la liberación.”