La Perfección de la Generosidad.
Sujāta preguntó: “Bhagavan, si un
Bodhisattva ha comenzado la práctica de las Seis Perfecciones, ¿Qué puede hacer
por los seres?”
El Buda: “Buen hombre, tal
Bodhisattva puede rescatar a los seres que están hundidos en el océano del
sufrimiento”.
La Práctica de la Generosidad con Cuerpo, Habla, y Mente.
“Buen hombre, si alguien escatima la
riqueza, comida, y el Dharma, recibirá durante innumerables vidas la
retribución de la pobreza y estupidez. Por consiguiente, cuando un Bodhisattva
practica la Perfección de la Generosidad, él da limosna para beneficiarse a sí
mismo y a los otros.
Buen hombre, si alguien se deleita en
dar limosna, si ve a los enemigos como amigos, si alivia la situación de
aquellos con escasos recursos, y cree en la causación tanto de la generosidad,
como de la observación de los preceptos de la moralidad, esta persona cosechará
los frutos de su generosidad.
Buen hombre, algunos piensan que la
generosidad está en la mente. ¿Por qué? Porque creen que la mente es la raíz de
la generosidad. Pero su afirmación no es cierta. ¿Por qué? Porque la
generosidad depende de los cinco agregados de uno. ¿Por qué? Porque la
generosidad es realizada con el cuerpo, habla, y mente de uno. Si uno da
limosna a través de los cinco agregados para beneficiarse uno mismo y para
beneficiar a los otros, esa generosidad puede adornar el Sendero hacia la
Iluminación.
Las Tres Razones para las Excelentes Retribuciones de la
Generosidad.
El abandono de las aflicciones, y la
adquisición de una gran riqueza son llamadas las principales retribuciones de
la generosidad. La longevidad, una buena apariencia, fuerza física, paz y
alegría, y la elocuencia, son las otras retribuciones de la generosidad.
Hay tres razones por las que uno
recibe las excelentes retribuciones de la generosidad: 1) las cosas dadas son
limosnas excelentes; 2) el que las recibe es un Campo Afortunado excelente; y
3) uno es un donante excelente.
Si las cosas dadas tienen colores,
olores, o sabores maravillosos; o son agradables al tacto, son llamadas un
regalo excelente. Aquel que da un regalo excelente, recibirá una retribución
excelente. Aquellos receptores que son gente santa-desde aquellos que están cerca
de Entrar en la Corriente, a los Bodhisattvas, los Grandes Seres, que están
esperando el logro de la Budeidad, y a los Budas-son llamados el Campo
Afortunado más excelente. Aquel que da regalos al más excelente de los Campos
Afortunados, tendrá las retribuciones más excelentes. Si uno que da limosna
tiene una fe pura fuerte, si observa los preceptos, escucha el Dharma, y
desarrolla la sabiduría, es llamado un donante excelente. Un donante excelente
recibirá retribuciones excelentes.
Las Retribuciones para los Regalos Dados de Cinco Formas.
Buen hombre, un hombre sabio da de
cinco formas: 1) con sinceridad; 2) con sus propias manos; 3) con fe; 4) en los
momentos necesarios; y 5) en sintonía con el Dharma.
Buen hombre, ¿Cuáles son las
retribuciones del dar con sinceridad? Todos aquellos que den con honestidad,
recibirán abundantes riquezas y tesoros: oro, plata, aguamarina,
conchas, esmeraldas, gemas preciosas, y corales;
también medios de vida, tales como elefantes, caballos, vacas, y cabras;
tierras de labor, casas, esclavos, sirvientes, y un numeroso séquito. Estas son
las retribuciones para un donante que da con sinceridad.
¿Cuáles son las retribuciones del dar
con las propias manos? Todos aquellos que den con sus propias manos también
recibirán las retribuciones mencionadas antes. Además, será capaz de usar las
cosas recibidas. Estas son las retribuciones para un donante que da con sus
propias manos.
¿Cuáles son las retribuciones del dar
con fe? Todos aquellos que den con fe también recibirán las retribuciones
mencionadas anteriormente. Además, el siempre será amado por sus padres, hijos,
parientes, y por todos los seres. Estas son las retribuciones para un donante
que da con fe.
¿Cuáles son las retribuciones del dar
en los momentos necesarios? Todos aquellos que den en los momentos necesarios
también recibirán las retribuciones mencionadas anteriormente. Además, él
recibirá todo aquello que necesite en el momento en el que lo desee. Estas son
las retribuciones para un donante que da en los momentos necesarios.
¿Cuáles son las retribuciones del dar
en sintonía con el Dharma? Todos aquellos que den en sintonía con el Dharma
también recibirán las retribuciones mencionadas anteriormente. Además, su
riqueza no será perjudicada por los gobernantes, bandidos, el agua o el fuego.
Estas son las retribuciones para un donante que da en sintonía con el Dharma.
Las Cinco Retribuciones Excelentes para Quien Da Objetos de los
Sentidos Excelentes.
Si un donante da cosas con bellos
colores, él obtendrá una buena apariencia. Si él da cosas con aromas
agradables, él obtendrá un buen nombre que será conocido a lo largo y ancho. Si
da cosas con sabores deliciosos, las multitudes se deleitarán viéndolo y
escuchándolo; después de verlo y de oírlo, lo amarán y apreciarán. Si da cosas
agradables al tacto, los receptores disfrutarán de excelentes sensaciones
táctiles; debido a ello, él recibirá cinco retribuciones excelentes: 1)
longevidad, 2) una buena apariencia, 3) fuerza física, 4) paz y alegría, y 5)
elocuencia.
Buen hombre, algunos afirman que
aquellos que hacen ofrendas a una estupa o a una estatua del Buda no pueden
obtener la longevidad, buena apariencia, fuerza física, paz y alegría, y
elocuencia. ¿Por qué no? Porque no existe un receptor. Eso no es cierto. ¿Por
qué? Porque el donante tiene fe. Un donante que hace ofrendas con fe, también
recibirá estas cinco retribuciones.
Buen hombre, por ejemplo, un monje
cultiva el amor benevolente. Aunque su amor no tenga receptor, el recibirá una
retribución inmensa. Similarmente, alguien que hace ofrendas a una estupa o a
una imagen del Buda, también recibirá estas cinco retribuciones. Buen hombre,
si uno siembra grano, entonces cosechará grano, y no melones. Por consiguiente,
aquel que hace ofrendas a una estupa o a una imagen del Buda, no dejará de
recibir buenas retribuciones. Por tanto, Yo digo que las retribuciones
excelentes vienen de un regalo excelente, de un Campo Afortunado excelente, y
de un donante excelente.
Los Tres Tipos de Regalo.
Buen hombre, hay dos clases de
regalo: regalar el Dharma, y regalar la riqueza de uno. Aquel que da el Dharma
como limosna, recibirá como retribución tanto el Dharma, como riquezas. Aquel
que da riqueza, solo recibirá riqueza como retribución. Buen hombre, un
Bodhisattva hace estos dos tipos de regalo por dos razones: 1) para hacer
posible que los seres dejen atrás su sufrimiento; y 2) para hacer posible que
los seres domen sus mentes. Buen hombre, existen otros tres tipos de regalo: 1)
dar el Dharma; 2) dar la ausencia de miedo; y 3) dar las riquezas de uno.
Uno da el Dharma enseñando a otros a
aceptar los preceptos, a renunciar a la vida en familia, a entrenarse para
alcanzar la Iluminación, y a aprender todo lo relacionado con el Dharma;
exponiendo el verdadero Dharma para eliminar las visiones erróneas; explicando
qué es verdad, y qué es falso; censurando las cuatro inversiones;
e insistiendo en la necesidad del autocontrol. Esto es llamado “dar el Dharma como regalo”.
Uno da la ausencia de miedo salvando
a los seres de su miedo al rey, a los leones, tigres, lobos, al agua, fuego, o
a los bandidos. Esto es llamado “dar la ausencia de miedo como regalo”.
Uno erradica su tacañería por medio
de dar sus riquezas y tesoros, tanto que las cosas dadas sean bellas o feas, en
gran cantidad o en pequeña cantidad. Para satisfacer a aquellos que piden
limosna, uno les da aquello que necesitan, cosas tales como vacas, cabras,
elefantes, caballos, búfalos de agua, o burros; casas, ropas de cama, árboles,
plantas, agua, fuentes, esclavos, sirvientes, vehículos, o medios de
transporte; botellas, urnas, cacerolas, camas, mesas, sillas, artículos hechos
con cobre, hierro, o arcilla; vestidos, collares, lámparas, incienso, flores,
abanicos, toldos, sombreros, zapatos, o bastones; cuerdas, arados, azadas,
hachas, cinceles, o piedras. Uno también construye templos, y casas para
alojamiento de aquellos que han renunciado a la vida en familia, y les da las
cosas que se han nombrado antes, excepto los elefantes y caballos. Esto es
llamado “dar las riquezas de uno como regalo”.
Los Obstáculos a la Generosidad.
Buen hombre, existen cuatro
obstáculos para práctica de la generosidad: 1) la tacañería; 2) el negarse a
dar limosna; 3) el desdeñar las cosas por su poca cantidad o valor; 4) el
buscar recompensas mundanas. Estos cuatro obstáculos pueden ser vencidos por
dos cosas: 1) entrenarse en ver que todos los fenómenos carecen de una entidad
propia o inherente; y 2) entrenarse en ver la impermanencia de todos los
fenómenos.
Buen hombre, si uno desea disfrutar
la generosidad, hay cinco cosas que debería de erradicar: 1) el enfado; 2) la
tacañería; 3) la envidia; 4) el apego al cuerpo y a la vida; y 5) el no creer
en causa y efecto. Tras haber destruido estas cinco cosas uno disfrutará dando
limosna. Aquel que se deleita en la generosidad recibirá cinco beneficios: 1)
uno nunca estará lejos de los seres santos; 2) todos los seres encontrarán
deleite en verlo y escucharlo a uno; 3) uno no tendrá miedo en medio de las
multitudes; 4) uno tendrá buena reputación; y 5) uno puede adornar la
iluminación.
La Generosidad Completa del Bodhisattva.
Buen hombre, un Bodhisattva es
llamado “uno que da todo”. ¿Qué significa
“dar todo”? Buen hombre, un Bodhisattva, un Gran Ser, adquiere cosas de forma
completamente acorde a la ley, y entonces las regala, por eso es llamado “uno
que lo da todo”. El siempre da limosna al receptor con una mente pura, por eso
es llamado “uno que lo da todo”. El puede dar las pocas cosas que posee, por
eso es llamado “uno que lo da todo”. El puede dar las cosas que ama,
erradicando su tacañería, por eso es llamado “uno que lo da todo”. El da
regalos sin buscar una recompensa, por eso es llamado “uno que lo da todo”.
Cuando el da limosna, el no se plantea si el receptor es, o no es, un Campo
Afortunado; por eso es llamado “uno que lo da todo”. El practica la generosidad
para con amigos y enemigos por igual, por eso es llamado “uno que lo da todo”.
Un Bodhisattva da limosna a dos
clases de receptores: los seres sintientes,
y los seres no sintientes.
El no escatima ni siquiera su propio cuerpo cuando hace regalos a estos dos
tipos de receptores, por eso es llamado “uno que lo da todo”. El da limosna
movido por la compasión, por eso es llamado “uno que lo da todo”. El no siente
arrepentimiento cuando él piensa en dar limosna, cuando da limosna, y cuando ha
dado limosna, por eso es llamado “uno que lo da todo”.
A veces, un Bodhisattva puede dar
cosas impuras a los muertos para complacerlos. Sin embargo, el nunca da
alcohol, veneno, cuchillos, porras, o grilletes a la gente como regalo, tanto
que hayan o no hayan alcanzado el autocontrol. El nunca da al enfermo comida
impura o medicina como regalo. El nunca roba nada, ni siquiera una moneda, para
poder practicar la generosidad.
Cuando un Bodhisattva ha alcanzado la
excelencia en la práctica de la generosidad, él nunca regaña o golpea a sus
sirvientes para enojarlos o hacerlos sufrir. El da su riqueza como limosna
siempre de acuerdo al Dharma, no buscando retribuciones ni en esta vida, ni en
las futuras. Después de haber dado limosna, él siempre observa las faltas de
sus aflicciones. El también observa profundamente la maravillosa virtud del
nirvana, y no busca nada excepto la Iluminación.
Cuando el da limosna al Campo de la
Pobreza, el lo hace movido por la compasión; cuando da limosna al Campo del
Mérito, él lo hace con reverencia y alegría; cuando da limosna a los familiares
y amigos, el no tiene el pensamiento de abandonarlos. Cuando ve a quienes piden
limosna, el les da lo que necesitan antes de que se lo pidan. ¿Por qué? Porque
el dar limosna sin que lo pidan traerá retribuciones inmensurables.
Las Tres Clases de Personas Generosas.
Buen hombre, los practicantes de la
generosidad son divididos en tres clases: pequeña, mediana, y grande. Dentro de
la clase pequeña están aquellos que no creen que haya una retribución para las
acciones, y que están profundamente atados por la tacañería, por el miedo a que
su riqueza disminuya, y que se enfadan con aquellos que piden limosna. Dentro
de la clase mediana están aquellos que, aunque creen en la retribución de las
acciones, son tacaños, y tienen miedo de que su riqueza disminuya, pero que en
ocasiones deciden compartir parte de algunas de las cosas que poseen con
quienes se las piden. Dentro de la clase grande están aquellos que creen
profundamente que hay una retribución para las acciones, que no se apegan a su
riqueza, sino que observan su impermanencia, que dan con sus propias manos al
solicitante, y que están plenamente alegres cuando son capaces de dar limosna,
e incómodos cuando son incapaces de hacerlo.
Además, dentro de la clase pequeña
están aquellos que vuelven sus caras, evitando ver al demandante; y lo
reprenden e insultan. Dentro de la clase mediana están aquellos que dan limosna
con desdén y falta de respeto. Dentro de la clase grande están aquellos que
respetuosamente dan limosna antes de que se la pidan.
Además, dentro de la clase pequeña
están aquellos que dan limosna con la intención de obtener buenas retribuciones
en esta vida. Dentro de la clase media están aquellos que dan limosna con la
intención de conseguir buenas retribuciones en sus vidas futuras. Dentro de la
clase grande están aquellos que dan limosna movidos por la compasión, sin
buscar ninguna retribución a cambio.
Además, dentro de la clase pequeña
están aquellos que dan regalos para pagar la amabilidad recibida. Dentro de la
clase mediana están aquellos que dan limosna con la intención de acumular karma
positivo. Entre los de la clase grande están aquellos que dan limosna para
beneficio del Dharma.
Además, dentro de la clase pequeña
están aquellos que hacen regalos movidos por el miedo. Dentro de la clase
mediana están aquellos que hacen regalos solo a sus pares. Dentro de la clase
grande están aquellos que dan regalos sin discriminar entre amigos y enemigos.
Existen tres clases de personas
ricas. Los de la clase pequeña son aquellos que dicen que ellos no tienen nada
que dar. Los de la clase mediana son aquellos que dicen que ellos tienen poco
que dar. Los de la grande son aquellos que dan más de lo que se les pide.
También existen tres clases de
personas pobres. Los de la clase pequeña son aquellos que, tras ver a alguien
que pide limosna, albergan pensamientos maliciosos, y lo insultan. Los de clase
mediana son aquellos que, tras ver a alguien que pide limosna, dicen de forma
inexpresiva, que ellos no tienen nada que dar. Los de clase grande son aquellos
que, tras ver a alguien que pide limosna, se sienten preocupados y afligidos
porque ellos no tienen nada que dar.
Buen hombre, las personas que
practican la generosidad pequeña son censurados por santos y sabios. Las
personas que practican la generosidad media son objeto de lástima por santos y
sabios. Las personas que practican la generosidad grande llevan la alegría
a los corazones de santos y sabios.
La Dádiva como Beneficio para Uno Mismo, y los Demás.
Buen hombre, un hombre sabio hace
regalos para beneficiarse a sí mismo y a los demás, porque sabe que la riqueza
es impermanente; porque quiere dar alegría a los seres; porque se apena de
ellos; porque desea erradicar su propia tacañería; porque no busca futuras
retribuciones; porque quiere adornar el Sendero hacia la Iluminación.
Por lo tanto, un Bodhisattva que lo
da todo no se arrepiente y no se preocupa con respecto a la disminución de su
riqueza. El no se menosprecia ni a sí mismo, ni a su riqueza; ni investiga a
los que piden, ni busca el momento más adecuado para él. Con frecuencia piensa
en los solicitantes como si fueran personas al borde de la inanición. El
permanece cerca de los buenos amigos, y acepta sus enseñanzas verdaderas.
Cuando ve a alguien que le pide, el está muy alegre, como si estuviera
recuperando su riqueza después de que su casa se haya quemado; y él alaba lleno
de alegría la práctica de la generosidad, y expone los inconvenientes de la
riqueza. Después de haber dado limosna, el está exultante, como si hubiera
confiado su riqueza a un buen hombre. El dice a quien le pide: “Tu eres la
causa de mi acumulación de méritos. Porque tú has venido a mí en búsqueda de
limosna, ahora yo permanezco alejado de la tacañería.”
El, por tanto, ve al solicitante como
a alguien encantador. Después de haber hecho los regalos, él enseña a aquel que
pide a proteger las cosas recibidas, y diligentemente hacer ofrendas a las Tres
Joyas: el Buda, el Dharma, y la Sangha.
Un Bodhisattva que da limosna con
alegría nunca abandona el autocontrol. Incluso si da, a quien lo solicite,
partes de su propio cuerpo, en él no surgirá ni siquiera el menor pensamiento
de malicia. El nunca menosprecia a quien recibe, ni se glorifica a sí mismo; y
se siente contento de que tener las cosas que satisfacen al receptor. El
fortalecerá los Cuatro Inmensurables: amor benevolente, compasión, regocijo, y
ecuanimidad. Con el crecimiento de la fe, el no duda de que existe retribución
para las acciones.
Buen hombre, si uno puede observar la
impermanencia de la riqueza, y ver a cada uno de los seres como si fuera su
único hijo, uno puede dar limosna. Buen hombre, semejante persona no puede ser afectada
por la aflicción de la tacañería, lo mismo que el Monte Sumeru, el cual no
puede ser movido por el viento. Buen hombre, esa persona puede ser un refugio
para los seres. Esa persona puede practicar la Perfección de la Generosidad.
Cuatro Razones para Practicar la Generosidad.
Buen hombre, un hombre sabio se
deleita en dar limosna por cuatro razones: 1) la generosidad puede erradicar
las aflicciones de uno; 2) la generosidad puede inspirar a tomar diversos
votos; 3) la generosidad puede traer paz y alegría; y 4) la generosidad puede
traer abundante riqueza.
Buen hombre, el dar obsequios sin
codicia es llamado generosidad. ¿Qué significa no tener codicia? El dar es una
acción, y el regalo es el objeto dado. Puesto que la concurrencia de la acción
y del regalo constituye la generosidad,
es llamado ausencia de codicia. ¿Cómo erradica la generosidad las
aflicciones de uno? Erradica la tacañería, la codicia, el enfado, y el engaño.
Buen hombre, ¿Cómo inspira la
generosidad diversos votos? Después de haber dado limosna, uno puede hacer
diversos votos, buenos o malos, y entonces recibirá las correspondientes
retribuciones, buenas o malas. ¿Por qué? Debido al poder de los votos de uno.
Buen hombre, ¿Cómo puede la
generosidad traer paz y alegría? Porque debido a la generosidad, uno experimentará
la felicidad de los humanos o de los dioses, e incluso la insuperable
felicidad.
Buen hombre, ¿Cómo trae la
generosidad abundante riqueza? Porque debido a la generosidad, según sus
deseos, uno recibirá oro, plata, e incluso animales.
Las Retribuciones Mundanas para la Generosidad.
Buen hombre, aquel que se deleita en
hacer obsequios, puede destruir cinco fenómenos contaminados: 1) las visiones
erróneas; 2) la falta de creencia en el Dharma; 3) el abandono del
autocontrol; 4) la tacañería; y 5) el
enfado. Tras haber descartado todos estos males, uno está muy alegre. Debido a
ese gozo, uno alcanzará eventualmente la verdadera liberación.
Quien es generoso recibirá en esta
misma vida cuatro retribuciones: 1) todos, incluidos los enemigos, encuentran
deleite viéndolo; 2) su buen nombre se extiende en las cuatro direcciones; 3)
no tiene temor en medio de las multitudes; y 4) todas las buenas personas
vienen para seguirlo.
Buen hombre, supón que alguien no se
arrepiente después de haber dado limosna. Incluso si él cae dentro del infierno
debido a las aflicciones que han surgido, él no sufrirá ni de hambre, ni de sed
en un lugar tan terrible. Puesto que él ha dado limosna sin arrepentirse, el no
sufrirá el verse obligado a engullir bolas de hierro al rojo vivo, o hierro
fundido. Si renace como un animal, el tendrá todo lo que necesite. Si renace
como un fantasma hambriento, el siempre estará lleno, sin experimentar el
hambre o la sed. Si renace como un ser humano, él estará dotado con cinco
cosas: 1) longevidad; 2) una buena apariencia; 3) fuerza física; 4) paz y
alegría; y 5) elocuencia; y además él tendrá fe, observará los preceptos, oirá
mucho el Dharma, y tendrá una sabiduría que supera la de los otros. Aunque
renazca en un mundo lleno de perversión, el no practicará el mal. Cuando surjan
los fenómenos no virtuosos, él no los seguirá. Aunque renazca en un lugar
aterrorizador, él no tendrá miedo. Si renace como un dios, él disfrutará de
diez beneficios excelentes.
Regalando Cosas Externas e Internas.
Buen hombre, un hombre sabio da
regalos por dos razones: para domar su mente, y para destruir el enfado. Por
estas razones, un Tathagata es llamado el Insuperablemente Honrado.
Buen hombre, tras dar los obsequios,
un hombre sabio no busca la fama, no busca liberarse del miedo, ni el afecto
del receptor, ni ser seguido por la gente buena, ni tampoco busca la recompensa
de renacer como un ser humano o como un dios.
El se establece en dos principios: 1)
no cambiar nunca la riqueza indestructible por aquella que está sujeta a destrucción;
y 2) no seguir nunca los pensamientos de avaricia. ¿Por qué? Porque él piensa:
“La riqueza que está sujeta a destrucción no me seguirá tras mi muerte. Por
consiguiente, yo debería de donársela a otros como limosna, y no me
desasosegaré por su pérdida. Debería de sentirme feliz repartiéndola”.
Buen hombre, alguien que practique la
generosidad debería de domar primero su propia mente dando cosas externas.
Más tarde, cuando esté completamente seguro de que su mente está domada,
entonces él puede dar cosas internas.
Por medio del dar cosas externas e internas, el adquirirá dos condiciones: el
abandonar para siempre los Tres Reinos de la Existencia, y alcanzar la
verdadera liberación.
Buen hombre, lo mismo que un viajero
exhausto que porta una pesada carga en un largo viaje es feliz despojándose de
su carga, similarmente, el hombre generoso es feliz dando su riqueza a quienes
piden.
Buen hombre, un hombre sabio
reflexiona con frecuencia en que no hay nada mejor que la generosidad para
hacer posible que su riqueza lo siga a sus vidas futuras. El también observa
los sufrimientos del pobre, y los placeres del rico. Por tanto, el se deleita
de todo corazón en dar limosna.
Buen hombre, has de saber que una
persona rica que dice a alguien que pida, que él no tiene nada que dar; o que
tiene intereses, está hablando de su pobreza, y de su exigua acumulación de
méritos en su próxima existencia. Tal persona es llamada “uno que ha perdido el
autocontrol”.
El Pobre Puede Dar Limosna.
Buen hombre, algunos dicen que el
pobre debería de aceptar que él no tiene medios para practicar la generosidad.
Pero su afirmación no es cierta. Porque todo el mundo tiene acceso al agua y a
la hierba, las cuales pueden ser dadas como regalo. Mientras que el rey puede
no necesariamente dar limosnas, los pobres no necesariamente son incapaces de
dar limosna. ¿Por qué? Porque incluso un hombre pobre tiene algo que comer.
Después de comer, él lava su plato. Incluso dando las sobras de la salsa a
alguien en necesidad, como por ejemplo a un animal o a un fantasma hambriento,
el acumulará mérito. Incluso en el caso de que él alimente a las hormigas con
unas pocas partículas de harina, el recibirá inmensurables retribuciones por
esta acción meritoria.
Entre los extremadamente pobres en el
mundo, ¿Quién es el que no tiene unas pequeñas partículas de harina, y quién
deja de sobrevivir por dejar de comer tres cucharas de harina tostada al día?
Por tanto, uno debería de dar la mitad de su comida a quienes pidan.
Buen hombre, entre los extremadamente
pobres en el mundo, ¿Quién es el que no tiene ropas y va desnudo? Si uno tiene
ropas que vestir, ¿No tiene un trozo de paño para dar, y que otro pueda cubrir
sus llagas? ¿No tiene uno algo de material de la longitud de un dedo para
dárselo a alguien, y que el otro pueda hacer la mecha de una lámpara? Entre la
gente extremadamente pobre en el mundo, ¿Quién no tiene un cuerpo? Si uno ve a
otros llevar a cabo acciones meritorias, uno debería de usar su cuerpo para
ayudarlos alegre e incansablemente. Entonces uno es llamado un hombre generoso,
y acumulará méritos, los cuales pueden ser menores, iguales, o superiores a los
de otros. Por ello, cuando Yo recibí comida del Rey Prasenajit, Yo hice una
aspiración deseando que los méritos adquiridos por la práctica de la
generosidad de un rey, y por la de un pobre, fueran iguales, sin ninguna
diferencia.
La Felicidad Mundana y Supramundana.
Por ejemplo, alguien ha comprado
fragancias, las cuales incluyen perfumes sólidos, incienso, polvo de incienso,
e incienso encendido. Cuando otra persona se acerca a esas cuatro fragancias, el
percibe las mismas fragancias que percibe su dueño, pero las fragancias no
pierden su fuerza. De manera similar, uno adquiere méritos en base a la dádiva,
sea amplia o pequeña, delicada o burda; también en base a ayudar a otros
alegremente en su práctica de la generosidad; o regocijándose en la generosidad
de otros. Los méritos adquiridos son los mismos, porque la intención es la
misma.
Buen hombre, si alguien no tiene nada
que dar, si le desagrada ver a otros dando limosna, si duda de los Campos
Afortunados, entonces es pobre. Si alguien tiene el dominio sobre una amplia
riqueza, y tiene acceso a los Campos Afortunados, pero no da regalos debido a
su falta de fe, entonces también es pobre.
Por consiguiente, un hombre sabio
hace todo lo posible por dar, sea importante o humilde. Solo a través de la
práctica de la generosidad puede uno obtener la felicidad de humanos o dioses,
e incluso la felicidad insuperable. Por tanto, Yo digo en los Sutras que un
hombre sabio dará incluso su última cucharada de comida, aunque el sepa que
comiéndola sobreviviría, y que dándola moriría. Cuánto más no daría a otros, si
tuviera más de una sola cucharada.
Buen hombre, un hombre sabio observa
que la riqueza es impermanente. Debido a su impermanencia no beneficia a uno,
puesto que es consumida en cada una de las innumerables vidas de uno. No
obstante, aunque es impermanente, traerá inmensurables beneficios si es dada
como limosna. ¿Por qué debiera de ser uno demasiado tacaño a la hora de dar
limosna?
Buen hombre, un hombre sabio también
observa que aquellos que cumplen con los preceptos, y que oyen asiduamente el
Dharma, a través del poder de estas causas y condiciones, alcanzarán el fruto
más elevado del Oyente, llegando a ser Arhats. Sin embargo, este fruto santo no
puede ponerlos a salvo del tormento el hambre o de la sed. Si un Arhat tiene
problemas para conseguir alojamiento, ropa, comida y bebida, cama, y medicinas,
es debido a que en las vidas pasadas no dio limosna. Al contrario, supón que
alguien que ha violado los preceptos se deleita en dar limosna. Tras la muerte,
incluso en el caso de que renazca como un fantasma hambriento o un animal, el
siempre estará lleno y no experimentará el hambre.
Buen hombre, prescindir de la
generosidad dentro del entrenamiento de uno lo priva de dos frutos: el mando
sobre uno mismo, y la liberación. Supón que alguien observa los preceptos, pero
no da limosna. Si renace en el cielo, el no tendrá ni una soberbia comida, ni
adornos maravillosos. Por lo tanto, uno debería de deleitarse en la generosidad
si uno busca la felicidad mundana, o la felicidad insuperable.
Un hombre sabio observa los placeres
mundanos en su interminable ciclo de nacimientos y muertes. El también observa
que la gente rica de los Cuatro Continentes aún no está satisfecha con sus
placeres; por tanto, uno debería de hacer regalos para poner fin al ciclo de
nacimientos y muertes de uno; y no para recibir placeres como retribución. Uno
debería de practicar la generosidad para alcanzar la felicidad insuperable, y
no la felicidad que se encuentra entre humanos y dioses. ¿Por qué no? Porque
esa clase de felicidad es impermanente, y tiene limitaciones
El Practicante de la Generosidad, y el Receptor de las
Retribuciones.
Buen hombre, supón que alguien
postula: “El practicante de la generosidad, el receptor del regalo, y el
receptor de la retribución están compuestos de los cinco agregados, los cuales
son impermanentes. ¿Cómo puede un practicante de la generosidad, que está
compuesto de los cinco agregados, ser la causa de retribuciones futuras?”
Aunque en realidad no hay ni donante,
ni receptor, las buenas retribuciones para la generosidad no dejarán de
producirse. Deberías de preguntar a quien hace la pregunta: “¿Existen eventos
tales como dar y recibir?” Si contesta: “Dar es un evento, y el yo que está dentro
de receptor es el verdadero receptor”, tú puedes contestar del mismo modo: “Dar
es un evento, y los cinco agregados que constituyen un receptor, son el
verdadero receptor”.
Entonces él podría preguntar: “Ya que
los cinco agregados que constituyen a un
practicante de la generosidad, son impermanentes, ¿Quién puede recibir
las retribuciones de la generosidad?”
¡Escucha con atención, escucha con
atención! Yo te lo explicaré. Pregúntale si una semilla es permanente o
impermanente. Si él postula que es permanente, tú deberías de preguntarle por
qué perece la semilla cuando surge el brote. Si él ve su problema, y dice que
es impermanente, entonces tú deberías de preguntarle por qué la semilla, el
agua, la tierra, y el fertilizante pueden hacer crecer los brotes. Si él te
dice que la semilla es impermanente, pero que tiene la capacidad de hacer que
crezcan los brotes para dar fruto, entonces tú deberías de decirle que los cinco
agregados (de un practicante de la generosidad) funcionan de la misma manera.
Los Brotes No Son Puestos en Manifiesto a Través de Causas
Patentes.
Supón que él postula que la semilla
contiene el brote, el cual se hace patente por el esfuerzo humano, el agua, el
fertilizante como causas manifestadoras. Su postulado no es cierto. ¿Por qué?
Porque lo que es hecho patente debido a las causas manifestadoras, permanece lo
mismo en cuanto a cantidad (o tamaño), siendo grande o pequeño, y no se
incrementa ni decrece. Sin embargo, el agua y el fertilizante hacen posible que
el brote crezca. Los brotes, que no existían antes, han llegado ahora a la
existencia.
Supón que entonces el postula que existen
dos clases de causas manifestadoras: la fuerte, y la débil. Una causa
manifestadora fuerte, como por ejemplo la luz de una gran lámpara, puede hacer
patentes más cosas de las que haría una causa manifestadora débil, como por
ejemplo la luz de una lámpara pequeña. Su postulado no es cierto. ¿Por qué?
Porque la semilla, el agua, y el fertilizante no pueden hacer que la semilla se
haga manifiesta como un gran árbol de una sola vez, o en un día.
Supón que entonces él postula que las
dos clases de causas manifestadoras dependen del momento adecuado: una causa
manifestadora lo pone más patente cuando existen más cosas, y menos cuando hay
menos cosas. Su postulado no es cierto, ¿Por qué? Porque, en su teoría, el
tiempo está fijado. Por lo tanto, Yo digo que esas causas manifestadoras no
incrementan o disminuyen los objetos hechos patentes. El no debería de hacer
esos postulados falsos.
Buen hombre, la semilla y el brote
son diferentes. Aunque tienen apariencias diferentes, ellos se siguen uno a
otro de forma incesante. Buen hombre, del potencial de la semilla crece el
brote; del potencial del brote crece el tronco; del potencial del tronco crecen
las ramas; del potencial de las ramas crecen las flores; del potencial de las
flores crecen los frutos. Lo mismo es verdad para los cinco agregados. Uno que
está compuesto por los cinco agregados, y que vive en uno de los destinos, como
por ejemplo el de un ser humano, renace como otro, y después como otro, cada
uno de ellos compuesto de los cinco agregados, y dentro de uno de los seis
destinos.
El Ejecutor de la Acción, y el Receptor de la Retribución.
Supón que él postula que el ejecutor
de la acción, y el receptor de la retribución, son diferentes. Su postulado no
es cierto. ¿Por qué? Porque, en su teoría, el que hace la acción es un ego que
está dentro de uno, y el receptor de la retribución es un cuerpo. Aunque él no
explica cómo el ejecutor de la acción y el receptor de la retribución son
diferentes, él muestra la diferencia por medio de un ejemplo. El postula que el
“yo” que está dentro de uno hace una acción meritoria dentro de esta vida
presente, observando el precepto de no matar; y que entonces un cuerpo en una
vida futura estará dotado con una buena apariencia como retribución. Por lo
tanto, en su teoría, la retribución no tiene una causa, y la acción no produce
un efecto. Esta es la falla de su postulado. Cuando él postula que el yo de la
presente vida es el que ejecuta la acción, y que el cuerpo en una vida futura
es el receptor de la retribución, tú puedes enseñarle que un conjunto de los
cinco agregados en la presente vida es el ejecutor de la acción, y que otro
conjunto de los cinco agregados en la vida futura es el receptor de la
retribución.
También deberías de retarle,
diciendo: “En tu teoría, el cuerpo de uno, y el ego de uno son dos cosas
diferentes. El cuerpo disfruta de la comida y bebida, y viste ropas y adornos.
Adquiere buena apariencia y más fuerza a partir de ingerir buena comida, y una
mala apariencia y menos fuerza si come mala comida. ¿Qué adquiere el ego a
partir de estas causas y condiciones?”
Si él dice que el ego consigue
alegría o pesar, entonces pregúntale: “En tu teoría, ¿No significa esto que el
que hace la acción, y quien recibe el resultado son diferentes? Por ejemplo,
alguien come mantequilla para conseguir fuerza. Después de cierto tiempo, su
cuerpo ha adquirido una buena apariencia y una gran fuerza. Si una persona
demacrada se siente muy alegre después de ver al comedor de mantequilla,
¿Adquirirá él una buena apariencia y una gran fuerza?” Si su respuesta es
negativa, entonces dile que lo mismo es verdad para el ego, en su teoría. ¿Cómo
puede un ego adquirir lo que adquiere el cuerpo? ¿Por qué no puede? Porque son
distintos.
Tres Verdades con Respecto a la Acción y su Resultado.
Mi Dharma
da enseñanzas diferentes: un grupo de los cinco agregados realiza una acción, y
otro grupo de los cinco agregados recibe la retribución por la acción cometida,
sucediéndose diferentes grupos de agregados de forma sucesiva, uno tras otro,
ilimitadamente.
Buen hombre, supón que él postula que
los cinco agregados de uno no pueden ir a la siguiente vida para recibir el
resultado, ya que son impermanentes. Su afirmación no es cierta. ¿Por qué?
Porque en mi Dharma hay tres verdades con respecto a estos sucesos: 1) el que
hace la acción, y quien recibe la retribución, son lo mismo; 2) el que hace la
acción, y quien recibe la retribución, son diferentes; y 3) no existe nadie que
haga la acción, ni un receptor de la retribución.
Primero, el que hace la acción y el
receptor son lo mismo, porque ambos están compuestos de los cinco agregados.
Segundo, el que hace la acción y el receptor son diferentes, porque el que hace
la acción puede ser un humano (en la presente vida), y el receptor puede ser un
dios (en la vida futura). Tercero, no existe ni quien hace la acción, ni quien
recibe el resultado, ya que la acción es una mera convergencia de causas y de
condiciones. Puesto que la acción no tiene una existencia inherente, ¿Cómo
puede haber un ejecutor de la acción, o un receptor de la retribución?
El Que Hace la Acción, y Quien Recibe la Retribución Son lo
Mismo.
Supón que él cuestiona la continuidad
del ejecutor y del receptor como dos grupos de los cinco agregados. Su
comprensión es incorrecta. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, uno puede mezclar
veneno dentro de la leche, y volver la leche mantequilla clarificada.
La mantequilla envenenada es diferente de la leche envenenada. Aunque son
diferentes, la mantequilla envenenada sucede a la leche envenenada sin
interrupción. Por ello, ambas son similares, y ambas pueden causar la muerte.
Lo mismo es verdad para los grupos de los cinco agregados. Son similares vida
tras vida, continuando infinitamente. Por tanto, tal como se afirmó antes, el
que hace la acción, y quien recibe, son lo mismo.
El Que Hace la Acción, y Quien Recibe la Retribución Son
Diferentes.
Supón que él postula que quien
ejecuta la acción, y quien recibe la retribución no puede ser diferente, porque
ambos están compuestos de los cinco agregados. Su afirmación no es cierta. ¿Por qué? Porque son diferentes en dos
aspectos: son diferentes cuerpos, y diferentes nombres. Por ejemplo, dos
personas son llamadas respectivamente “Buda Receptor”, y “Dios Receptor”. Ellos
tienen cuerpos diferentes y nombres diferentes, y ellos realizan acciones
diferentes con sus cuerpos y habla diferentes. Debido a sus diferentes
acciones, ellos reciben diferentes retribuciones en cuanto a la duración de sus
vidas, apariencia, fuerza física, paz y alegría, y elocuencia. Dios Receptor
nunca recibirá las retribuciones por las acciones hechas por Buda Receptor, y
viceversa. Aunque el término “cinco agregados” se les aplica a ambos, sus
estados mentales son diferentes. Por ejemplo, mientras que Buda Receptor
experimenta placer, Dios Receptor experimenta dolor; mientras que Buda Receptor
es presa de la codicia, Dios Receptor es propenso al enfado. Sus experiencias
no son similares. Además, la palabra “cuerpo” se aplica a diferentes
individuos, pero sus cuerpos son diferentes. Por ejemplo, mientras que Buda
Receptor es blanco, Dios Receptor es negro.
Si el mismo nombre pudiera significar
el mismo evento, entonces cuando un hombre nace, deberían de nacer todos los
hombres; cuando un hombre muere, deberían de morir todos los hombres. Si él no
acepta esta explicación, él no entiende por qué el ejecutor y el receptor son
diferentes.
Supón que él asegura que mi
afirmación de que el realizador y el receptor son diferentes, tiene las mismas
fallas que tiene su teoría de que el ejecutor y el receptor son diferentes. El
me está reprochando porque no puede ver su falla. Su acusación no es cierta.
¿Por qué? Hay dos casos diferentes en mi afirmación: 1) los grupos de los cinco
agregados renacen uno tras otro, y mueren uno tras otro; y 2) renacen uno tras
otro, pero no mueren uno tras otro. Como cada nacimiento es diferente, también
cada muerte es diferente. Por tanto, yo digo que quien hace la acción, y quien
recibe la retribución, son diferentes, y que son lo mismo, libre de su error.
No Existe Nadie que Haga la Acción, Ni Un Receptor de la
Retribución.
Todo está compuesto de los cinco
agregados, pero cada agregado carece de un ego, y de sus pertenencias. Sin
embargo, los seres engañados sostienen visiones erróneas. Algunos postulan que
uno de los cinco agregados es el “yo”, y que los otros cuatro son sus
pertenencias. Algunos postulan que el “yo” existe aparte de los cinco agregados
de uno. Sus postulados son falsos. ¿Por qué? Porque en mi Dharma no hay un “yo
inherentemente existente”. Como ninguno de los cinco agregados es un “yo”-dado
que cada uno de ellos es impermanente, no es un ejecutor, y no tiene mando
sobre nada-ninguno de los otros cuatro agregados es la pertenencia de un “yo”.
A través de la convergencia de las causas y de las condiciones, tiene lugar un
evento distinto. Este proceso es llamado “hacer”, pero realmente no existe un
actor. A través de la convergencia de las causas y las condiciones, tiene lugar
otro evento distinto. Este proceso es llamado “recibir”, pero en realidad no
existe un receptor. Por tanto, no existe un actor, ni un receptor.
Diez Analogías.
Como analogía, alguien pretende incendiar
una aldea, y el deja caer una chispa dentro de un pajar. El fuego arde, y se
disemina a través de cinco kilómetros, e incluso alcanza los diez kilómetros.
El jefe de la aldea lo encuentra, y le pregunta:”Tú, idiota, ¿Por qué
incendiaste esta aldea?” Él contesta: “Yo no quemé esta aldea. El fuego que yo
encendí hace tiempo que no existe. Yo solo encendí un pajar, y por tanto yo te
lo repararé con dos pajares. No pagaré por las otras cosas que se han quemado.”
El jefe de la aldea dice: “Tú, tonto, debido a tu pequeño fuego, han sido
calcinados cinco kilómetros, e incluso ha alcanzado los diez kilómetros. ¿Cómo
puedes no pagar por todo lo perdido?” Aunque el gran incendio es diferente de
la chispa iniciadora, es la continuación de la chispa iniciadora, y por lo
tanto el pirómano debería de ser el responsable de la pérdida total.
Similarmente, un grupo de los cinco agregados hace acciones virtuosas o no
virtuosas en esta vida presente. Entonces otro grupo de los cinco agregados
renacido a través de renacimientos consecutivos, recibirá la retribución de las
acciones virtuosas o no virtuosas cometidas.
Como analogía, alguien apuesta con
otro a portar una antorcha durante cincuenta kilómetros. Si el portador de la
antorcha gana, él puede reclamar lo apostado; si pierde, tiene que pagar lo
apostado. Cuando el portador de la antorcha, después de haber llevado la
antorcha durante cincuenta kilómetros, demanda el premio de la apuesta, el
perdedor dice: “El fuego que prendió inicialmente la antorcha hace tiempo que
ha desaparecido. ¿Cómo puedes decir que has ganado la apuesta?” El portador de
la antorcha dice: “Aunque el poco de fuego inicial ya no existe, su
continuación ha seguido ardiendo a través de los cincuenta kilómetros hasta
llegar aquí. “ La postura de ambos tiene sentido. ¿Por qué? Porque el fuego
inicial y su continuación son lo mismo y diferentes. Por tanto, el ganador y el
perdedor no tienen falta en su argumentación lógica. Lo mismo es verdad para
los cinco agregados. Por consiguiente, no hay falta en decir que los cinco
agregados del ejecutor de la acción, y los cinco agregados del receptor de la
retribución, son lo mismo y son diferentes.
Como analogía, las dos orillas y el
agua contenida entre ellas, es llamado Ganges. Durante el verano, las dos
orillas están muy distantes una de otra; y en otoño, ambas están más cerca una
de otra. Sin que tenga una apariencia fija, el rio es a veces más grande o más
pequeño, y el agua está aumentando o decreciendo. Algunos dicen que es un rio,
mientras que otros dicen que no es un rio. El sabio dice que este río es ambos,
el mismo y diferente. Lo mismo es verdad para los cinco agregados. El sabio
también dice que los cinco agregados de quien ha ejecutado la acción, y los
cinco agregados de quien recibe la retribución son ambos, lo mismo y diferentes.
Si tú postulas que las dos orillas
son tierra, la corriente es agua, y el espíritu del rio es el rio, tu postulado
no es cierto. ¿Por qué? Porque si el espíritu del rio fuera el río, ¿Por qué
dice uno que el rio está claro o turbio; que tiene esta orilla y esa orilla;
que tiene una corriente profunda o ancha; que alcanza el océano; que puede o
que no puede ser cruzado? Por ejemplo, donde hay un árbol, allí reside un
espíritu del árbol. Sin un árbol, ¿Dónde puede residir el espíritu? Lo mismo es
verdad para el río y el espíritu del río. Por lo tanto, las dos orillas junto
con la corriente de agua que fluye continuamente, juntas, son llamadas “río”.
Lo mismo es verdad para los cinco agregados. Por tanto, los cinco agregados de
quien realiza la acción, y los cinco agregados de quien recibe la retribución son
ambos, lo mismo y diferentes.
Como analogía, alguien insulta
gravemente a un dignatario y, debido a su lenguaje abusivo, le ponen grilletes
en sus piernas. Sus piernas no son culpables de su lenguaje insultante, pero
están con grilletes. Por tanto, uno duda en decir que los cinco agregados del
ejecutor de la acción y los cinco agregados de quien recibe la retribución son
ambos, lo mismo y diferentes. Solo el sabio puede hacerlo.
Como analogía, cuando una lámpara, la
mecha, el aceite, el fuego, y el esfuerzo humano convergen como causas y
condiciones, aparece la luz de la lámpara. Si tú postulas que la luz de la
lámpara aumenta o decrece, tu postulado no es cierto. ¿Por qué? Porque en
realidad la luz de la lámpara ni aumenta ni disminuye. No obstante, debido a
los continuos cambios en las condiciones, uno puede decir que la luz de la
lámpara aumenta y disminuye.
Si tú afirmas que la lámpara es
impermanente, pero el aceite es permanente, y que la luz de la lámpara aumenta
y disminuye con la cantidad de aceite, tu postulado no es cierto. ¿Por qué?
Porque el aceite también es impermanente, y puede ser quemado. Si el aceite
fuera permanente, entonces el aceite y la luz de la lámpara siempre
permanecerían, y nunca se terminarían. Por tanto, el sabio dice que la
fluctuación de la luz de la lámpara es ambos, lo mismo y diferente. Lo mismo es
verdad para los cinco agregados. La luz de la lámpara es como las seis
facultades, y el aceite es como la acción. Debido a la acción, los cinco
agregados pueden surgir en una vida como un grupo, y en otra vida posterior,
como otro grupo.
Como analogía, algunas personas
hablan el idioma de Ātyana. Este idioma existió en el pasado, y ha ido pasando
de una generación a la siguiente, hasta llegar al día de hoy. Aunque aún es
llamado “el idioma de Ātyana”, el sabio dice que es o que no es el idioma de
Ātyana. De ambas formas, el tiene razón. Lo mismo es verdad para los cinco
agregados. Uno puede decir que los cinco agregados del ejecutor de la acción, y
los cinco agregados del receptor de la retribución, son ambos, lo mismo y
diferentes.
Como analogía, un hombre rico muere
después de que sus legítimos herederos hayan muerto, y por tanto su riqueza
será cogida por el gobierno. Entonces alguien viene de lejos, y dice: “Esta
riqueza debería de pertenecerme”. El funcionario del estado pregunta: “¿Cómo
esta riqueza amasada por el difunto, puede pertenecer a una persona que no
tiene relación con él?” La contesta: “Yo soy la séptima generación en la rama
familiar ininterrumpida del difunto. ¿Cómo puede no pertenecerme esta
riqueza?”El funcionario del estado asiente: “Es indudable, indudable. Así es,
tal como dices.” Lo mismo es verdad para los cinco agregados. El sabio dice que
los cinco agregados del ejecutor de la acción son ambos, lo mismo y diferentes.
Tú podrías decir: “Los cinco
agregados hacen la acción, pero ha desaparecido una vez que ha sido hecha. No
hay nada seguro, incluso cuando el ejecutor de la acción está vivo aún. Si la
acción no tiene nada por seguro, entonces no hay potencial. ¿Cómo puede haber
entonces una retribución tras la muerte del ejecutante de la acción? Tu postulado no es cierto. ¿Por
qué? Porque todos los potenciales de las acciones del pasado aguardan el vaso y
el tiempo correcto.
Como analogía, una semilla proviene
de una naranja que ha pasado de ácida a dulce. Alguien siembra la semilla para
recoger naranjas. A partir de la semilla crecen las raíces, tronco, hojas,
flores, y frutos, todos los cuales no son ácidos. Cuando llega el tiempo, la
fruta madura y tiene un sabor ácido. Este sabor ácido, que no existía antes, ha
llegado a existir gracias a causas y condiciones. Proviene de la fruta original
que contenía la semilla que fue sembrada más tarde. Lo mismo es cierto para las
acciones de cuerpo, habla, y mente de uno. Si uno se pregunta dónde permanece
el potencial de la acción, la respuesta es que el potencial de una acción
originada por un actor en su vida pasada, espera el tiempo correcto, y el vaso
correcto, para recibir la retribución de la acción.
Como analogía, un paciente toma una
medicina durante algún tiempo. Aunque la medicina ha desaparecido, cuando llega
el momento, hace su efecto y entonces el paciente recuperará el buen color y la
fuerza. Similarmente, aunque las acciones de cuerpo, habla, y mente de uno
parezcan haber desaparecido, cuando llega el tiempo, sus retribuciones
llegarán.
Como analogía, las cosas aprendidas
por un niño pequeño se van yendo, pensamiento tras pensamiento, y no permanecen
en ningún sitio. No obstante, después de cien años, aún no están perdidas. Lo
mismo es verdad para las acciones hechas en el pasado. Aunque no permanecen en
ningún sitio, cuando llegue el tiempo, habrá un receptor de las retribuciones.
Aunque en realidad no hay un ejecutor de la acción, ni tampoco un receptor de
la retribución, el receptor no puede ser algo distinto de un grupo de los cinco
agregados. Si uno entiende con claridad este tema, uno puede conseguir el
Insuperable Fruto Sagrado.
La Generosidad Impura.
Buen Hombre, si uno escatima su
cuerpo, vida, y riqueza, es llamado tacaño. Un hombre tacaño no quiere dar limosna,
y carece de compasión. El salva su riqueza para el Campo Afortunado adecuado,
pero cuando él encuentra un Campo Afortunado, el busca sus defectos. El
reconoce que la riqueza es difícil de conseguir, y el trabaja duramente y sufre
por ella. O el dice que no hay causalidad, esto es, que no existe la
retribución para quien practica la generosidad. El quiere y protege a su esposa
y a su gente, y busca la fama. El acumula riqueza y se regocija viendo como se
incrementa.
Si uno ve a la riqueza como algo permanente,
es llamado avaro. La suciedad de la avaricia mancilla la mente de uno. Por esta
razón, uno es incapaz de dar las cosas de otros, y mucho menos las cosas que
pertenecen a uno.
Un hombre sabio hace obsequios no
para recibir retribuciones por su amabilidad, ni para conseguir algo, ni para
proteger a los tacaños, ni para conseguir los placeres de los humanos o de los
dioses, ni para difundir su buen nombre; ni debido al miedo al sufrimiento de
los tres destinos desafortunados; ni para obligar a otros, o para superar a
otros, ni para reducir el exceso de riqueza, ni para librarse de cosas
inútiles, ni para complacer a amigos o tradiciones familiares.
Un hombre sabio hace regalos llevado
por la compasión, porque él desea que otros tengan paz y alegría; porque él
quiere que otros también den limosna;
porque él transita por el sendero de los santos; porque él quiere erradicar sus
propias aflicciones; y porque él quiere poner fin al ciclo de nacimiento y
muerte, y realizar el Nirvana.
Buen hombre, cuando un Bodhisattva da
limosna, el evita cuatro males: 1) la violación de los preceptos; 2) la maraña
de dudas; 3) las visiones erróneas; y 4) la tacañería.
El también evita otras cinco cosas:
1) la discriminación entre lo merecido y lo no merecido; 2) diferenciar entre
el bueno y el malo; 3) seleccionar a los solicitantes en función de la casta;
4) menospreciar a los solicitantes; y 5) emplear un lenguaje insultante.
Uno dejará de recibir retribuciones
maravillosas para la práctica de la generosidad por tres causas: 1) después de
haber pensado dar una gran limosna, da una limosna pequeña; 2) uno da a
propósito cosas de mala calidad como limosna; y 3) después de haber dado, uno
se arrepiente.
Buen hombre, la generosidad de uno
dejará de proporcionar el fruto insuperable por ocho razones: 1) después de
haber dado limosna, uno ve las faltas del receptor; 2) uno hace un regalo con
una mente discriminatoria; 3) después de haber hecho un regalo, uno pide al
receptor que haga algo a cambio; 4) después de haber dado limosna, uno se alaba
a sí mismo alegremente; 5) antes de dar limosna, uno dice que no tiene nada que
dar; 6) después de haber dado limosna, uno reprende al receptor con una lenguaje
cruel; 7) después de haber hecho un regalo, uno pide al receptor que page el
doble del valor de lo recibido; y 8) después de haber hecho un regalo, uno
alberga dudas. Ese practicante de la generosidad no puede estar ni cerca de los
Budas, ni cerca de los seres santos.
La Generosidad Pura.
Es llamada “generosidad pura” si uno
hace regalos ricos en colores, aromas, o sabores, o si son agradables al tacto;
si uno da riquezas conseguidas de forma estrictamente acordes a la ley; si uno
hace regalos porque observa que la riqueza es impermanente; si uno da regalos
para erradicar las aflicciones de uno; o
si uno da regalos para purificar su mente.
Es llamada “generosidad pura” si uno
observa al donante, el receptor, lo dado, las razones para darlo, y las
retribuciones de la generosidad. Es llamada “generosidad pura” si uno comprende
que esa generosidad involucra a las doce esferas o campos de los sentidos,
puesto que quien da, quien recibe, y el receptor de la retribución están cada
uno de ellos compuestos de las doce esferas o campos de los sentidos.
Como practicante de la generosidad,
uno debería de apreciar los Campos Afortunados, y buscar incansablemente la
acumulación de méritos por medio de hacerles regalos. Uno debería de hacer
obsequios a su esposa, sus allegados, y sus sirvientes, posibilitando que ellos
también tengan compasión. Uno debería de dar limosna a los pobres para
liberarlos de su sufrimiento. Cuando se estén haciendo regalos, uno no debería
de buscar retribuciones mundanas, sino buscar erradicar de uno la arrogancia,
desarrollar una mente dulce, ir más allá de los Tres Reinos de la Existencia, y
alcanzar la Insuperable Liberación. Uno da limosna porque observa profundamente
los males de padecer continuamente los repetidos nacimientos y muertes. Cuando
se está obsequiando, uno no debería de observar si el receptor es un Campo
Afortunado, o no. Si uno da limosna de esta forma, las retribuciones para la
generosidad de uno lo seguirán, igual que el becerro sigue tras su madre.
Las Diferentes Retribuciones para los Regalos Hechos a los
Distintos Campos Afortunados.
Si uno da limosna con la intención de
recibir retribución, ello no es diferente de un negocio. Para ganarse la vida,
uno labra el campo y siembra las semillas, y entonces recoge una cosecha. Similarmente,
si uno da regalos, entonces uno recibe la retribución por su generosidad. Si el
receptor de los obsequios recibe cinco beneficios-longevidad, buena apariencia,
fuerza física, paz y alegría, y elocuencia-el que ha hecho el regalo también
recibirá estos mismos cinco beneficios.
Las retribuciones para el practicante
de la generosidad serán de 100 veces para la limosna dada a los animales; de
1.000 veces para las limosnas dadas a aquellos que han violado los preceptos;
de 100.000 veces para las limosnas dadas a aquellos que observan los preceptos;
de 1.000.000 veces para las limosnas dadas a los no budistas que han puesto fin
a sus deseos; de 100.000.000 veces para las limosnas dadas a aquellos que están
cerca de Entrar en la Corriente; y de inmensurables veces para las limosnas
dadas a quienes han Entrado en la Corriente, a aquellos que están cerca de
Volver Solo Una Vez, hasta llegar a los Budas.
Buen hombre, para explicarte las
diferencias entre los Campos Afortunados, Yo hablo de retribuciones que van
desde 100 veces la limosna dada, hasta lo inmensurable. En realidad, si uno da
limosna seriamente a los animales, movido por la compasión, y hace regalos
reverentemente a los Budas, los méritos adquiridos (por plantar esas raíces de
virtud en esos Campos Afortunados) son iguales, sin ninguna diferencia.
Si el regalo de uno hace posible que
el receptor logre longevidad, buena
apariencia, fuerza física, paz y alegría, y elocuencia, entonces en una vida
futura uno también recibirá estos cinco beneficios, 100 veces la cantidad
recibida por el receptor. De una forma similar, uno puede recibir inmensurables
retribuciones para la generosidad. En los Sutras, Yo digo que Shariputra y Yo
nos dimos limosna uno a otro; sin embargo, Yo adquirí más mérito del que
adquirió Shariputra (debido a Mi mente de Gran Generosidad).
Las Retribuciones para la Generosidad Son Buenas, No Malas.
Algunos postulan que si el receptor
de los regalos hace el mal, su falta implicará al practicante de la
generosidad. Su postulado no es cierto. ¿Por qué? Porque el practicante de la
generosidad que da limosna lo hace para aliviar el sufrimiento del receptor, no
para incitarle a cometer transgresiones. Por lo tanto, el practicante de la
generosidad recibirá buenas retribuciones. Si el receptor actúa mal, la falta
es solo suya, y no implica al donante.
Tras haber dado cosas puras como
regalo, el practicante de la generosidad renacerá en una casta alta, estará
dotado con una buena apariencia que deleitará a la gente, conseguirá las cosas
que quiera, y logrará un buen nombre que será conocido a lo largo y ancho. Estas
retribuciones no son malas. ¿Cómo puede decir alguien que él será culpable de
las transgresiones cometidas por otro?
Después de haber hecho regalos, el
donante está lleno de alegría, no siente arrepentimiento, permanece cerca de
los amigos virtuosos, consigue el dominio de la riqueza, renacerá dentro de una
familia de la casta alta, adquirirá la felicidad de los hombres o de los
dioses, e incluso la felicidad insuperable, al conseguir la destrucción de la
cadena de sus aflicciones. Puesto que aquel que da limosna recibirá esas
retribuciones maravillosas, ¿Cómo puede decir alguien que él recibirá malas
retribuciones?
Tras haber dado limosna con sus
propias manos, el practicante de la generosidad renacerá dentro de una familia
de la casta alta, encontrará a amigos instruidos que lo beneficiarán, obtendrá
una abundante riqueza que él usará o que dará como limosna; los otros estarán
deleitados al verlo, y tras haberlo visto, lo estimarán y alabarán. Puesto que
el generoso recibirá semejantes buenas retribuciones, ¿Cómo puede alguien decir
que él recibirá malas retribuciones?
Tras haber dado limosnas puras, el
practicante de la generosidad renacerá dentro de una familia de la casta alta,
tendrá un gran séquito, riqueza abundante y tesoros, y no estará afectado por
la enfermedad, las preocupaciones, o los temores. Su riqueza no será llevada
por la ley, los bandidos, el agua, o el fuego. Incluso si el llega a perder su
riqueza, no estará compungido. Y en innumerables vidas futuras él disfrutará de
paz y alegría en su cuerpo y mente. ¿Cómo puede alguien decir que él recibirá
malas retribuciones?
Antes de dar regalos, el donante
debería de tener fe; mientras está dando limosna, debería de regocijarse; y
después de haber dado, debería de tener paz y alegría. Cuando otros le
soliciten limosna, cuando la guarden, y cuando la usen, el no sentirá dolor. Si
él da como limosna ropas, el estará dotado con una apariencia maravillosa. Si
da comida como limosna, el adquirirá una fuerza física insuperable. Si da
lámparas como limosna, el tendrá unos ojos puros. Si da vehículos como limosna,
el conseguirá paz y alegría en su cuerpo. Si da casas como limosna, el no
estará falto de todo lo que necesite. Puesto que aquel que practica la
generosidad recibe tan buenas retribuciones, ¿Cómo puede alguien decir que
recibirá malas retribuciones?
Además, las buenas retribuciones para
el hacer regalos a un Buda quedan determinados tras hacerlo, tanto que El use o
no use la limosna. Sin embargo, el mérito adquirido por hacer regalos a la
gente o a la Sangha surge de la aceptación del receptor, y del uso de la
limosna. ¿Por qué? Porque el donante erradica su propia tacañería en base al
dar limosna, la cual es además erradicada por el uso del receptor del regalo.
Por tanto, el mérito surge a partir del uso de la limosna. Además, el receptor
del obsequio puede a su vez dar la limosna para que pueda ser usada por otros;
y la Sangha puede utilizarla para su crecimiento. Si uno hace regalos sin
buscar recompensas mundanas, o sin ocasionar que las aflicciones de uno surjan,
entonces uno conseguirá el Fruto Puro Insuperable, llamado “Nirvana”.
Supón que alguien toma la firme
resolución de que cada día el dará comida a otros antes de que él coma nada; y
que si no puede hacerlo, él hará ofrendas a los Budas. Si él no cumple con su
resolución, se siente avergonzado. Si cumple con su resolución, ello llegará a
ser la causa y condición para el desarrollo de la maravillosa sabiduría. Ese
practicante de la generosidad es el más destacado de los donantes. El es
llamado un “practicante de la generosidad eminente”.
Las Retribuciones Correspondientes a la Práctica de la
Generosidad Hecha de Forma Correcta o Incorrecta.
Si uno da limosna a quienes la
solicitan, de acuerdo a sus deseos, en innumerables vidas futuras uno podrá
tener todo lo que quiera. Si uno da regalos puros con una mente pura a los
Campos Afortunados puros, uno recibirá inmensurables retribuciones. Si uno da
vestido y comida con una mente de simpatía y alegre, a su esposa, esclavos, y
sirvientes, en una vida futura recibirá una suerte inmensurable.
Supón que alguien, al ver a los
pájaros y a las ratas comiendo grano en el granero, se apena de ellos, y
piensa: “Gracias a mí, estos pájaros y estas ratas pueden sobrevivir”. Si él se
siente alegre, y no surge un pensamiento de enojo, él recibirá una inmensurable
suerte.
Supón que alguien hace para él ropas,
adornos tales como collares y brazaletes, y diversos recipientes, y está
complacido con estos artículos ya terminados. Si en vez de usarlos, él los da
como limosna, en una vida futura él adquirirá un árbol que otorga los deseos.
Si alguien postula que uno puede
recibir buenas retribuciones sin haber dado limosna, ellos están completamente
equivocados. Si alguien postula que la práctica de la generosidad puede hacerse
sin limosnas o sin regalos, y que si puede ser llevada a cabo con tacañería,
están completamente equivocados.
Has de saber que quien da limosna sin
que se la pidan, quien da a otros aquello que no tienen, quien da más cosas de
las que le piden, quien da cosas mejores de las que le piden, quien enseña a
otros a que le pidan limosna, o quien va voluntariamente a algún sitio a dar
limosna, en una vida futura recibirá muchos montones de tesoros, y las cosas
ordinarias de uno llegarán a convertirse en tesoros.
Si uno da limosna como divertimento,
uno no planta en ningún Campo Afortunado. Si uno da limosna sin creer en la
causalidad, no es llamado práctica de la generosidad. Si uno da regalos tan
solo a los excelentes Campos Afortunados, y le disgusta dar limosna regularmente,
uno no encontrará deleite en dar limosna cuando uno reciba las retribuciones en
una vida futura. Si uno se ha arrepentido después de dar limosna, o roba cosas
para dar regalos, la riqueza que uno obtendrá en una vida futura será consumida
o dispersada.
Si uno regala como limosna cosas que
han sido obtenidas angustiando al entorno de uno, aunque uno recibirá una gran
retribución en una vida futura, será alguien enfermizo. Si uno da limosna
mientras deja de cuidar de sus padres,
llena de dolor a su esposa, y tiene en la miseria a sus sirvientes, uno
es llamado una “mala persona”. Esa generosidad es generosidad falsificada, no
verdadera generosidad. Semejante practicante de la generosidad carece de
compasión, y no recompensa la amabilidad recibida. Aunque en una vida futura él
adquirirá riqueza, él no será capaz de usarla, o será perdida o dispersada, y
será alguien enfermizo.
Si uno da como limosnas las riquezas
adquiridas de acuerdo a la ley, en una vida futura él recibirá una inmensurable
fortuna, y uno podrá usar su riqueza. Si uno da como limosna las riquezas
obtenidas de forma no acorde a la ley, en una vida futura uno recibirá buenas
retribuciones por confiar en alguien y, después de su muerte, uno será pobre.
Un hombre sabio observa en
profundidad las felicidades disfrutadas por los humanos, dioses, y Reyes que
Giran la Rueda. Aunque son maravillosas, son impermanentes. Por consiguiente,
cuando él da limosnas, él no lo hace para conseguir esas felicidades.
Las Retribuciones Excelentes para el Dar el Dharma Como
Limosna.
Buen hombre, existen dos tipos de
limosna: dar riquezas, y dar el Dharma. Donar riqueza es lo inferior, y dar el
Dharma es lo superior. ¿Qué quiere decirse por dar el Dharma como limosna? Se
llama “dar el Dharma como limosna” si alguien entre los monjes, monjas, laicos,
y laicas, enseña a otros a tener fe, a observar los preceptos, a dar limosnas,
a escuchar asiduamente el Dharma, y a desarrollar la sabiduría; si él enseña a
otros a copiar Sutras en papel; si él copia los Sutras del Tathagata y da las
copias a otros para que las lean y reciten. En innumerables vidas futuras ese
practicante de la generosidad recibirá retribuciones excelentes. ¿Por qué?
Tras oír el Dharma, los seres
destruirán la mente del enfado; y por lo tanto en innumerables vidas futuras el
practicante de la generosidad estará dotado con una apariencia excelente. Tras
oír el Dharma, movidos por el amor benevolente, los seres dejarán de matar; por
tanto, en innumerables vidas futuras el practicante de la generosidad tendrá
una vida larga. Tras oír el Dharma, los seres no robarán la riqueza de otros;
por tanto, en innumerables vidas futuras el practicante de la generosidad
tendrá una abundante riqueza. Tras oír el Dharma, los seres abrirán sus
corazones y se deleitarán dando limosnas; por tanto, en innumerables vidas
futuras el practicante de la generosidad tendrá fuerza física. Tras oír el
Dharma, los seres no abandonarán el autocontrol; por tanto, en innumerables
vidas futuras el practicante de la generosidad disfrutará paz y alegría en su
cuerpo. Tras oír el Dharma, los seres destruirán la mente del engaño; por
tanto, en innumerables vidas futuras el practicante de la generosidad logrará
una elocuencia sin impedimentos. Tras oír el Dharma, los seres obtendrán una fe
libre de dudas; por tanto, en innumerables vidas futuras el practicante de la
generosidad tendrá una fe firme.
Similarmente, el practicante de la generosidad recibirá retribuciones
excelentes por enseñar a los seres a observar los preceptos, dar limosnas, oír
el Dharma, y a desarrollar la sabiduría. Por consiguiente, dar el Dharma como
regalo es superior a dar riqueza como regalo.
Dar Limosna a los Fantasmas Hambrientos y a los Espíritus.
Supón que el hijo realiza acciones
virtuosas, mientras que el padre realiza acciones no virtuosas. Algunos
postulan que debido a las buenas acciones del hijo, tras la muerte, el padre no
caerá en ninguno de los tres destinos desafortunados. Su postulado no es
cierto. ¿Por qué? Porque el padre y el hijo hacen acciones de cuerpo, habla, y
mente, que son diferentes. Sin embargo si, tras la muerte, el padre renace como
un fantasma hambriento, el puede recibir los méritos que su hijo le transfiera.
En cambio, los dioses no piensan en las cosas del reino de los humanos. ¿Por
qué? Porque ellos prefieren los tesoros maravillosos que encuentran en los
cielos. Los moradores del infierno están sobrepasados por su propio
sufrimiento, y no tienen la oportunidad de pensar en ninguna otra cosa, por
tanto ellos no pueden recibir los méritos que les transfieran. Lo mismo es
verdad para los animales y los humanos, pues ambos están ocupados con sus
vidas.
¿Por qué solo un fantasma hambriento
puede recibir los méritos que le transfieran? Debido a su codicia y tacañería
en su vida anterior como un ser humano, él se ha convertido en un fantasma
hambriento. Arrepentido de sus faltas, él desea recibir beneficios. Por tanto,
un fantasma hambriento puede recibir los méritos que le transfieran sus
parientes en el mundo de los humanos.
Por tanto, un hombre sabio
diligentemente realiza acciones meritorias para beneficiar a los fantasmas
hambrientos. El adquiere méritos en base a dar ropas, comida, casas, cama, y lo
necesario, a ascetas, brahmines, pobres, y vagabundos. Entonces él recita
mantras y oraciones para que los fantasmas hambrientos reciban los méritos que
él les transfiere. El poder de su aspiración hará posible que los fantasmas
hambrientos los reciban. ¿Por qué? Debido a su tipo de vida. Los fantasmas
hambrientos se alimentan de diversas cosas inmundas: algunos comen pus; algunos
comen excrementos; algunos comen sangre, vómito, y esputos. Después de que
hayan recibido su limosna,
estas cosas se convierten en buena comida y en buenos olores.
Supón que alguien da el agua sucia de lavar los platos a los fantasmas
hambrientos. Incluso aunque ellos no puedan consumirlo, el practicante de la
generosidad aún así estará generando méritos. ¿Por qué? Debido a su compasión.
Si alguien hace ofrendas a la
naturaleza, ¿Quiénes son los receptores? Son aquellos que están presentes en el
lugar de la ofrenda. Si él hace ofrendas cerca de árboles, los espíritus de los
árboles son los receptores. Lo mismo es verdad para los ríos, fuentes,
manantiales, montañas boscosas, y montículos. El practicante de la generosidad
recibirá meritos del hacer ofrendas. ¿Por qué? Porque él hace felices a los
receptores. Los méritos adquiridos a partir del hacer este tipo de ofrendas
pueden proteger su cuerpo y su riqueza.
Algunos postulan que uno puede
adquirir méritos en base a hacer sacrificios con derramamiento de sangre, como
una ofrenda (a los dioses o a un Dios Supremo). Su postulado no es verdad. Del
mismo modo en que uno no puede hacer crecer un árbol de madera de sándalo
sembrando la semilla del fétido árbol eranda,
similarmente uno no puede adquirir méritos en base a poner fin a la vida de un
ser. Cuando uno hace ofrendas, uno debería de utilizar incienso, flores, leche,
mantequilla, o medicinas.
Si uno transfiere méritos a los
fallecidos, uno puede hacerlo en primavera, verano, y otoño, dentro del
segundo, quinto, y noveno mes lunar.
Las Retribuciones Basadas en las Limosnas, los Campos
Afortunados, y las Mentes de la Generosidad.
Supón que un practicante de la
generosidad muere después de haber donado como limosna casas, ropas de cama,
medicinas, jardines, estanques, manantiales, vacas, elefantes, caballos, y
diversas cosas necesarias para la vida. Los méritos adquiridos a partir de su
donación durarán mientras sean utilizadas sus limosnas. Lo seguirán del mismo
modo en que una sombra sigue a su forma. Algunos postulan que los méritos se
pierden a la muerte del que ha dado la limosna. Su postulado no es verdad. ¿Por
qué? Porque los méritos se pierden cuando la limosna es destruida, o cuando ya
no es usada, y no a la muerte del donante. Si aquellos que han renunciado a la
vida en familia desechan comida y bebida durante los festivales, tal como hacen
aquellos que viven en familia, ellos están siguiendo los usos mundanos, pero no
en serio.
Si uno se deleita en hacer regalos de
acuerdo a las preferencias del receptor, ello es llamado “dar”. Si uno da las
partes de su cuerpo, o algo sumamente valioso para uno, como la propia esposa,
es llamado generosidad inconcebible. Si un dignatario acaudalado da regalos a
doce clases de persona-a los malvados, los violadores de los preceptos, los
enemigos, los farsantes, a quienes no creen en causa y efecto, a quienes piden
de forma amenazante, a quienes son regañones, al enojado, al ingrato, al
poderoso, y al rico-es llamado generosidad inconcebible.
Buen hombre, hay tres reglas para la
práctica de la generosidad: 1) dar al pobre movido por la compasión; 2) dar al
enemigo sin esperar nada a cambio; 3) dar al virtuoso movido por la alegría y
el respeto.
Buen hombre, si una persona rica hace
ofrendas a las Tres Joyas durante muchos años, las retribuciones inmensurables
por haber hecho esas ofrendas son inferiores a las retribuciones obtenidas por
persuadir a los otros para que vivan y trabajen en armonía. Si alguien está
avergonzado por las pocas cosas que tiene, o por su escasa calidad, y se niega
a darlas como limosna, el está empeorando su situación de pobreza en la
siguiente vida.
Supón que hay dos donantes. Si sus
limosnas, sus Campos Afortunados, y sus mentes generosas son iguales, ellos recibirán
retribuciones iguales. Si solo son iguales sus limosnas y su mente de
generosidad, el que de la limosna a un excelente Campo Afortunado obtendrá la
mayor retribución. Si sus Campos Afortunados y sus mentes de la generosidad son
inferiores, aquel que de las limosnas más excelentes obtendrá la mayor
retribución. Si sus limosnas y sus Campos Afortunados son ambos inferiores,
aquel que posea una mente de la generosidad más excelente será quien obtenga
mayor retribución. Si tanto sus limosnas como sus Campos Afortunados son
excelentes, aquel que tenga una mente de la generosidad inferior recibirá las
menores retribuciones.
Practicando la Perfección de la Generosidad con Sabiduría.
Buen hombre, cuando un hombre sabio
da limosnas, no lo hace para recibir retribuciones. ¿Por qué? Porque él sabe
que la generosidad es una causa que necesariamente traerá un efecto. Sin
embargo, existen aquellos que no tienen compasión, que no sienten gratitud por
la amabilidad recibida, y no aspiran a las realizaciones de los hombres santos.
La codicia y el apego motivan que envidien sus cuerpos, vidas, y riqueza. Esa
gente no puede dar limosna.
Un hombre sabio observa que los seres
no escatiman sus cuerpos y sus vidas cuando buscan riqueza. Por tanto, si ellos
son capaces de dar su riqueza como limosna, también pueden abandonar sus
cuerpos y sus vidas. Si alguien es demasiado tacaño para dar limosna, el
también codicia su cuerpo y su vida. Si alguien pone en peligro su cuerpo y su
vida para obtener riqueza con la que poder dar limosna, el es un gran
practicante de la generosidad. Si alguien ha adquirido riqueza, pero es
demasiado tacaño para dar limosnas, entonces él está sembrando la semilla de la
pobreza en sus vidas futuras.
Por tanto, en los Sutras Yo digo que
la gente de Jambudvipa
sobresale, con respecto todos los de los Cuatro Continentes, en tres cosas: 1)
su valentía; 2) su atención mental; y 3) sus acciones puras. Aunque son
incapaces de ver cuáles serán las retribuciones de sus acciones, son capaces de
producir las causas. Ellos buscan la riqueza sin escatimar sus cuerpos o vidas,
y dan limosna para erradicar su tacañería. Después de dar limosna, no se
arrepienten. Además, ellos no discriminan entre Campos Afortunados, y campos no
afortunados. Por tanto, ellos tienen valor.
Buen hombre, después de dar limosna,
algunos se arrepienten por tres razones: 1) tiene apego a la riqueza; 2)
sostienen visiones erróneas; o 3) ven las faltas del receptor. Existen otras
tres razones: 1) temen los reproches de otros; 2) temen el sufrimiento tras la
mengua de la riqueza; o 3) ven el infortunio de algunos donantes.
Buen hombre, un sabio no tiene
arrepentimiento antes, después, o mientras está dando regalos. El no tiene
arrepentimiento por tres razones: 1) él cree en la causa y efecto; 2) el
permanece cerca de buenos amigos; y 3) el no tiene apego a la riqueza. El cree
en la causa y efecto debido a que él escucha y reflexiona en el Dharma. El
permanece cerca de los buenos amigos debido a su fe y sabiduría. El no está
apegado a la riqueza porque observa su impermanencia y su vacuidad.
Buen hombre, si un practicante de la
generosidad puede contemplarlo así, y dar las limosnas de este modo, él puede
practicar la Perfección de la Generosidad de forma completa. Como Yo afirme
antes:
1) hay una generosidad que no puede ser calificada como Perfección; 2) hay
Perfecciones distintas de la Generosidad; 3) hay generosidad que es calificada
como Perfección, y 4) hay prácticas que no son ni generosidad, ni Perfecciones.
Atrayendo a los Seres Antes de Hacer Regalos.
Buen hombre, la sabiduría de uno
posibilita que pueda hacer tres cosas: 1) dar como regalo cosas externas; 2)
dar como regalo tanto cosas externas como internas; y 3) transformar a los
seres antes de darles cosas externas o internas.
¿Cómo transforma uno a los seres?
Después de ver a los pobres, uno debiera de preguntarles: “¿Podéis tomar
refugio en las Tres Joyas? ¿Podéis aceptar los preceptos puros?” Si su
respuesta es afirmativa, entonces uno debería de impartirles los Tres Refugios
y los preceptos puros, y entonces darles las limosnas.
Si su respuesta es negativa, uno
debería de preguntarles: “¿Podéis seguirme para decir: “Los fenómenos son
impermanentes, los fenómenos carecen de un “yo”, y el Nirvana es paz”? Si su
respuesta es afirmativa, entonces deberías de darles enseñanzas, y entonces
darles las limosnas. Si ellos te contestan que pueden decir dos cosas, pero que
no pueden decir que “los fenómenos carecen de un yo”, entonces uno debería de
preguntarles: “Si no podéis decir que los fenómenos carecen de un yo, ¿Podéis
decir que los fenómenos no tienen entidad propia?” Si su respuesta es
afirmativa, uno debería de darles enseñanzas, y entonces darles las limosnas.
Si uno puede enseñar primero, y después dar limosna, uno es llamado un gran
donante. Buen hombre, si uno puede transformar a los seres de esta forma, sin
discriminar entre amigos y enemigos, uno es llamado un gran practicante de la
generosidad.
Buen hombre, un hombre sabio que
tiene riquezas y tesoros da los regalos de esta forma. Si él no es rico, enseña
al pudiente a dar limosnas. Si el rico no necesita ser enseñado, el lo ayuda
personalmente a dar las limosnas.
Dar Tratamiento Médico Como Limosna.
Si él no es rico, el debería de
estudiar la ciencia de la medicina y las prácticas del Mantra, y dar cuidado
médico gratis a aquellos que lo necesiten. El debería de cuidar al enfermo y
darle tratamiento. El debería de persuadir a quienes posean medios, que
elaboren medicinas, en polvo, en tabletas, o en pociones. Tras haber logrado un
perfecto conocimiento de la ciencia de la medicina, él debería de practicarla
en todas partes.
Cuando él trata a un paciente, el
debería de utilizar los métodos adecuados. Cuando él entra en contacto con la
inmundicia, no debería de sentirse disgustado. El debería de saber si la
enfermedad del paciente está empeorando o mejorando. El debería de conocer bien
qué clase de alimento y medicina empeorará o mejorará la enfermedad y el
sufrimiento del paciente. Si el paciente pidiera comida o medicinas que empeoraran
su enfermedad, el debería de confortar al paciente con habilidad, sin darle una
negativa rotunda, lo cual podría disgustar al paciente.
Si él sabe que el paciente morirá, él
no debería de anunciárselo, sino que debería de enseñar al paciente a tomar
refugio en el Buda, el Dharma, y la Sangha; y a hacerles ofrendas. El debería
de explicar al paciente que su enfermedad y su sufrimiento son una amarga
retribución para las malas causas y condiciones generadas por él en las
anteriores vidas, y que ahora él debería de arrepentirse de ellas. Si el
paciente se enfada después de oír sus palabras, y lo insulta con un lenguaje
cruel, el debería de permanecer en silencio sin replicar, y no debería de
abandonar al paciente.
Aunque el cuide del paciente, no
debería de esperar gratitud. Si el paciente parece haberse recuperado, el aún
debería de visitarle en caso de recaída. Si el paciente se ha recuperado
completamente, el debería de sentirse muy alegre, y no debería de esperar
compensación por su servicio. Si el paciente muere, el debería de enterrarlo, y
exponer el Dharma para consolar a los familiares y amigos, de forma que ellos
no estén desconsolados.
El debería de dar comida y medicinas
como limosnas. Si un paciente que se ha recuperado de su enfermedad le regala
cosas en su alegría, el puede aceptarlas. Entonces él puede a su vez darlas a
los pobres. Has de saber, que aquel que puede cuidar y tratar a los pacientes
de este modo, es un gran practicante de la generosidad, alguien que
verdaderamente está buscando el Sendero a la Insuperable Iluminación.
Buen hombre, el hombre sabio que está
buscando la Iluminación estudia medicina aunque sea una persona rica, y
construye sanatorios y demás cosas relacionadas; y provee a los pacientes de
comida y bebida, y medicinas.
Dar Diversas Limosnas Mundanas.
Si una carretera está embachada, el
debería de nivelarla y enancharla; y debería de quitar los cardos, piedras, y
suciedad. En los lugares abruptos, el debería de colocar tablas, escaleras de
mano, y cuerdas para los viajeros. En los aledaños de una carretera desierta,
él debería de cavar pozos, plantar árboles frutales, y construir fuentes y
estanques. Donde no hay árboles, él debería de emplazar postes para amarrar a
los animales. En las paradas de descanso, él debería de construir un lugar de
residencia que estuviera provisto con camas, ropas de cama, lámparas, velas,
botellas, y platos. En un rio, el debería de construir un puente, y disponer
balsas. El debería de ayudar a aquellos que son incapaces de cruzar el rio:
cogiendo las manos del anciano, del joven, del demacrado, o del débil, él los
ayuda a cruzarlo. A lo largo de los caminos, el debería de construir estupas, y
plantar flores y árboles frutales.
Cuando él ve a aquellos que están
huyendo del miedo, el debería de esconderlos y distraer a sus perseguidores con
palabras amables y cosas hermosas. Cuando él ve a viajeros en un lugar
traicionero, el debería de ayudarlos a superar los peligros. Cuando ve a
aquellos que han perdido sus hogares y sus familias, él debería de consolarlos
con palabras agradables, y darles todo lo que necesiten.
Cuando ve cansados a los viajeros, él
debería de prepararles su baño, y lavar y masajear sus manos y pies. El debería
de darles cama, y si no fuera posible, disponer paja. Cuando hace calor, el
debería de refrescarlos con sombrillas o ropas adecuadas. Cuando hace frío, el
debería de calentarlos con fuego y ropas. El puede hacer estas cosas, o enseñar
a otros a hacerlas.
El debería de enseñar a los
vendedores en los mercados a ser honestos en el negocio, no engañando a los
clientes para conseguir un pequeño beneficio. El debería de indicar a los
viajeros el camino correcto, y a que eviten el equivocado: el camino correcto
es aquel en el que se encuentra agua y vegetación en abundancia, y que está
libre de bandidos; mientras que el camino equivocado está plagado de
tribulaciones. Cuando él ve a gente con las ropas o zapatos gastados, o
utilizando boles dañados, él debería de remendárselos, lavarlos, o repararlos.
Cuando la gente sufre una plaga de
ratas, serpientes, chinches, o insectos venenosos, él debería de eliminarlos.
El debería de dar a la gente amuletos de la suerte, rascadores para la espalda,
y bastoncillos para las orejas. El debería de coser, zurcir, y lavar la ropa de
los monjes. El debería de disponer en el cuarto de baño: agua pura, pastillas
de jabón, y cenizas limpias. Cuando él fabrica telas y vasijas, antes de
utilizarlas, el debería de ofrecerlas a los Budas, y después a sus padres,
maestros, y preceptores. Para sus ofrendas ante la imagen de un Buda, el puede
hacerlas con incienso y flores.
El debería de dar comida a los
ascetas y brahmines antes de probar él ningún bocado. Cuando haya visitantes
venidos de lejos, él debería de saludarlos con palabras agradables, y darles
agua pura para el baño, y ungüentos para sus pies. El debería de darles
incienso, flores, palillos de sauce para limpiar los dientes, pastillas de
jabón, ceniza, aceite perfumado y agua, higos en miel, ropa interior, y aceite
para el cuerpo. Después de que hayan tomado su baño, él debería de darles, de
acuerdo a sus necesidades, incienso, flores, y medicinas en polvo o tableta; al
igual que comida y bebida. El también debe de darles cuchillas de afeitar,
filtros, agujas, hilo, telas, papel, plumas, tinta, etc. Si él no puede hacer
estos regalos con frecuencia, puede hacerlo cada mes lunar, durante los seis
días de purificación.
Cuando él ve a una persona ciega, él
debería de cogerlo de la mano, darle un bastón, y mostrarle el camino. Cuando
ve a aquellos que han perdido su riqueza o a sus padres, el debería de darles
ayuda financiera, y consolarlos y aconsejarlos con palabras agradables,
hablándoles de las diferentes retribuciones para las malas y las buenas
acciones de uno. Buen hombre, aquel que se entrena en dar limosna de esta forma
es llamado un practicante de la generosidad puro.
Buen hombre, hay dos clases de
Bodhisattvas: aquellos que han renunciado a la vida en familia, y aquellos que
llevan una vida en familia. Es fácil para los Bodhisattvas que han renunciado a
la vida en familia ser practicantes de la generosidad puros, pero es difícil para
los Bodhisattvas que llevan una vida en familia el ser practicantes de la generosidad
puros. ¿Por qué? Porque aquellos que llevan una vida en familia están impedidos
por muchas causas y condiciones adversas.