Monjes,
durante el tiempo en el que el bodhisatva estuvo sentado en el asiento de la
Iluminación, los dioses de las cinco clases del Reino del Deseo decidieron
proteger al bodhisatva de los obstáculos. Por tanto estos dioses permanecieron
guardando la dirección este. Similarmente las direcciones sur, oeste, y norte
fueron protegidas por otras clases de dioses.
Monjes,
cuando el bodhisatva se sentó en el asiento de la iluminación comenzó a emitir
rayos de luz conocidos como “exhortación de los bodhisatvas”. La luz brilló en
las diez direcciones iluminando todos los ilimitados e inmensurables campos
búdicos, los cuales llenan completamente el espacio en la vasta esfera de los
fenómenos.
En la
dirección este la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Lalitavyūha, quien
residía en el mundo de Vimala, en el campo búdico del Tathagata Vimalaprabhāsa.
Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el
asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de
veneración al bodhisatva, realizó una manifestación milagrosa por la cual era
capaz de mostrar todos los campos búdicos, en todas las direcciones hasta el
final del espacio, como un solo mandala hecho de lapislázuli azul.
Al mismo
tiempo, hizo que el bodhisatva, quien estaba sentado en el asiento de la
iluminación, fuera visible para todos los seres que vivían en los cinco tipos
de existencia. Los seres apuntaban con sus dedos hacia el bodhisatva, y
preguntaban unos a otros: “¿Quién es este ser tan encantador? ¿Quién es esa
persona tan hermosa?” Entonces el
bodhisatva emanó otros bodhisatvas frente a cada uno de ellos. Entonces las
formas de aquellos bodhisatvas cantaron estos versos: [291]
“El
es alguien que está libre del apego, enfado, impurezas y sus tendencias
habituales;
La
luz brilla desde su cuerpo en las diez direcciones eclipsando otros tipos de
luz.
Durante
muchos eones ha incrementado sus acumulaciones de mérito, concentración, y
sabiduría;
Sakyamuni,
el más ilustre entre los grandes sabios, glorifica todos los puntos del
espacio.”
En
dirección sur, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser,
Ratnachatrakūtasamdarsana, quien vivía en el mundo de Ratnavyūha, en el campo
búdico del Tathagata Ratnārcis. Rodeado y escoltado por un número infinito de
bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado
el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, él protegió toda el área
con un parasol de joyas.
Indra,
Brahma, y todos los protectores mundanos se dijeron ahora unos a otros: “¿Cómo
apareció ahora este parasol de joyas? ¿De qué mérito es fructificación?”
En eso, se
oyeron estos versos procedentes del parasol:
“Quien
donó miríadas de joyas, substancias fragantes, y parasoles
A
aquellos inigualables que moran, con sus mentes llenas de bondad, en el estado
más allá del sufrimiento,
Es
el benefactor poseedor de las mejores marcas, y de una fuerza como la de
Nārāyana.
¡Esta
ofrenda es para él, el maestro de buenas cualidades, quien ha ido al árbol de
la Iluminación!”
En
dirección oeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Indrajālin, quien
vivía en el mundo de Campakavarnā, en el campo búdico del Tathagata Puspāvali
Vanarāji Kusumitābhijña. Rodeado y escoltado por un número infinito de
bodhisatvas se dirigió hacia el asiento
de la Iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como una forma de
venerar al bodhisatva, cubrió toda el área con un único toldo enjoyado.
En todas
las direcciones, {292] los dioses, junto con los nagas, yaksas, y gandharvas
dijeron unos a otros: “¿Quién creo esta demostración de luz?” Precisamente
entonces, se oyeron estos versos provenientes del toldo de joyas:
“El
es una mina de joyas, un estandarte de joyas, y un deleite para los Tres Reinos;
Es
la mejor de las gemas, famoso como una joya, quien se deleita en el verdadero
Dharma.
Posee
la diligencia por la cual él nunca será apartado de las tres joyas.
Esto
es para venerar a Aquel que está próximo a alcanzar la Iluminación suprema.”
En
dirección norte la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Vyūharāja, quien
residía en el mundo de Sūryāvartā, en el campo búdico del Tathagata
Chandra-sūrya Jhinī Karanapraba. Rodeado
y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento
de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al
bodhisatva, el reveló dentro del círculo de la asamblea la demostración
completa de las cualidades de todos los campos búdicos contenidos en todos los
mundos en las diez direcciones.
Viendo
esto, algunos bodhisatvas preguntaron unos a otros: “¿Quién creó esas
proyecciones?” En ese preciso instante, fueron oídos estos versos provenientes
de cada una de las manifestaciones:
“La
enormidad de su acumulación de mérito y sabiduría ha purificado su cuerpo;
Su
acción disciplinada, sus austeridades, y su Dharma verdadero han purificado su
habla;
Su
escrupulosidad, devoción, amor, y compasión han purificado su mente.
Esto
es para venerarlo a él, el Líder de los Sakya, quien ha ido al rey de los
árboles.”
En
dirección sudeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Gunamati, quien
residía en el mundo de Gunākarā, en el campo búdico del Tathagata Gunarājaprabhāsa.
Rodeado de un número infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la
iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. [293] Como forma de venerar al
bodhisatva, el emanó milagrosamente dentro del círculo de la asamblea un
palacio de ilimitados pabellones construido con piedras preciosas.
Los
miembros del séquito de Gunamati preguntaron: “Quién ha creado esta
demostración?”
Entonces
se oyeron estos versos provenientes de aquellos pabellones:
“Solo
una mera traza de sus cualidades
Será
poseída por los dioses, semidioses, yaksas, y mahoragas.
Con
esos rasgos él nació dentro de una familia real con muchas cualidades;
Ahora
este Océano de cualidades se sienta bajo las ramas del árbol de la
Iluminación.”
Entonces,
en dirección suroeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Ratnasambhava,
quien residía en el mundo de Ratnasambhava, en el campo búdico del Tathagata
Ratnayasti. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se
dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva.
Como forma de venerar al bodhisatva, el emanó dentro del círculo de la asamblea
un número innumerable e inmensurable de palacios celestiales hechos de
materiales preciosos. Entonces de esos palacios celestiales se oyeron estos
versos:
“El,
quien ha renunciado al océano y la tierra con todos sus tesoros,
Quien
ha abandonado su palacio con sus delicadas ventanas ovales y terrazas,
Y
también sus carruajes de caballos adornados, los pabellones ornamentados,
Las
flores exquisitas y las guirnaldas, parques, fuentes, y salones.
Dio
sus pies, manos, cabeza, y ojos. Ahora se sienta en el asiento de la
iluminación.”
Entonces,
en dirección noroeste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser,
Meghakūtābhigarjitasvara, quien residía en el mundo de Meghavatī, en el campo
búdico del Tathagata Megharāja. Rodeado y escoltado por un número infinito de
bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la Iluminación, donde estaba sentado
el bodhisatva. [294] Como forma de venerar al bodhisatva el manifestó una nube
de bálsamo y madera de sándalo en el círculo de la asamblea, he hizo que cayera
sobre la asamblea una lluvia de fino polvo compuesto de la esencia de sándalo
de uraga.
Y de
dentro de la nube balsámica, se oyeron estos versos:
“El,
brillando con la luz de la confianza en el conocimiento, extiende la nube del
Dharma a través de los Tres Reinos;
El,
libre del apego, hace que el sagrado Dharma caiga como una lluvia que es como
un néctar que libera a los seres del sufrimiento.
El
cortará los grilletes del apego y las emociones negativas, junto con sus
tendencias habituales;
Y
floreciendo con la concentración, las habilidades sobrenaturales, los poderes,
y las fuerzas, proporcionarán a la gente una fuente de fe.”
Entonces,
en dirección noreste la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Hemajālālamkrta,
quien residía en el mundo de Hemajālapratichannā, en el campo búdico del
Tathagata Ratnacchatrābhyudgatāvabhāsa. Rodeado y escoltado por un número
infinito de bodhisatvas se dirigió hacia el asiento de la iluminación, donde
estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al bodhisatva, el emanó
apariencia de bodhisatvas, cada uno de ellos adornado con las treinta y dos
marcas, en cada uno de los palacios y pabellones. Cada una de esas
manifestaciones de bodhisatvas sostenía guirnaldas de flores humanas y divinas.
Todos ellos se postraron ante el bodhisatva, y conforme ofrecían las guirnaldas
de flores, cantaron estos versos:
“Postro
mi cabeza ante aquel
Que
ha alabado a cientos de miles de Budas del pasado;
Quien
ha generado gran fe y humildad,
El
que habla con la voz melodiosa de Brahma, ha llegado al asiento de la
iluminación.”
En la
región inferior, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Ratnagarbha, quien
residía en el mundo de Samantavilokitā, en el campo búdico del Tathagata
Samantadarsin. Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas, se
dirigió al asiento de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. [295]
Como forma de venerar al bodhisatva, el proyectó lotos hechos de oro del rio
Jambu dentro de un mandala de lapislázuli. En el centro de los lotos uno podía
ver la parte superior del cuerpo de muchas mujeres, de forma y apariencia
perfectas, y luciendo diversas alhajas. Con sus manos ofrecían muchos tipos de
alhajas, tales como collares, pulseras, brazaletes, hilos de oro, y collares de
perlas. Cuando ellas lo ofrecían junto con guirnaldas de flores y borlas de
seda, postrándose en dirección al asiento de la iluminación y al bodhisatva,
cantaron estos versos:
“El
siempre se postró ante los Budas, oyentes,
Realizadores
solitarios, y sus maestros.
Es
disciplinado, con atención mental, feliz, y sin orgullo;
¡Deberíais
de postraros ante él, quien está lleno de cualidades!”
En la
región superior, la luz exhortó al bodhisatva, el gran ser, Gaganagañja, quien
residía en el mundo de Varaganā, en el campo búdico del Tathagata Ganendra.
Rodeado y escoltado por un número infinito de bodhisatvas se dirigió al asiento
de la iluminación, donde estaba sentado el bodhisatva. Como forma de venerar al
bodhisatva él permaneció en el medio del cielo e hizo caer una lluvia de
objetos que no habían sido vistos nunca, ni tampoco se había oído hablar de
ellos, en ninguno de los campos búdicos en las diez direcciones. Llovieron
muchos tipos de flores, incienso, perfumes, guirnaldas de flores, ungüentos,
polvos fragantes, paños, ornamentos, parasoles, estandartes, serpentinas,
estandartes de la victoria, joyas, piedras preciosas, oro, plata, perlas,
caballos, elefantes, carruajes, soldados de infantería, carros, árboles en
flor, hojas, frutas, chicos, chicas, dioses, nagas, yaksas, gandharvas,
semidioses, garudas, kinnaras, mahoragas, Indra, Brahma, los protectores mundanos,
humanos, y no humanos. Todos se sintieron llenos de alegría y felicidad, y
nadie hizo que otro temiera, o causó daño otro.
Esto
también pudo ser expresado en verso:
“Resumiendo,
los hijos de los Conquistadores de las diez direcciones
Llegaron
para rendir homenaje al benefactor, quien ha alcanzado el despertar. [296]
Solo
oiréis una parte de las demostraciones de estos bodhisatvas,
Unos
bodhisatvas poseedores de gran fuerza y belleza.
Algunos
ofrecieron un millón de collares;
Y
llegaron a través del cielo, sonando como truenos.
Algunos
mostraron flores y palacios en la expansión del espacio;
Y
llegaban con diademas de joyas adornando sus cabellos.
Algunos
proclaman la vacuidad, la carencia de signos, y la ausencia de deseos[1];
Y
cuando llegan a tierra, rugen como leones.
Algunos
esparcen flores hermosas que nunca habían sido vistas anteriormente,
Y
cuando llegan, braman como toros.
Algunos
revelan sus cuerpos con un millar de colores;
Y
cuando llegan en el espacio, gritan como pavos reales.
Algunos
proclaman la guirnalda de cualidades del hijo de los Idos al Gozo.
Y
cuando llegan en el espacio, son como la Luna llena.
Algunos
emiten rayos de luz, lo mismo que el Sol;
Y
cuando llegan, hacen que todos los dominios de Mara parezcan oscuros.
Algunos
que han reunido la acumulación de mérito
Y
cuando llegan al asiento de la iluminación brillan como arco iris.
Algunos
despliegan desde el cielo una celosía de piedras preciosas,
Brillando
como la hermosa luna nueva.
Ellos
arrojan flores mandarava y guirnaldas de flores campaka
Hacia
el bodhisatva que se sienta al pie del rey de los árboles. [297]
Algunos
llegan haciendo estremecerse a la tierra con sus dos pies;
El
movimiento de la tierra divierte a la gente.
Algunos
hacen aparecer el Monte Meru en la palma de sus manos;
Cuando
quedan suspendidos en medio del aire, esparcen flores desde unos cestos.
Algunos
traen los cuatro océanos sobre sus cabezas;
Cuando
llegan, esparcen y rocían el terreno con perfume.
Algunos
sostienen bastones hechos con joyas,
Y
cuando llegan, apuntan hacia el bodhisatva desde lejos.
Algunos,
como Brahma, tienen formas pacíficas;
Sus
mentes pacíficas descansan en la tranquilidad, y su concentración es firme.
Cuando
llegan, los poros de su cuerpo resuenan con los bellos sonidos
Del
amor, compasión, alegría, y ecuanimidad inmensurables.
Algunos
llegan como el dios Indra;
Llegan
rodeados por millones de dioses.
Ante
el árbol de la Iluminación juntan la palma de sus manos,
Y
esparcen joyas como las de Indra.
Algunos
llegaban como los protectores de las cuatro direcciones,
Rodeados
por gandharvas, raksasas, y kinnaras.
Ellos
hacían caer una lluvia de flores luminosas como relámpagos.
Y
alababan al heroico con la voz de gandharvas y kinnaras.
Algunos
llegaron con árboles celestiales en flor;
Con
frutos, flores, y aromas perfectos. [298]
Entre
las hojas, se podía ver la parte superior de los cuerpos de los hijos de los
Conquistadores.
Ellos
se postran ante el centro del mundo, y esparcen flores.
Algunos
llegan mostrando estanques con lotos en flor;
Traen
lotos azules y blancos abiertos.
En
el centro de cada una de las flores hay seres dotados con las treinta y dos
marcas,
Quienes
alaban al docto bodhisatva y su mente sin manchas.
Algunos
llevan con cuerpos tan grandes como el Monte Meru;
Permaneciendo
suspendidos en el aire, desechan sus cuerpos;
Inmediatamente,
se transforman en guirnaldas de flores frescas
Y
cubren los campos de los Conquistadores en los tres mil mundos.
Algunos
llegan con ojos que llamean como el fuego del final del eón
Mostrando
la disolución y creación.
De
sus cuerpos se oye sonar muchas puertas del Dharma,
Que
hace que millones de seres abandonen el ansia.
Algunos
llegan con los labios tan hermosos como a fruta del bimba,
Sus
bocas perfectas hablan con la voz de los kinnaras.
Aparecen
como doncellas bien adornadas con collares,
Los
dioses que las ven no tienen bastante.
Algunos
llegan con cuerpos indestructibles como el diamante;
Caminaban
sobre las aguas.
Algunos
llegaban con caras como el Sol o la Luna llena,
Sus
rayos de luz y su brillo vencen las faltas de las emociones aflictivas. [299]
Algunos
llegan engalanados con piedras preciosas, sosteniendo joyas en sus manos.
Con
esas joyas cubren millones de mundos.
Para
beneficiar, deleitar, y satisfacer a muchos seres
Hacen
caer una lluvia de flores aromáticas y perfectas hechas con joyas.
Algunos
llegan con el tesoro de los preciosos grandes dharanis,
Desde
los poros de su piel se pueden oír cientos de miles de sutras.
Con
su confianza, inteligencia, y sus mentes sublimes
Proporcionan
la realización en los seres orgullosos y altivos.
Algunos
llegan sosteniendo el Monte Meru como si fuera un tambor;
Al
golpearlo, llenan el cielo de voces dulces.
Su
sonido llega a millones de mundos, oyéndose:
“El
Maestro está listo para despertar hoy, y con ello para alcanzar la
inmortalidad.”
Esto concluye el Capítulo Veinte, sobre “Las manifestaciones en el
asiento de la iluminación.”